A unas pocas horas de que entraran en vigencia las nuevas restricciones, los tradicionales cafés del centro mendocino mostraban el interior de sus locales vacíos y clientes sentados en mesas en las veredas, vistiendo ropa de abrigo y desafiando las bajas temperaturas.
Por lo observado en distintos sitios, durante el primer día, la cantidad de personas que eligen parar la rutina y sentarse para tomar “el cafecito de todos los días” se redujo.
Saliendo del microcentro, el café León (calle Juan B. Justo), debió reducir su capacidad a tan sólo 4 mesas, menos de la mitad de una capacidad ya reducida anteriormente al 50%. Al consultar a una moza del lugar, su preocupación y enojo eran evidentes y comentó a Diario Los Andes que el dueño del lugar ya considera hasta la posibilidad del cierre. En el caso de los mozos no sólo peligra su trabajo sino que también ven reducida su capacidad de ingreso económico dado que las posibilidades de recibir una propina se reducen. “Primero hay que esperar que el día esté lindo para que la gente se quiera sentar a tomar algo, y después al sólo haber 4 mesas, hay muy poco recambio, la gente se toma su tiempo lógicamente”, explicó uno de los trabajadores del rubro gastronómico.
En el caso del bar-restaurant “Torito”, la encargada comunicó con desazón que el martes sólo tuvieron en el día una mesa ocupada por 3 personas. Al día siguiente, durante el mediodía, tan sólo 3 mesas. Y a la tarde mantenían la expectativa de 2 reservas para la noche, pero sin la seguridad de que se concreten. Aún resta saber cómo responderá la gente al hecho de estar al aire libre con temperaturas que aún requieren que los locales deban contar con sistema de calefacción.
Julieta, que trabaja en el rubro, considera que esto los afectará dado que la mayor concurrencia de clientes es en horario nocturno.
Emiliano Varela Di Caro, dueño de The Factory Burgers, cuenta que la capacidad se ha reducido a 16 personas. El local es un salón sin patio que puede ser ocupado por aproximadamente 95 personas. Al igual que en el caso de “Torito”, Emiliano comenta: “el pago del alquiler y los sueldos se sostienen con las ventas por delivery y el take away, eso es lo que nos permite no cerrar definitivamente”.
El encargado del Restaurant Anna Bistró consideró que era apresurado hacer un balance de las repercusiones de las medidas y comenta como dato llamativo que desde hace un tiempo las reservas que realizan los clientes son para mesa de 2 personas.
Lo cierto es que más allá de cómo se acomode y se reinvente el sector, mucho dependerá de las condiciones externas. “Los clientes más que nunca estaremos atentos al pronóstico del día antes de realizar cualquier movimiento”, aseguró una joven que siempre se da un tiempo para tomar un café en un bar.
Controles municipales
El endurecimiento de los controles fue una de las advertencias del gobernador Suárez. El encargado de Anna Bistró informó que reciben a agentes municipales que inspeccionan a diario el cumplimiento de los protocolos. Emiliano de The Factory y Juanjo de Justo Al Paso, por el contrario, cuentan que son muy pocas las veces que han tenido inspecciones. “No nos cierren, no reduzcan más, pedimos que controlen más y a todos por igual. Los protocolos se cumplen, la gente misma te lo exige” dice Juanjo, quien se queja de que los inspectores sólo se acercaron al local para informarle que debía pagar el “derecho de vereda” por haberse extendido a la de los vecinos quienes amablemente aceptaron que pusiera mesas para aumentar un poco la capacidad.