Terremoto de 1985: a 40 años de la madrugada de terror que cambió la historia de Mendoza

El violento sismo dejó un saldo de seis muertos, más de 230 heridos y la destrucción de unas 12.000 viviendas. Puso al descubierto las falencias en construcciones y obligó a modificarlas.

Terremoto de 1985: a 40 años de la madrugada de terror que cambió la historia de Mendoza
Montañas de escombros se apilaron en las calles mendocinas. El departamento más afectado fue Godoy Cruz. | Foto: Archivo / Los Andes

Pese al tiempo transcurrido, muchísimos mendocinos no olvidan la madrugada del sábado 26 de enero de 1985, cuando un terremoto de grado 6.2 sacudió el Gran Mendoza, magnitud que asignó el Servicio Geológico de Estados Unidos.

El violento movimiento, de cinco o seis segundos de duración y 12 kilómetros de profundidad, llegó a las 0.06 de ese sábado, una noche calurosa de verano en la que un gran porcentaje de habitantes estaba en pie.

El epicentro se ubicó en la falla de Barrancas (Maipú) y las consecuencias inmediatas fueron la muerte de seis mendocinos, la destrucción de más de 12.000 viviendas, incluido el hospital El Carmen, y una cantidad de heridos que algunas crónicas calculan en 230 y otras elevan esa cifra a 300.

El sismo fue rebautizado como el “terremoto de Villa Hipódromo” porque esa parte de Godoy Cruz resultó la más afectada. Las fotos de la época muestran una zona devastada.

Las plazas y el parque General San Martín se llenaron de vecinos atemorizados que residían en los edificios de Capital y alrededores. En los barrios hacían fogatas y reuniones improvisadas esperando el amanecer. Muchos sectores, en la zona crítica, comenzaron a organizarse por manzanas.

Afortunadamente, la naturaleza golpeó en pleno estío, cuando el ciclo escolar está de receso. Las mediciones de los instrumentos confirmaron que, pese a que el epicentro había sido en Barrancas, los daños de magnitud se produjeron en Villa Marini y Villa Hipódromo.

Sismo en Mendoza 1985 el 26 de enero de 1985.
Sismo en Mendoza 1985 el 26 de enero de 1985.

De hecho, de acuerdo a la escala Mercalli Modificada, que mide la intensidad de un movimiento, fue de grado VII en el epicentro, VI en la mayor parte del Gran Mendoza y VIII en las inmediaciones del hospital El Carmen.

La respuesta sísmica de las estructuras y de los suelos ha dado curso a la actualización de los reglamentos de construcciones. En buena medida, el evento determinó el fin del adobe en la construcción.

El terremoto de Mendoza de 1985 dio origen al Código de Construcciones Sismorresistentes de 1987 que, según la especialista en la materia, doctora ingeniera Noemí Graciela Maldonado (UTN), “no todos los municipios adoptaron y que produjeron desarrollos inmobiliarios con distintos niveles de seguridad, separados por el ancho de una calle”.

La administración del entonces gobernador Santiago Felipe Llaver encaró un plan de reconstrucción de casas para los damnificados, escuelas y hospitales.

Tras el fenómeno telúrico se registraron 22.024 familias damnificadas, de las cuales 8.546 eran propietarias de los hogares que se cayeron y 13.478 alquilaban. Hubo otras 10.845 que utilizaban viviendas que eran inhabitables, que no pudieron volver a usar.

En los cuatro años de la gestión radical se entregaron 32.315 unidades habitacionales y se dejó en ejecución 5.000 más.

Una característica destacable de este evento fue que se produjeron algunos sismos premonitorios, de los cuales dos fueron registrados por la Red Sismológica Nacional. Además, con el correr de las horas y los días, se produjeron unas 280 réplicas del movimiento principal.

Testigo de primera mano

Algunos de estos aspectos fueron confirmados a Los Andes por el ingeniero Eduardo Silva (85), quien en esa época era sismólogo y personal del Instituto Técnico de Investigaciones y Ensayos de Materiales, el desaparecido Itiem.

Muchas construcciones dañadas tras el sismo debieron derribarse por seguridad. | Foto: Archivo / Los Andes
Muchas construcciones dañadas tras el sismo debieron derribarse por seguridad. | Foto: Archivo / Los Andes

El sacudón lo tiró al piso en su casa, la misma que ahora ocupa, ubicada a cuatro cuadras del hospital. Una vez que se repuso, y tras dejar a su familia a resguardo en el patio, Silva se dirigió a la sede de Defensa Civil para sumarse al operativo de respuesta ante la emergencia. “Encontré mucho desorden en los primeros momentos, mucha confusión con órdenes y contraórdenes; inclusive se llegó a rechazar el ofrecimiento de un hospital de campaña que hizo el Ejército”, rememoró. Destacó el valor inapreciable de Radio Nacional Mendoza, que puso en el aire un dispositivo de información para asesorar y orientar a la población sobre cómo proceder.

Para este profesional de la Sismología, Mendoza tiene que superar un pensamiento retrógrado: debido a la baja frecuencia de los sismos en nuestro territorio, se descuida la toma de conciencia ante el terremoto. “Debemos insistir en la preparación y el entrenamiento frente al sismo y las autoridades tienen la primera obligación”, sentenció.

Uno de los departamentos más afectados fue Godoy Cruz. Allí se produjo el derrumbe del viejo hospital El Carmen, que era de 1900. Las 200 personas que se encontraban internadas en el nosocomio debieron ser trasladadas a otros centros asistenciales y no pocos dados de alta.

Peligrosidad sísmica

El ingeniero civil Francisco Calderón tenía 2 años cuando ocurrió el fenómeno. Hoy es investigador del Centro Regional de Desarrollos Tecnológicos para la Construcción, Sismología e Ingeniería Sísmica (Ceredetec), de la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Mendoza.

Citó que el informe del Inpres consideró al episodio de 1985 como un “terremoto de campo cercano”, que implica que, aunque la magnitud fue relativamente pequeña, las intensidades fueron significativas.

Explicó que la mayor parte de los edificios que colapsaron eran antiguos y en general de adobe, los cuales no tenían ningún tipo de diseño sismorresistente, y que existieron daños en edificios de menor antigüedad, aunque habían sido diseñados bajo reglamentos sísmicos. Esto motivó que Mendoza modificara su reglamentación sísmica, lo cual dio como resultado la implementación del Código de Construcciones Sismorresistente de 1987.

Calderón también comentó que el movimiento de hace cuatro décadas ha motivado decenas de proyectos de investigación a través de los años en el Ceredetec. Entre ellos, la amplificación de los efectos sísmicos en Villa Marini, tecnologías de aislación y disipación sísmica, instrumentación sísmica, como así también en el ámbito de refuerzos estructurales.

“Estas investigaciones se centran en la colaboración para el desarrollo de nuevas normativas. Actualmente Argentina cuenta con el Reglamento Inpres-Cirsoc 103, con una filosofía de diseño sísmico más avanzado y actualizado que el Código de Mendoza de 1987. La adopción de este reglamento depende de cada municipio, en la actualidad solamente las municipalidades de Ciudad, Godoy Cruz y Guaymallén (parcialmente) han adoptado dicha reglamentación”, detalló.

Mendoza también adhirió a esta nueva reglamentación para las obras provinciales. El experto propone la implementación de nuevos reglamentos y estaciones sismológicas. “Es de vital importancia para nuestra provincia ya que actualmente el Gran Mendoza es la aglomeración urbana de mayor peligrosidad sísmica del territorio argentino”, concluyó Calderón.

Diario Los Andes, entre los primeros en llegar al lugar

Un equipo periodístico de Los Andes fue uno de los primeros en llegar a la zona del desastre. Lo integraban el fotógrafo Alfredo Ponce, ya fallecido, y Serafín García Sáez, que en ese momento tenía 45 años.

Serafín estaba en la redacción cuando tembló, pero no era su turno, había ido a terminar un suplemento fuera de horario. El tercero en la sede del matutino era el entonces secretario de Redacción, Jorge Enrique Oviedo (luego director), quien organizó la cobertura con García Sáez.

Cuando el cronista y el fotógrafo regresaron de su recorrida, en un corto lapso produjeron sus materiales. En determinado momento se pararon las rotativas, ubicadas sobre calle Amigorena. La edición del 26 de enero tuvo un título a cuatro columnas: “Violento sismo causó/4 muertos en Mendoza”, con dos fotos de Ponce. Otras colegas que se movilizaron en esa madrugada fueron Gloria y Luz Zain, hermanas y aventajadas redactoras, la última ya fallecida.

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