Los últimos años, cada vez que se anuncia la tasa de mortalidad infantil, se habla de un registro histórico. Es que se trata de un indicador que mantiene una tendencia sostenida al descenso y este año, volvió a suceder.
La tasa en Mendoza no sólo volvió a bajar sino que desde el Gobierno local destacan que la provincia está por debajo del promedio nacional, entre otros aspectos que resaltan.
“En 2016, cuando empezamos nuestra primera gestión, 50 niños menores de un año fallecían en su domicilio sin acceder oportunamente a los servicios de salud. Como contraste y con satisfacción, quiero anunciarles que durante 2023 ni un solo niño falleció en su domicilio y que la tasa de mortalidad es casi 3 puntos menor a la de entonces. Eso es porque hemos trabajado duro para sostener políticas sanitarias que han llevado a Mendoza a ser una de las provincias con menor tasa de mortalidad infantil, teniendo 5,5 defunciones cada mil nacidos vivos, lo que expresa una tasa muy inferior a la media nacional”, anunció el gobernador Alfredo Cornejo ante la Asamblea Legislativa el pasado 1 de mayo.
Efectivamente, en 2022 había sido de 6,6 por mil nacidos vivos, en 2021 fue de 6,9, fue de 7,5 en 2020 y de 8,1 por mil nacidos vivos en 2019. Ese año tuvo un leve incremento respecto de los 8 cada mil nacidos vivos de 2018.
La tendencia al descenso ha sido imparable desde el año 2000 en Mendoza, según se aprecia en los registros de la Dirección de Estadísticas y Censos (DEIE)
Como para tener una noción, en el trienio 2000-2003, el promedio de la tasa en la provincia fue de 12,5 con lo cual, se redujo a menos de la mitad en estos años y bajó 7 puntos. En el trienio 2010-2013 logra romper la barrera de los dos dígitos y marca 9,7.
En 1999 se habían contabilizado 489 fallecimientos de bebés antes del año de vida, en 2023, fueron 111, menos de un cuarto y por debajo de los 143 de 2022.
El mismo escenario que se observa a nivel nacional y en la región, aunque con disparidades, aunque se señala que se observa una ralentización del descenso.
Desde el gobierno de Mendoza destacan la baja de la mortalidad infantil domiciliaria, que hace unos 10 años en Mendoza “era un problema, cuando llegó a ser la segunda provincia con más mortalidad domiciliaria”.
Causas
Para la gestión, las mejoras se atribuyen a la continuidad de los cuidados desde la maternidad hasta los centros de salud a través de turnos priorizados y el compromiso de los equipos de salud al otorgar altas a los niños de alto riesgo tanto social como biológico.
En Mendoza, las muertes infantiles ocurren 72% dentro de los primeros 28 días de vida, al igual que en el resto del país, pero se ha logrado un descenso importante en lo referente a la mortalidad neonatal: actualmente, 4 por mil nacidos vivos, puso en relieve el Ministerio de Salud.
“Esto, sin duda, tiene que ver con el manejo de los pacientes prematuros gracias a los equipos de neonatología que tienen capacitación continua, tanto para enfermería como para médicos. Por otro lado, hay que remarcar el acceso a la tecnología para todos los niños debido a la regionalización perinatal que permite que cada bebé nazca en el lugar que le corresponde según su complejidad”, expresó el área.
Esto se expresa en que hubo un aumento de la sobrevida de los bebés nacidos con menos de 1.500 gramos, que ha alcanzado un promedio de 75% en general y 83% cuando nacieron en las maternidades IIIB, que son aquellas con recursos para abordar casos de mayor complejidad y con requerimientos especiales, tal el caso de los hospitales Lagomaggiore y Schestakow. Por ello apuntan a sostener la política de que todos los embarazos de alto riesgo sean atendidos en estas maternidades, donde los equipos de salud están entrenados en el manejo de esos pacientes y cuentan con los insumos y tecnología acorde a sus necesidades.
Este aspecto fue puesto en relieve por la directora de Maternidad e Infancia de la provincia, Mónica Rinaldi. Explicó que 80% de los bebés prematuros ha nacido en maternidades con las condiciones necesarias para su atención. Esto es parte de una estrategia que desplegó el área hace unos años de categorizar las maternidades lo que favorece la derivación adecuada. En ese marco, apuntó que mejoró la sobrevida de los prematuros: fue del 75% en el total provincial y era de 70% en 2022. Pero aumentó a 83% en el Lagomaggiore y a 82% en efectores privados. “Es decir, mientras nacen en un lugar donde tienen experiencia, tienen la tecnología adecuada, los enfermeros calificados, aumenta muchísimo la sobrevida”, destacó. Asimismo, no ha cambiado la cantidad de prematuros pero controles más adecuados durante el embarazo también logran mejoras.
El doctor Ernesto Olcese, jefe del servicio de Perinatología del hospital Lagomaggiore, la mayor maternidad de la provincia, conoce la situación de primera mano. Consideró que las mejoras tienen que ver sobre todo con un mejor manejo de las situaciones por parte de los servicios de Neonatología, con personal más capacitado y la incorporación de tecnología.
Explicó que en lo que tienen intervención desde el hospital es en mortalidad neonatal precoz, que son los niños menores de un año. Dijo que se observa una tendencia progresiva a la baja en niños prematuros que hoy reciben mejor atención lo que da más chances de sobrevida y que sostienen con mejores resultados la vida de niños de 700 u 800 gramos. Desde su punto de vista, al haber bajado el embarazo adolescente también ha impactado en esto ya que muchos de ellos llegan pretérmino.
Pero también señaló, el impacto positivo de hacerse mejorado los controles durante el embarazo lo que permite que las personas gestantes y sus bebés lleguen en mejores condiciones al parto.
Las causas de las muertes infantiles fueron : perinatales (52%), malformaciones (34%); externas 5,1%, infecciosas 3% y otras (6%). Además, en 2023 hubo 4 defunciones infantiles de causa externa: dos por accidentes de tránsito y dos por maltrato infantil. No hubo otras causas de muerte extrahospitalarias.
Contexto desafiante
En este contexto el desafío es avanzar sobre lo que llaman “núcleo duro”, una situación difícil de revertir, al que se llega a medida que se disminuye la tasa. La mayoría de los fallecimientos son neonatales, es decir antes del mes de vida, lo que se atribuye a deficientes controles durante el embarazo, atención del parto o en neonatología y malformaciones. Pero se suman las condiciones socioeconómicas como un condicionante que aporta viento en contra.
Para Rinaldi, sostener esta tasa es un desafío. Pero además aceptó que las condiciones socioeconómicas pueden tener impacto. Explicó que la mortalidad neonatal (antes de los 28 días desde el nacimiento) depende de la atención hospitalaria pero pueden incidir en la post-neonatal. “Que no haya acceso al sistema de salud, que las condiciones ambientales sean pobres y todos los factores afectan”, comentó.
Un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA (ODSA-UCA) expresa algunos datos comparativos sobre la situación de Argentina al respecto.
Lo hizo con dos informes de divulgación: “Mortalidad infantil y materna en los países de América Latina y el Caribe” y “Mortalidad infantil y materna: su asociación con las vulnerabilidades socioeconómicas y geográficas en Argentina”
Allí se resaltan los avances en la reducción de la mortalidad infantil gracias a medidas preventivas, al tiempo que se señalan desafíos persistentes en cuanto a la equidad en el acceso a servicios de salud.
Explica que la evolución de los indicadores de mortalidad infantil y materna en la Argentina es positiva y ubica al país entre los mejores de la región, se mantiene por encima de países vecinos como Chile y Uruguay.
Pero como contrapartida, se observa un estancamiento en las mejoras los últimos años. Desde 2018 se ralentizó el descenso en mortalidad infantil y otro tanto ha pasado en lo concerniente a mortalidad materna (TMM) durante la última década. Con datos del Ministerio de Salud de la Nación, de todas formas, la UCA expresa que la tasa de mortalidad infantil (TMI) en menores de un año siguió una evolución muy positiva entre 2005 y 2022, pasando de 13,3 cada mil nacidos vivos a 8,4. Por aquel entonces Mendoza tenía 6,7 muertes de menores de un año por cada mil nacidos vivos, a lo que refirió el gobernador y último dato disponible.
El dato argentino se mantiene por encima de países vecinos de la región como Chile y Uruguay.
Rinaldi mencionó que pese a la tendencia general hay provincias que ya han cerrado datos de 2023 y ven con sorpresa que ha aumentado, tal el caso de Corrientes que llegó a 11 y Neuquén, que dijo que siempre tuvo bajo este indicador y el año pasado monstruo un ascenso.
Para Olcese, en prematuros o bebés que nacen con algún riesgo influyen las condiciones socioeconómicas y situaciones de consumo de sustancias por parte de las personas gestantes.