En las últimas horas, PAMI anunció que logró restablecer el sistema informático en su totalidad en el país y que retomará el sistema de recetas electrónicas. Sin embargo, el hackeo sufrido hace una semana y la posterior resolución de volver a emitir órdenes y recetas en papel, ocasionaron una serie de problemas entre los afiliados.
“Se restablece la receta electrónica y la orden médica electrónica”, precisó el organismo en la tarde de ayer. En un escueto comunicado, PAMI explicó: “Luego del ciberataque a nuestros servidores y como parte del plan de restablecimiento de los sistemas, informamos a todos los médicos y profesionales, clínicas, hospitales y sanatorios, centros oftalmológicos, centros de diagnóstico por imagen, laboratorios y ópticas que en esta primera fase se encuentran operativos los sistemas para la emisión de recetas electrónicas y órdenes médicas electrónicas”.
La obra social de los jubilados precisó que los profesionales de la salud pueden volver a emitir recetas electrónicas como lo hacían habitualmente y podrán seguir emitiendo recetas en papel hasta el 15 de agosto. La vigencia de las recetas en cualquier formato es de 30 días.
“Bajo esta modalidad de sistema mixto, los afiliados podrán asistir a las farmacias tanto con la receta electrónica como con la receta en papel”, se informó oficialmente.
En el anuncio de la restitución de la normalidad en la atención médica de los afiliados, PAMI agregó que “se ha restablecido el sistema de orden médica electrónica en todo el territorio nacional”.
Demoras y dificultades
Aunque en un principio se aseguró que el ciberataque sufrido el pasado miércoles 2 de agosto en el sistema informático de PAMI, que afectó a todo el país, no iba a generar mayores inconvenientes, en las últimas jornadas aparecieron dificultades en el proceso de expendio de recetas. Todo esto demoró y obstaculizó la labor de médicos y farmacéuticos, a la vez que provocó pérdidas de tiempo e idas y vueltas a los consultorios por parte de los abuelos.
“No sabemos exactamente qué fue lo que sucedió, pero todo retrocedió”, indicó la farmacéutica Natalia Violi, encargada de un local en el barrio Dalvian. “Hasta antes de este ataque, el médico, con el número de afiliado y DNI del jubilado, cargaba las recetas en el sistema que está conectado a las farmacias, se le avisaba al cliente y éste se acercaba al local. Rápidamente nosotros por sistema podíamos ver y facturar esa receta”, explicó a Los Andes.
Al menos hasta ayer, por algún motivo que se desconoce, los afiliados debían acudir al consultorio a retirar esas recetas, que en muchos casos son alrededor de 10 por persona, confeccionar, firmar y luego acudir a la farmacia.
“Esta situación nos hace perder muchísimo tiempo y ni hablar de los problemas que se generan entre los abuelos que van a los médicos y hay enormes filas porque las secretarias no dan abasto. Esto mismo sucedió un día, es decir cuando fue el hackeo, pero luego se había normalizado porque podíamos recibir las recetas por sistema. Hoy ya no”, señaló Yamila Arzone, de una farmacia situada en Guaymallén que recibe a diario gran cantidad de afiliados de PAMI.
Ejemplificó con un jubilado que ayer acudió al local con 10 recetas, de las cuales se retiró una hora más tarde con la mitad de los remedios solicitados por errores o dificultades en la letra. Ese afiliado tuvo que regresar para que el doctor reformulara el pedido. “La letra estaba confusa y siempre hay errores. La receta debe estar perfecta para que podamos expender un remedio, de lo contrario el afiliado debe regresar al consultorio para que se reformule”, apuntó la farmacéutica.
“Además, muchos se acercaban con recetas para los siguientes tres meses, así se quedaban tranquilos, algo que hoy no se puede hacer”, agregó.
“Estamos desbordados y los abuelos muy preocupados. Nosotros debemos cargar las recetas de modo manual y las filas se hacen interminables. Volvimos a un sistema muy antiguo y no tenemos precisiones sobre cuándo se retomará la normalidad”, expresó, crítica, Arzone.
Además, sostuvo que una vez sucedido el ciberataque no se habían registrado problemas con las recetas confeccionadas antes de ese día. “Sin embargo, ahora tampoco podemos avanzar con esas recetas. Nosotros estamos al borde del colapso y ni hablar las secretarias y los médicos que atienden afiliados al PAMI”, sostuvo.
Consultado por este diario, el director regional del PAMI, Martín Sevilla, se limitó a reiterar las declaraciones formuladas días atrás, cuando garantizó todas las prestaciones médicas que requieran afiliados y afiliadas.
“Las recetas de medicamentos, órdenes médicas y demás se están realizando en formato papel y nuestros afiliados pueden recibir sus medicamentos o atención médica con la receta u orden médica en papel junto con su carnet de afiliado y DNI, cómo trabajan la mayoría de las prepagas y obras sociales”, manifestó Sevilla. Y aclaró: “Nuestros equipos están trabajando contrarreloj para restablecer el funcionamiento de nuestros sistemas y volver a la normalidad”.
Efectivamente, horas más tarde, él mismo anunció el restablecimiento del sistema informático y la vuelta a la normalidad.
El hackeo provocó el miércoles 3 de este mes un comunicado por parte la entidad, que señaló que había logrado mitigar el ataque pero que todavía no recuperaba en forma completa sus sistemas.
Fue así que la obra social pidió a sus afiliados usar órdenes y recetas en papel mientras combatía el ataque hacker. En ese sentido, los mayores inconvenientes se registraron ese día con medicación oncológica, insulina y relacionada con la presión arterial, algo que los siguientes días se repitió por las demoras en los consultorios.
“En un principio nos quedamos tranquilos porque vimos que el sistema, dentro de todo, se había normalizado aunque implicara recetas en papel, pero hoy estamos preocupados y a la espera de un nuevo aviso”, advirtió la farmacéutica Violi.
Retroceso
Si bien PAMI buscó dar tranquilidad, trascendió en las últimas horas que el hackeo generó consecuencias más graves de las que se habían señalado en un principio. De acuerdo con diario Clarín, prohibieron encender las computadoras a unos 14.000 empleados, mientras que se informaba de casos extremos en que afiliados necesitaban medicamentos que no podían obtener en tiempo y forma.
En Mendoza la situación es idéntica. “Soy yo quien suele hacer los trámites de mi madre, que no puede movilizarse por una serie de patologías, entre ellas, artritis reumatoidea, insuficiencia cardíaca e hipertensión pulmonar. Llegué al consultorio y había 15 pacientes adelante, muchos de ellos sentados, esperando resignados”, contó a Los Andes Soledad García. Mirta, su mamá, no puede esperar por su medicación.
Desde el organismo -la mayor obra social del país, con cinco millones de afiliados- intentaron transmitir tranquilidad a través de mensajes cortos. Sin embargo, en la práctica los problemas desbordan y se preveía que serían más graves en las provincias, justamente, por la centralización. Las filiales provinciales no pueden decidir; no tienen metodología para atravesar una situación de esta naturaleza.
“La magnitud del hackeo es enorme y las consecuencias no salieron todavía a la luz: los afiliados están aprovechando turnos que ya habían tomado y comprando medicamentos, en su mayoría, con recetas cuyas órdenes ya tenían”, dijo una fuente consultada por Clarín horas antes del anuncio del restablecimiento del los servidores de PAMI.
Advirtieron que si no se resolvía, en 15 a 20 días se iba a ver un cuello de botella, tanto con los servicios a los pacientes como con los pagos a proveedores y las licitaciones.
Incluso hubo quienes remarcaban que el restablecimiento del sistema, que tiene la ventaja de ser completamente digital, podía demorar meses. En el PAMI negaban los pronósticos negativos: “En este momento los equipos técnicos están trabajando para restablecer la funcionalidad del sistema, que se realizará en etapas”, advertían, y horas después realizarían el esperado anuncio.
Contingencia
En un comunicado oficial dado a conocer la semana pasada y que rigió hasta ayer, el organismo dijo que todavía estaba trabajando para restablecer la funcionalidad completa de sus sistemas y que había implementado medidas de contingencia para garantizar el acceso a las prestaciones y medicamentos de sus afiliados.
Mientras durara esta contingencia, las recetas y órdenes médicas se realizaron en formato papel, un sistema ya utilizado en la mayoría de las obras sociales y prepagas del país, según PAMI. Los afiliados podían acudir a las farmacias con recetas en papel, firmadas y selladas, junto con la credencial y el DNI.
Se indicó también que el hackeo se produjo en un contexto donde los ataques cibernéticos a entidades públicas y privadas están en aumento. Hace algunas semanas, la Comisión Nacional de Valores (CNV) también fue víctima de un ataque similar.