“La partida al cerro Santo Tomás de Aquino es desde Puerta de la Quebrada (base del Cerro Arco) y se da aviso del ingreso, ya que es propiedad privada. Tomamos hacia el oeste, unos 100 metros a nuestra izquierda encontramos una tranquera, hay que ir por el río seco, el mismo que conduce a la Piedra Isidris”, comenta el montañista Diego Jofré.
La subida al Arco es la más conocida de la zona, ya que se trata de unos de los cerros más altos de los cercanos a la Ciudad (1.600 msnm). Pero existen cumbres vecinas aun más atractivas, aunque presentan mayores dificultades y requieren de un turista con algo de experiencia.
El Santo Tomás es uno de ellos, y desde su cumbre se puede apreciar la belleza de la precordillera y el valle del área metropolitana.
Jofré resalta que continúan hacia el oeste por la quebrada del río Casa de Piedra “y la consigna de la travesía es dejarse llevar por ese bello sendero que se interna en las montañas. A los 3,9 km de recorrido por el río, llegamos a la división señalizada entre el camino a Isidris y al cerro. Aquí comienza la trepada que demanda cierto esfuerzo y si no tenés bastones de trekking, se aconseja tomar un palo que servirá de mucha ayuda”. El deportista cuenta que apenas se recorren 100 metros de la subida “a nuestra espalda nace un paisaje encantador: las cumbres del Arco, El Áspero”.
“Tras un esfuerzo importante, llegamos al portezuelo del Santo Tomás de Aquino, donde están la pirca y la cruz”, que marcan la llegada al sitio.
Sobre el nombre del cerro, comenta que hace unos años un grupo del colegio Santo Tomás de Aquino lo ascendieron y pusieron una cruz allí.
El cerro está a unos 1.660 metros, es de dificultad moderada y el paseo representa 12 kilómetros (ida y vuelta). “Este sendero puede servir de base para continuar la marcha a cerros como el Gateado, a unos 7 kilómetros entre ida y vuelta desde el Santo Tomás”, dice.
Andrés Gutiérrez, que acompañó esta vez a Jof´re, explica que es la primera vez que subió hasta el Santo Tomás. “Es más exigente que el Arco. Tardamos 75 minutos en la subida, a un ritmo tranquilo. Es un camino serpenteante, escarpado. Vale el esfuerzo. Es increíble las mejores vistas que tenés comparada con las del Arco”. Para él, lo fundamental para programar la salida es “tener en cuenta el pronóstico, fuimos un día nublado y en varios sectores no veíamos nada. Es fácil perderse, más de lo que uno cree, lo bueno es que tenés señal de celular”, agrega Andrés, quien llevó agua para hacer la esforzada caminata, además de fruta y sándwiches.
Sobre la caminada al Santo Tomás, el experimentado montañista Domingo Álvarez explica que es “una ascensión a la que el uso la transformó en la cumbre que precede al Cerro Arco. Siguiendo por el mismo filo se llega al Cerro Gateado, caminata que requiere mayor estado físico”.
Álvarez recomienda otra opción: “El Cerro Áspero, con una altura de 2157 msn. Este ascenso es más exigente y requiere experiencia”.