Los Chimeno son una banda de folklore que en los últimos años se transformó en referente del género en Mendoza, y en Cuyo. Además, son conocidos por ser una familia dedicada a la música ya que Ricardo, Juan Pío y Franco (alias Pacho) Chimeno comparten la banda con su cuñado Pablo (Paclo) Calderón. Sus peñas y sus participaciones en la 100.9 Estación del Sol hicieron que estos hermanos acercaran el folklore a muchas generaciones nuevas, pero el último tiempo no fue fácil.
Como todos los artistas su trabajo se vio afectado por la pandemia de coronavirus, ya que se suspendieron los shows en vivo, sobre todo en ésta época de fin de año cuando los festivales y las fiestas de las vendimias departamentales generaban el gran colchón económico para afrontar el resto del año.
Con las ganancias las bandas se van equipando y van comprando instrumentos, pero después cada artista decide si quiere tener algo más especial con ese dinero y ese fue el caso de Pío, que se dio un gran gusto: se compró una guitarra que lo acompaño durante gran parte de su carrera, pero que por la crisis que viven los músicos tuvo que, entre lágrimas, venderla.
Todo se comenzó a complicar desde que se decretó la cuarentena por el Covid-19 y se suspendieron todos los shows. Como todos los artistas, los ahorros comenzaron a desaparecer y las deudas y préstamos crecieron.
Con el correr de los meses, la situación comenzó a estar más complicada y por eso Pío tomó una dolorosa decisión: vender ‘su’ guitarra, una Epiphone SST.
“Esa guitarra la tengo hace 15 años y me la compré con las primeras ganancias. Por eso me dolió publicarla… porque era mi viola”, cuenta todavía emocionado.
“La busqué, las busqué hasta que la encontré y me la compré porque tenía que ser ‘ese’ modelo” y esa guitarra era una electroacústica maciza con cuerdas de acero y que según Pío “tiene un sonido más dulce”.
Juan Pío (su nombre como figura en el DNI) cuenta que la pasaron mal porque su mujer es maestra jardinera, un rubro que corrió la misma suerte que los músicos: no podían trabajar.
“Mi mujer es maestra jardinera y los dos nos quedamos sin trabajo y me quedé sin crédito en todos lados, mis hermanos me ayudaron hasta donde pudieron y por eso puse en venta la guitarra”, cuenta acongojado.
También contó una historia con su hija: “Cuando la publiqué lloraba como loco y me vio mi hija y dentro de su inocencia me decía que no la vendiera porque era mi guitarra y yo lloraba el doble porque no podía explicarle que lo hacía porque no teníamos más plata”.
Lo sorprendente fue que después de la publicación le llegó un vendaval de mensajes para ofrecerle ayuda: “Después de que la publiqué me escribió mucha gente ofreciéndome trabajo, hasta me ofrecieron un auto para yo lo venda, me quede con la plata y que después se la devolvía. Una locura”.
Hasta que sonó el teléfono y la historia dio un giro inesperado: “Apareció una persona que me escribió a las 2 de la mañana por Facebook diciendo ‘tengo el efectivo, comunícate conmigo’ y no le contesté y después de meditarlo toda la noche y de darme cuenta que no me quedaba otra opción me levanté al otro día y le escribí. Automáticamente me respondió, me pidió el DNI para hacerme la transferencia, me transfirió el dinero de toque… cuando vi que me entró el dinero rompí en llanto porque dije ‘la vendí’ y me dolió mucho”.
Todo parecía ir sobre rieles porque el objetivo de vender la guitarra para tener el dinero que iba a pagar las cuentas y que le iba a dar de comer a su familia estaba cumplido, pero todavía faltaba algo más: “Me pidió el número de teléfono y me llamó ahí nomás y cuando vi el número era larguísimo y cuando lo atendí me dijo que era de Estados Unidos. Ahí me puse peor porque pensé en todos los trámites que iba a tener que hacer para hacerle llegar la guitarra hasta allá y el dinero que me iba a salir hasta que me dijo: ‘te compro el instrumento, pero instantáneamente te lo regalo porque es tuyo’. No lo podía creer”.
La voz del otro lado del teléfono era de Víctor Vázquez, un mendocino oriundo de Guaymallén que vive en Dallas, y que vio la publicación en Facebook y decidió darle una mano.
“Él me cuenta que ayuda a mucha gente y esta vez me tocó a mí”, cuenta Pío y señala “me dijo que nunca pierda la fe y ese es el mensaje que quiero transmitir porque yo la estaba pasando mal y nunca perdí la fe y así apareció Víctor”.
Por obra de magia las cosas comenzaron a mejorar y la frutilla de la torta fue la confirmación que podrán volver a tocar frente al público: “De ahí en más comenzaron a pasar codas buenas, como si hubiera cambiado el chip, y entre las buenas noticias llegó la habilitación para poder volver a trabajar”.
LA VUELTA AL RUEDO
La historia de la guitarra tiene un final feliz, ya que este sábado Los Chimeno vuelven a los escenarios y será en el Teatro Mendoza y las entradas se pueden comprar en Entradaweb y tiene un valor de $400.
La cita es a las 21.30 (puntual) y la banda prometió que estarán “todos los temas nuevos que presentamos durante estos meses, además de clásicos de discos anteriores” y tendrá una extensión de una hora por eso ya prepararon un arsenal de canciones (20) para que todos disfruten.
“Cómo no van a poder bailar por los protocolos, la idea es que canten con nosotros”, asegura Pío.
En cuanto al futuro, aseguró que harán la temporada de verano en Mendoza: “Tenemos idea de hacer el verano acá por eso visitaremos todos los teatros de la provincia, que por suerte hay muchos, y podremos hacerlos cantar”.