Terminó la primaria a los 55 años, salió abanderada y le regalaron una bici

Sandra, que es bisabuela, terminó la primaria con el mejor promedio en la escuela Cruce de los Andes, del barrio Sol y Sierra, de Godoy Cruz. El municipio le entregó un flamante rodado por ser una vecina destacada.

Terminó la primaria a los 55 años, salió abanderada y le regalaron una bici
Abanderada en su escuela a los 55 años y recibió una bicicleta de premio.

Con una sonrisa ancha y una felicidad inmensa, más por el logro que por el obsequio, Sandra Yañez recibió de manos del Municipio de Godoy Cruz una hermosa bicicleta como premio al esfuerzo.

No es para menos: a sus 55 años el año pasado obtuvo el mejor promedio al finalizar sus estudios primarios, una vieja cuenta pendiente que por distintos motivos no pudo cumplir antes.

“Estoy feliz y siento que el sacrificio valió la pena”, alcanzó a decir a Los Andes, emocionada, esta empleada doméstica y madre de seis hijos. El flamante rodado verde fluor le fue entregado en el Parque San Vicente de Godoy Cruz.

La historia de Sandra no termina allí, ya que con gran generosidad le donó su vieja bicicleta a su hermana Estela, que atraviesa una situación difícil, es cartonera y trabaja en la cosecha de ajo, y debe atravesar enormes distancias para juntar desechos.

El año pasado, con su mejor blusa y acompañada por toda su familia, Sandra –que además tiene 12 nietos y dos bisnietas- finalizó la escuela primaria en el Cebja 3-238 “Cruce de los Andes” del barrio Sol y Sierra, en Godoy Cruz. Lo hizo con el mejor promedio y cumplió uno de sus grandes sueños.

Cursó en el mismo establecimiento que dos de sus nietos: Iván y Jazmín, a quienes solía cruzarse en los pasillos. Otros compañeros le gritaban: “Hola, compa” y ella los saludaba feliz, con la mano en alto.

Por circunstancias de la vida, especialmente económicas, porque fue la mayor de muchos hermanos en un hogar donde el dinero escaseaba, Sandra debió salir a trabajar desde muy pequeña en la cosecha de uva, ajo y tomate.

A los 16 años fue mamá y siguió ganándose la vida como empleada doméstica. Su esposo Hugo, pintor de obras, tuvo que dejar de trabajar a raíz de una discapacidad.

Con su premio en la mano, volvió a pasar por su cabeza las muchas veces que se anotó en la primaria y no pudo finalizarla. Recuerda que de pequeña no tenía dinero ni siquiera para el colectivo y pasó por cuatro escuelas, una de ellas albergue. Así fue que salió a trabajar a las fincas. De adulta también se le interpusieron piedras en el camino.

“La pandemia fue todo un problema porque no me adaptaba a las clases virtuales. Iba a la escuela a buscar las tareas, volvía a casa, las resolvía y regresaba a que me las corrigieran. Así todo un año”, rememora esta mujer, sonriente y optimista, que de chica “admiraba” a los estudiantes universitarios y se proyectaba llevando esa vida. “Los observaba y me preguntaba: “¿Por qué yo no?”, evoca. Hoy, ya en la secundaria, asegura que irá cumpliendo pasos hasta llegar al terciario, su máximo anhelo.

Nacida el 8 de diciembre de 1966, tuvo seis hijos: Hugo (38), Alejandra (36), Leandro (35), Fabián (31), Lucas (26) y Benjamín (14), quien obtuvo una beca de Fonbec y gracias esa ayuda pudo seguir estudiando en la escuela 4-030 Profesor Angel Cervera, de Godoy Cruz.

Valeria, Iván, Jazmín, Nicole, Agustina, Victoria, Sofía, Erik, Joseline, Shirley, Lautaro y Julián son sus nietos. Luz y Loana sus bisnietas.

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