La fuerte tormenta de anoche y la torrentosa y potente crecida del Río Blanco que se registró en la parte alta de Potrerillos y que arrastró barro, sedimentos y agua por el cauce dejó un tristísimo saldo: dos niños y un hombre muertos, luego de que el auto en que circulaban fuera arrastrado por la crecida cuando intentaban atravesar un cruce del cauce. La pareja del hombre y madre de los dos niños y una adolescente de 17 años, en tanto, sobrevivieron, aunque permanecen internados en una situación delicada.
En el mismo momento en que tuvo lugar el siniestro y luego de que el alud arrastrara algunos metros al Ford Fiesta en el que se trasladaban, se logró dar con los cuerpos sin vida del niño Maku Caliva (6) y de su hermana Alika Kanir Caliva (11). También en el momento fueron rescatados Anaquil Gomez de Oliveira, de 38 años y madre de las víctimas fatales, y su otra hija, de 17 años (las dos permanecen internadas).
El conductor del vehículo -identificado como Oscar Alfredo Caliva (43)-, en tanto, estuvo desaparecido hasta media mañana de hoy. Tras intensos rastrillajes de Bomberos y de personal de Defensa Civil, el cuerpo sin vida de la pareja de la mujer rescatada y padre de los chicos que iban en el auto fue finalmente encontrado en el mismo cauce, 6 kilómetros más abajo del lugar de la tragedia y a la altura de la Comisaría 53 de Potrerillos.
Indignados, vecinos del lugar reclaman obras y cortan la ruta
Entre tanta consternación y dolor por la tragedia que involucró a esta familia oriunda de La Matanza y que desde hace años vivía en Las Vegas (quienes los conocías los llamaban cariñosamente “Los musulmanes” y resaltan que llegaron a la zona cordillerana para vivir “más tranquilos”), entre los habitantes de las villas altas de Potrerillos volvieron a repetirse reclamos y pedidos que, lamentablemente, no tienen nada de novedosos.
Y cerca del mediodía de este jueves cortaron la intersección entre la ruta 89 y la ruta 7, algo que generó algunas demoras, sobre todo para los turistas que se encuentran vacacionando en este distrito de Luján de Cuyo. “Una vez más, la historia de siempre y otras personas muertas. Cada vez que llueve en Alta Montaña, pasa lo mismo con la crecida de los ríos y se tapan todos los puentes. Quienes vivimos en la zona ya sabemos que no hay que cruzar los cauces cuando llueve, pero no todos lo saben. Es increíble que no haya un puente en altura para cruzar por la ruta 89″, destacó Nahuel, vecino de Potrerillos y quien -además- trabaja en una proveeduría de la zona.
Teniendo en cuenta que la familia vivía hace más de 10 años en el lugar, resulta difícil de entender que no hayan estado al tanto del riesgo de cruzar ese puente en medio de una tormenta. Por esto mismo es que la principal hipótesis es que la familia fue sorprendida por la tormenta cuando ya iban en el auto, por lo que intentaron regresar a su casa cuanto antes para ponerse al resguardo.
“No hay ni siquiera un guardarrail en el puente, algo que -por lo menos- sirva como barrera para la mayor parte del alud o la crecida. ¡Con eso alcanzaba y sobraba para evitar esta y otras tantas tragedias!”, destacó a su turno Rosa.
“No existen obras que eviten estos problemas. No hay canalizaciones en las zonas de cruces de ruta o puentes aéreos apropiados para transitar cómodamente, todo esto a pesar del mal clima que existe”, se quejó a su turno Sergio, quien también vive en la zona.
Piden, aunque sea, cartelería
Los vecinos de Las Vegas, El Salto y las otras villas altas de Potrerillos saben que grandes obras como el entubamiento o el tan necesario puente en altura demandarían varios años. Por esto mismo, y aunque sin dejar de insistir en esta necesidad, es que piden a las autoridades provinciales y municipales que -al menos- mejoren la cartelería en el lugar para que alerte sobre los riesgos de crecida de cauces en días de lluvia.
“No hacen obras en el lugar. Si querés vivir en la zona, tenés que ser un baqueano que conozca todos los caminos y sus peligros, porque ni siquiera hay carteles. Son muchos los peligros que el foráneo no conoce”, indicó por su parte José Gulino, quien vive en Las Vegas.