Experimentar que la vida de uno o la de terceros esté en juego por ejemplo, puede generar una profunda crisis en una persona, algo que si se prolonga en el tiempo los expertos llaman trastorno postraumático. Para comenzar, lo importante es saber en qué consiste, cómo detectarlo y cómo superarlo.
Según el Dr. en psicología Flavio Calvo (MN: 66869), a lo largo de la vida vamos a pasar por muchos tipos de crisis. Existen crisis que son previsibles, situaciones de dificultad que ya sabemos que van a estar presentes en nuestras vidas, colegio, exámenes, convivencia, muerte de nuestros padres. Estas son las llamadas “crisis normativas”.
Pero además, existen eventos no esperados con consecuencias altamente negativas, llamadas “crisis no normativas”. Cuando algunas de estas crisis son de tipo catastrófico y estuvo en juego la propia vida suelen tener consecuencias que es necesario tener en cuenta. El estrés post traumático está en relación con este tipo de situaciones.
Luego de vivir estas experiencias muchas veces “el cuerpo sigue reaccionando con una respuesta de lucha o de huida, estando siempre en estado de alerta”, según explicó Calvo. Físicamente, “esto conlleva sensaciones de ansiedad, de angustia en el pecho, y la imagen traumática es revivida en sueños o en flashbacks”, agregó.
Lo esperable es que estas sensaciones e imágenes vayan teniendo menor frecuencia y vayan desapareciendo con el tiempo. Sin embargo, en algunas ocasiones esto no ocurre y estas escenas no “se borran”, las sensaciones continúan estando presentes, convirtiéndose en lo que se llama: “Trastorno por estrés postraumático”, es decir, cuando una situación estresante pasa a convertirse en un estrés continuo que quita calidad de vida e imposibilita el desarrollo normal de la cotidianeidad.
¿Cómo debemos proceder frente a un trastorno postraumático?
Según Calvo, frente a una experiencia como esta es necesario en primer lugar poder hablar, contar lo sucedido una y otra vez, porque el ponerlo en palabras ayuda a transitarlo y a expresar esas emociones ligadas a la escena traumática vivida. Es importante trabajar las propias sensaciones de culpa, a pesar de no tenerla, que muchas veces estas experiencias traen, ya que muchos pueden llegar a advertir cierta sensación culpógena de haber sobrevivido a un hecho del cual otros no sobrevivieron.
Por estas razones, es relevante también, escuchar nuestros propios diálogos internos, y transformarlos pudiendo expresarnos a nosotros mismos aceptación incondicional, ya que muchas veces estos diálogos son condenatorios por sentir aún miedo o dolor por el hecho sucedido.
Finalmente, Calvo recomendó que es muy conveniente, más allá de estos datos ofrecidos, consultar con un profesional para poder trabajar estos miedos, estas sensaciones, estos diálogos internos, y lograr un cambio positivo en la vida.
