El yaguareté, declarado Monumento Natural de Argentina, es una especie en peligro de extinción, víctima de la caza ilegal y la pérdida de hábitat, entre otras amenazas. A principios de siglo XX su hábitat alcanzaba hasta la Patagonia argentina, pero desde entonces su distribución se redujo un 95 %.
Junto con la Administración de Parques Nacionales y el apoyo de organizaciones como la Fundación Rewilding y distintos actores de la sociedad civil, llevamos adelante una serie de iniciativas para preservar y recuperar esta especie, en el marco de nuestro Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté.
El yaguareté en Corrientes
Tras 70 años de ausencia, el yaguareté volvió a formar parte del hábitat natural de la provincia de Corrientes, tras la liberación de tres ejemplares, Mariua y sus cachorros Karai y Porá, en enero de 2021. El proceso se amplió en abril con la reintroducción de otros tres ejemplares, Juruna y sus cachorros Sagua’a y Sãso.
La acción se logró gracias al trabajo del Centro de Reintroducción de Yaguareté, un espacio ubicado en el Parque Nacional Iberá, cuyo fin es generar ejemplares que luego puedan ser liberados, ya sean animales de origen silvestre y rehabilitados, o bien cachorros nacidos en el Centro a partir de padres provenientes de cautiverio.
El yaguareté es una especie emblemática que forma parte del patrimonio natural y cultural de la provincia, a pesar de haber sido declarada extinguida de este ecosistema a mediados del siglo XX.
El yaguareté en Chaco
En el Parque Nacional El Impenetrable trabajamos para preservar a los últimos yaguaretés del Chaco argentino el tiempo que damos los pasos necesarios para ampliar la población existente. En ese marco, y luego de años de situación crítica, se produjeron los primeros nacimientos de cachorros, lo que permite avanzar hacia una mayor presencia de la especie en este ecosistema.
La situación del yaguareté en la región chaqueña es crítica. Se estima que menos de 20 ejemplares recorren las millones de hectáreas de este inmenso territorio, donde el yaguareté continúa representando un emblema del patrimonio provincial
Luego de años de intentar registrar sin éxito la presencia de yaguaretés en El Impenetrable, a fines de 2019 se constató la presencia de un macho joven en las costas barrosas del Bermejo. Esto dio inicio a un minucioso trabajo, que implicó el traslado de una yaguareté del Centro de Reintroducción del Parque Nacional Iberá, y que concluyó con el nacimiento de los dos cachorros, un hito en el proceso de recuperación del yaguareté en el Chaco.
Reintroducción y concientización
Los cachorros de yaguareté –que en general nacen dos, como todos los felinos– nacen con los ojos cerrados y casi sin capacidad de desplazamiento. Las primeras semanas son muy dependientes de su madre, que pasa casi todo el tiempo con ellos. Poco después del mes de vida comienzan a recorrer distancias muy cortas alrededor del sitio donde nacieron y recién a los dos meses son capaces de realizar algunas recorridas junto a su madre.
Debido a que las causas que determinaron la extinción de esta especie en determinados espacios territoriales no están resueltas, los procesos de repoblamiento tienen una proyección de dinámicas especiales. Es por eso que junto con la Administración de Parques Nacionales trabajamos de manera interinstitucional para articular mecanismos de participación local, de modo de sensibilizar a los pobladores rurales y otros actores sociales.
Se viene el Día Internacional
El 29 de noviembre se conmemora el Día Internacional del Yaguareté, una fecha que busca celebrar y concientizar sobre la conservación de la especie. Originalmente, el yaguareté habitaba desde el norte de la Patagonia argentina hasta el sur de Estados Unidos. Debido a su amplia distribución geográfica, la misma especie es llamada de diversas formas según la cultura y región en que habitaba: yaguareté, el pintado, onça pintada, nahuel, tigre americano, jaguar, balam, entre otros. Sin embargo, su hábitat y por ende su población, se están reduciendo: En la Argentina quedan menos de 250 yaguaretés, habiéndose extinto en Uruguay y El Salvador.
Es considerado una especie “indicadora” de la salud del ambiente, porque cumple una función importante en el mantenimiento de sistemas naturales que proveen de servicios ecosistémicos vitales para el bienestar de la naturaleza y las personas. Por ello, su conservación y la de su hábitat protegen indirectamente a otras especies de flora y fauna, y asegura una naturaleza sana para las personas.
Además, es un predador tope, es decir, que se encuentra en la cima de la pirámide alimenticia. Esta condición, sumado a que requiere grandes extensiones de territorio para vivir, hace que sea una especie muy sensible a las alteraciones del ecosistema, e incluso llega a ser el primero en desaparecer cuando el hábitat se deteriora. Debido a ello, y la importancia que cumple para el ambiente y las personas, se trabaja tanto en su conservación y recuperación.