“Lo lamento señor. Los dolores de estómago punzantes y el color amarillo que usted tiene no están relacionados con el mal funcionamiento de sus intestinos. Lo que usted tiene es un cáncer de páncreas”.
Así es como empieza la historia de estos pacientes. Muchos ni siquiera habían oído hablar del páncreas hasta ese momento. Luego, Google les añade otra mala noticia cuando les explica que el cáncer de páncreas es uno de los peores cánceres y que su esperanza de vida es menor de 10% a los cinco años. Dicho con otras palabras, la mayoría de los enfermos muere antes de los cinco años que le siguen a su diagnóstico. Ése es el destino de alrededor de 450.000 personas en el mundo cada año.
Un carcinoma para cada paciente
Uno de los mayores problemas a los que estuvimos confrontados hasta no hace mucho tiempo fue que, al ver por primera vez a dos pacientes con un cáncer pancreático de características similares (volumen, localización, etc) se deducía automáticamente que los dos pacientes padecían la misma enfermedad. En consecuencia, se los trataba de la misma manera. Desde hace poco tiempo se ha podido establecer que esa premisa es totalmente falsa y que, en realidad, cada paciente tiene un cáncer de páncreas único desde el punto de vista clínico, genético y molecular y, en consecuencia, merecerá un tratamiento personalizado.
El cáncer de páncreas, como una enfermedad única, no existe. Se podría decir que esa denominación encierra tantos subtipos de cánceres de páncreas como personas afectadas. Los tratamientos para este tipo de cáncer son relativamente limitados comparados a otros tipos de cánceres. Cuando el tumor es pequeño y localizado, la mejor opción es la resección quirúrgica. Pero esto es posible sólo en el 10 al 15% de los pacientes. La quimioterapia o la radioterapia, que han demostrado una cierta eficiencia son, lamentablemente, a menudo difíciles de soportar, y lo peor es que sólo muestran un efecto paliativo (retardan la evolución), y sólo raramente curativo. En los últimos tiempos las perspectivas de supervivencia han mejorado bastante ya que hasta hace unos pocos años la mayoría de los pacientes vivía menos de dos años y, actualmente, no es raro ver pacientes que viven más de cinco años. Pero hay que reconocer que, por el momento, de cada diez pacientes con cáncer de páncreas, uno muere antes de los tres meses, cuatro mueren dentro de los seis meses, cuatro entre los 6 meses y los cinco años, y uno sobrevivirá más de cinco años. Esto es el reflejo clínico de la fuerte heterogeneidad molecular que existe entre los pacientes.
Basado en esas constataciones, el equipo de médicos y científicos del Centro de Investigaciones en Cáncer de Marsella, en Francia, bajo la responsabilidad de dos argentinos, los doctores Juan Iovanna y Nelson Dusetti, caracterizó esa heterogeneidad tumoral y logró definir qué es lo que determina, por un lado, la diferencia en la evolución de los pacientes y, por otro lado, por qué ciertos tumores responden a un tratamiento mientras que otros no. Para ello, el equipo desarrolló un “bio banco” con tumores “vivos” provenientes de más de 200 pacientes. Aunque los pacientes hayan fallecido sus tumores siguen vivos en el laboratorio y permiten continuar sus estudios.
¿A cuál se parece el tumor de este nuevo paciente?
Sobre cada uno de esos tumores “vivos” se han analizado las características morfológicas, se registraron sus mutaciones genéticas, las modificaciones epigenéticas, se identificaron todos los cambios en las proteínas y se estudiaron los niveles de todos los metabolitos. Así se logró establecer un “mapa” bioquímico, genético y molecular completo y detallado de los cánceres de páncreas humanos. El análisis bioinformático de los datos integrados permitió definir las características moleculares que se asocian a la evolución de la enfermedad y es así como se seleccionaron los marcadores de interés clínico que predicen la evolución de la enfermedad.
En términos de optimización terapéutica, por un lado, se ha medido el grado de sensibilidad a cada una de las drogas anticancerosas en uso clínico o que se encuentran en fases de desarrollo. Por otro lado, se han desarrollado algoritmos sofisticados, gracias a las herramientas que brinda la bioinformática, lo que ha permitido definir marcadores de buena o mala respuesta a cada tratamiento, con miras a un “tratamiento a la carta” para cada paciente. Es así como se han identificado los marcadores que revelarán a qué droga será más sensible cada tumor. En un futuro cercano, el tumor de cada nuevo paciente será caracterizado a nivel molecular y sus características serán comparadas a la referencia estándar que se ha creado en el laboratorio de los dos argentinos en Marsella. Eso permitirá establecer cuál será la evolución de cada nuevo paciente y cuál es el tratamiento que mejor convendrá a cada uno.
Los futuros desafíos ¿Cómo se procederá para brindar la mejor opción terapéutica a cada paciente?
Actualmente. los pacientes son sistemáticamente biopsiados antes de iniciar cualquier tratamiento. En esa biopsia, de un volumen de 2 a 3 mm3, se recuperan algunas células tumorales a partir de las cuales se analizan todos los marcadores útiles y se establecerá un score de probabilidad de agresividad tumoral y de respuesta a cada tratamiento. Se entrará en la esperada era de la medicina personalizada. Los tratamientos serán entonces condicionados por esas características moleculares, que han sido ignoradas hasta ahora, lo que automáticamente mejorará el pronóstico de todos los pacientes con un cáncer de páncreas mientras se espera el desarrollo de estrategias terapéuticas más eficaces.
*El autor es Médico, doctorado en Ciencias de la UBA. Director de Investigaciones de clase excepcional en el Inserm (Francia) y director del laboratorio de Cáncer de Páncreas, Centro de Investigaciones en Cáncer de Marsella.