Las plazas de Mendoza nos regalan muchas historias de vida que están escondidas a la vista de todos y merecen ser contadas. Cada fin de semana nos encontramos frente a la fuente de aguas danzantes en la Plaza Independencia, a Santos Nahuel, un vendedor de poesía al paso de 74 años, tal cual lo describe el cartel: “Poesía para todos”. En medio de la vorágine de la era digital, alguien vende sus poemas desde hace más de 10 años.
Con esa apariencia de bohemio parisino, oculto debajo del sombrero, nos recita un verso y comenta del silencio (junto al ocaso citadino), de cuánto ama nuestra provincia y de cuando “el tiempo sin tiempo”, era solo pasión y no tiempo: “Durante el día, para vivir soy docente y terapeuta de terapias alternativas, pero en la noche soy poeta y cantor para no morir...”.
“Desde 1974 que soy poeta, mi maestro fue mi amigo Américo Calí”, asegura. Publicó dos libros: “Septiembre en vos”, de Ediciones Charrúa 1982, con la colaboración de Héctor Bruzzone y el prólogo de Alberto Atienza, y años después en 1986 editó “Grito Solar”, que es una crónica poética de la última dictadura militar de Argentina, esta vez el prólogo era de su amigo Raúl Silanes.
Admite que esquivó los concursos porque desconfía de los parámetros con que puede ser juzgada la poesía.
Poesía para todos
Rocío y Javier, una pareja de españoles, se detuvo a comprar su arte y conversaron durante varios minutos. “El cartel Poesía para todos” les había llamado la atención, confesaron. Las obras grandes cuestan 300 pesos o la oferta de dos por 500 pesos; las chicas cuestan 200 pesos cada una.
Después comenzó a colocar despacio una cinta de madera por detrás a cada obra “Para evitar que a las palabras se las lleve el viento”; Santos es parte del Grupo de Arte Plaza Independencia que los fines de semana venden sus trabajos en el paseo público, una actividad que está reglamentada por la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza.
En el tiempo en que transcurre la charla, el sol se asomó tímidamente y la fuente nos regalaba pequeños arcoíris. “Los días de Zonda, como los de lluvias, o cuando hacen cuarenta grados nos complica la venta, pero aún así no le aflojo a la poesía. Mi arte no es fútbol, aunque el letrero dice que la poesía es para todos, pero no todos son para la poesía”, nos cuenta al final de la tarde.
Luego el tiempo se detuvo ante el último poeta que vende sus obras a quien quiera disfrutarlas en la plaza central de la ciudad de Mendoza.