Teatro Pulgarcito: el escenario escondido en el Parque, con vistas a recuperar su valor

Planean remozar el escenario escondido en el corazón del espacio verde. Antiguamente llamado “Pequeño teatro al aire libre”, desde los ‘40 cobijó a decenas de festivales de música.

Teatro Pulgarcito: el escenario escondido en el Parque, con vistas a recuperar su valor
Durante décadas, el Pulgarcito fue sede de todo tipo de shows artísticos, desde representaciones teatrales a festivales musicales. | Foto: Archivo / Marcelo Rolland / Los Andes

En el corazón del parque General San Martín, casi escondido entre las montañas y la flora típica de los cerros mendocinos, se ubica el antiguo teatro Pulgarcito, un espacio cultural que con los años se convirtió en patrimonio histórico de Mendoza. Se trata de un teatro griego ideado por el célebre arquitecto Daniel Ramos Correa durante su intervención al Parque a fines de los ‘40. Aunque el paso del tiempo le dejó visibles marcas, el escenario sigue siendo lugar de expresiones artísticas, mientras espera recuperar el valor que supo tener.

“Pequeño teatro al aire libre” fue, en realidad, el nombre original de este espacio inmerso en lo profundo del parque de todos los mendocinos. Surgió como una especie de hermano menor del “Gran teatro al aire libre”, aquel que hoy conocemos como Frank Romero Day. Y ambos fueron, además, parte del plan de obras que Ramos Correa ideó para el Parque, que incluyó la remodelación del Cerro de la Gloria y el traslado y ubicación del zoológico al pie de este.

El arquitecto, uno de los más importantes en la historia de Mendoza, fue director de Calles, Parques y Paseos de la Provincia entre 1938 y 1944, tiempo en el que ideó, planificó y ejecutó la intervención sobre el pulmón verde de Mendoza. “Si bien fue proyectado y ejecutado a principios del siglo XX, el proceso que experimentó tuvo un hito muy particular en la década del ‘40, que fue muy valorado en el ámbito arquitectónico provincial y nacional por la acción de Ramos Correa”, analizó Horacio Chiavazza, director de Patrimonio cultural de la provincia.

En el pequeño teatro al aire libre se ve actividad frecuente de distintos espectáculos, más allá de su notable deterioro.| Foto: Archivo / Marcelo Rolland / Los Andes
En el pequeño teatro al aire libre se ve actividad frecuente de distintos espectáculos, más allá de su notable deterioro.| Foto: Archivo / Marcelo Rolland / Los Andes

“Él planteó la construcción de este pequeño teatro griego asociado al sector donde estaba el antiguo zoológico”, continuó Chiavazza. A los pocos años, el espacio cambió de nombre por decreto y fue denominado en relación a la antigua academia de arte “Pulgarcito”, fundada en 1932 por la profesora Blanca Della Torre Vicuña de Tudela.

Aquellos años, al local situado en Belgrano 1135, de Ciudad, concurrían cerca de 3.000 personas por domingo a los espectáculos del famoso teatro. “En honor a ese nombre, se lo terminó denominando así”, confirmó el director de Patrimonio, quien además explicó por qué es importante el teatro Pulgarcito para la provincia: “Tiene un valor significativo en la medida en que forma parte del conjunto patrimonial que representa el parque General San Martín”.

Así lo confirmó la declaración del lugar como Parque Histórico, momento en el que el pequeño teatro fue incluido como uno de los bienes más relevantes del principal espacio verde de Mendoza.

Emblemático y original

El teatro Pulgarcito está ubicado específicamente en Avenida de los Plátanos, entre las calles Gerónimo Sosa y Thays, del parque General San Martín. Con capacidad para aproximadamente mil personas, sus particulares gradas de madera en forma de herradura y el foso de agua que lo separa del escenario lo distinguen sobre el resto.

“La gradería es baja y bastante disimulada, con las hondonadas del propio paisaje de ese sector. Separa la gradería y el escenario una pequeña laguna que genera mejores efectos acústicos”, detalló Chiavazza. El patrimonialista también resaltó su estilo “rústico”, con una construcción fundamentalmente de roca, “que es una nota características de la intervención que hizo en distintos sectores Ramos Correa”, según apuntó.

La fama del pequeño teatro al aire libre no es de estos tiempos, sino prácticamente desde su creación. En una nota escrita por el célebre arquitecto uruguayo Juan Scasso, ganador del concurso para el Plan Regulador de Mendoza qué se realizó en 1941, el especialista destacó “una entera justeza de adecuación funcional y estética entre el espacio -la naturaleza- y su uso”.

Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

“Correas creó en medio del hueco verde que quedó libre, al amparo de una abundante y desarrollada arboleda, utilizando una depresión natural del terreno, el Teatro Infantil”, continúa el escrito, que puede leerse en “Pensamiento y Obras” (1999) del arquitecto Jorge Alejandro Cremaschi.

Durante varias décadas, el Pulgarcito fue sede de todo tipo de shows artísticos. “Se llevaban adelante representaciones teatrales y se hacían innumerables festivales musicales de todo tipo, de rock en adelante. Desde la década del ‘40 funciona. Entonces, estamos hablando de 82 años”, dijo Chiavazza al respecto. Hasta el día de hoy, inclusive, en el teatro se ve actividad frecuente, más allá de su notable deterioro.

La controversia de intervenir el patrimonio

Sólo basta recorrerlo para notar que el paso del tiempo ha hecho lo suyo sobre el pequeño teatro al aire libre. De hecho, en el Registro de Bienes Patrimoniales de Mendoza figura que su nivel de deterioro es alto, además de un estado de conservación medio y nivel de protección alto. Aunque no adelantaron detalles, desde la Dirección de Parques y Paseos Públicos de la provincia confirmaron a Los Andes las intenciones de intervenir con obras el lugar.

Este tipo de iniciativas en el parque San Martín no son nuevas y suelen generar opiniones contrapuestas al tratarse de un sitio con valor histórico y patrimonial. Ocurrió recientemente con la emblemática calesita, que será removida a la rotonda donde estuvo antiguamente y, en su lugar, se construirá un polo gastronómico y de servicios.

Por este hecho se presentó, por ejemplo, una serie de notas a la Fiscalía de Estado en reclamo de la situación de deterioro del Parque, la falta de obras de riego y contención en el Cerro de la Gloria y más. Uno de los firmantes fue el arquitecto Roberto Dabul, quien manifestó a este diario su postura: “No hacen las obras imprescindibles para sostener mínimamente lo que tienen que sostener, pero tienen recursos para hacer obras de cotillón”.

Según explicaron desde la Dirección de Parques y Paseos Públicos, aún no se sabe qué obras se realizarán en el teatro Pulgarcito, ya que el proyecto se encuentra en sus primeros pasos de estudios preliminares. En la última nota presentada, Dabul y Luis Alberto Giachino pidieron al fiscal de Estado que “tome alguna medida que esta vez vaya para el lado de la protección del patrimonio provincial, porque hasta ahora eso no ha ocurrido”.

Sin conocer los detalles de qué se haría en el Pulgarcito, ya que todavía no recibe la solicitud de evaluación patrimonial, Horacio Chiavazza opinó que “las intervenciones tienen que atender una doble dimensión: del valor patrimonial y de hacerse eco de los requerimientos actuales que tiene a partir del uso que demanda la población”.

Foto: Archivo / Marcelo Rolland / Los Andes
Foto: Archivo / Marcelo Rolland / Los Andes

El director de Patrimonio profundizó explicando que el parque General San Martín “reviste gran parte de su valor patrimonial en la medida que forma un conjunto sistémico y que, en definitiva, posee una secuencia desde la gestación de la idea hasta la actualidad, que ha pasado por distintas etapas”.

“Justamente esa historia es la que hay que ir tratando de conservar en los valores positivos que ha ido acumulando. Y, al hacerlo, siempre las intervenciones tienen que tratar de mantener esa plusvalía, sobre todo en el núcleo histórico. Por eso, más allá de cuando se instala como proyecto en 1896, es muy importante considerar hitos como el que fue toda la intervención que hizo Ramos Correa en la década del ‘40″, continuó el patrimonialista.

Por ello, en cada intención de realizar obras o intervenir sectores del Parque “se ingresa en términos de un equilibrio para que, sin perder su identidad, pueda ir respondiendo a las demandas de uso que actualmente tienen los mendocinos, que en definitiva para eso es el Parque. Aunque eso tampoco lo justifica que lo transformes todo, sino que tenés que mantener esos valores”, concluyó Chiavazza.

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