Lourdes Sánchez vive en Guaymallén, es Comunicadora Social, tiene 34 años y a los 15 ingresó a la Scouts en Mendoza. Allí estuvo hasta los 21 años, en las distintas ramas que incluyen esas edades (primero como “Caminante” y luego como “Rover”); mientras que luego se desempeñó como educadora durante algunos años más. Eso le permitió, entre otras tantas cosas, viajar a Rumania en varias oportunidades y no solo conocer ese país europeo sino, además, fundar y coordinar el grupo de voluntarios en una zona rural de Transilvania en la que vivían apenas 3.000 personas (Centro Scout Nocrich) y prácticamente ni se hablaba de scouts.
La de Luli es solo una de las tantas -prácticamente infinitas- historias que uno puede llegar a escuchar o reconstruir dentro de la Asociación Scouts de Argentina, que celebra en 2022 sus 25 años de vida en Mendoza –aunque el scoutismo ya lleva más de 100 años en la provincia y en el país-. El cronograma de actividades para celebrar esta fecha tan significativa por demás variado, a tal punto de que comprende hasta enero del 2023. La primera de ella será el CAMES (Campamento Mendocino de Educadores Scouts), que se va a realizar el próximo fin de semana en el Camping Municipal de Lavalle.
“El movimiento scout en Mendoza lleva más tiempo, pero se cumplen 25 años de la Asociación Scouts de Argentina en Mendoza. Antes había otras organizaciones, pero en 1997 se unieron y Mendoza pasó a ser la zona 28″, destaca por su parte Clara Pereira, directora zonal de los scouts de Mendoza. “Hoy hay más de 1.500 chicos y chicas afiliados en los 18 grupos de Mendoza y con edades que van desde los 5 hasta los 21 años. La propuesta educativa –que es no formal- permite una extensa gama de actividades y el método está dividido en distintas ramas, siempre respetando el espíritu de sus inicios que proponen que, través de la observación y exploración de la naturaleza, los chicos pueda tener distintos roles en la comunidad”, sostuvo Pereira.
“Pasar por los scouts a mí me ha dejado amistades de por vida, que se han transformado en familia, la posibilidad de descubrir otras culturas y dimensionar que el método scout es siempre el mismo y que, en cualquier país, el objetivo es el mismo. Uno de los lemas es ‘aprender haciendo’, y así fue como –por ejemplo- que aprendí rumano”, explica a su turno Lourdes Sánchez, que actualmente se desempeña como asistente zonal de Relaciones Internacionales en Mendoza.
La historia de los scouts en el mundo y en Argentina
El término “Boy Scouts” prácticamente quedó en desuso ya, sobre todo si se tiene en cuenta que era el que se utilizaba en sus comienzos y cuando solo eran “niños exploradores”. Sin embargo, los tiempos cambiaron, todo se aggiornó y actualmente hay niños y niñas por igual. Por esto mismo es que, a nivel internacional, se habla simplemente de “scouts”.
“El movimiento scout surgió a fines del siglo XIX en Inglaterra, de la mano de Robert Baden-Powell. A través de la observación y la exploración de la naturaleza en base a sus visitas a África, Baden-Powell comenzó a ver que a los niños se les podía asignar distintos roles y tareas de enfermería y de cocina, por ejemplo. Cuando regresó a Inglaterra, observó una situación crítica en cuanto al ocio. Y, en base a sus vivencias y desde su experiencia en la naturaleza, entendió que podía brindársele a los niños oportunidades de crecer y desarrollarse”, rememora Clara Pereira, quien agrega que así fue como el creador de los Scouts mandó a hacer sus primeros folletos a las imprentas.
El concepto de los Scouts (Boy Scouts por aquel entonces) llegó a Argentina antes que el mismísimo Baden-Powell. Incluso, en 1909 –cuando el referente llegó por primera vez al país-, fue recibido en el puerto de Buenos Aires por un grupo de niños que ya estaban vestidos con la ropa de exploradores. “Era la misma ropa que él publicaba en los folletos. De hecho, en algún libro él escribió que en Argentina primero estuvieron los niños exploradores y después la organización”, agrega la directora zonal de Mendoza de la asociación.
El perito Francisco Josué Pascasio Moreno fue uno de los principales impulsores de la Asociación de Boy Scouts en Argentina, que tomó impulso a partir de 1912 y luego de la visita de Baden-Powell a Argentina y otros países americanos. De a poco comenzó a desarrollarse el scoutismo en Argentina y en las ciudades más importantes.
“En Mendoza, en 1913 surgió lo que se llamó Compañía Los Andes de Boy Scouts y a partir de ese momento comenzó a hacerse importante el movimiento con una era de actividades en la Cordillera de los Andes. En 1917, para el Centenario de la Batalla de Chacabuco (en Chile), scouts mendocinos, de Uruguay y de Chile protagonizaron el primer cruce de los Andes. Luego hubo otro en 1955, uno más a principios del siglo XXI y en 2010 (para el Bicentenario de la Patria) se hizo una convocatoria de scouts que salieron de Mendoza, hicieron campo base en Uspallata y llegaron hasta Valparaíso (Chile), donde los esperaban los scouts de ese país”, destaca la referente mendocina.
Los y las scouts en Mendoza
Actualmente hay 18 grupos de scouts en Mendoza y están muy cerca de tener presencia en todos los departamentos de la provincia. Por lo general, los encuentros semanales son los sábados por la tarde y muchos de ellos se dan en las sedes de distintas parroquias. Pero algunos tienen sus propias instalaciones, aunque la mayoría de las veces los propios encuentros consisten en campamentos, bicicleteadas o caminatas. A excepción de una cuota anual que se destina al seguro para poder realizar tranquilamente las actividades al aire libre, no se cobra ninguna cuota ni mebresía.
Al igual que ocurre en todo el mundo, las distintas ramas se dividen según las edades. Los más chiquitos (5 y 6 años) son “Castores” y las actividades se centran en juegos, entre los 6 y los 10 años son “Lobatos”, de 11 a 13 años es la rama “Scout” , de 14 a 17 años siguen los “Caminantes”, mientras que de 18 a 21 años son “Rover”.
“En todas las ramas hay características propias que hacen al trabajo en equipo, la alegría absoluta ante distintas situaciones, la tarea colaborativa y el servicio a los demás. En las ramas más chiquitas se visualiza como hacerle un favor a alguien, mientras que en la rama ‘Scouts’ es lo que se llama ‘la buena acción diaria’. En el ‘Caminante’ se habla de solidaridad, mientras que para los ‘Rover’ es servicio a la comunidad. En todo momento, en todas las ramas la misión es formar a los chicos para que jueguen un papel constructivo en la comunidad”, sintetiza Clara Pereira.
Actividades para conmemorar los 25 años
-12 y 13 de marzo: Campamento Mendocino de Educadores Scouts (Cames), Lavalle. El domingo habrá, además, una Feria de Organizaciones en el Parque Nativo de Lavalle, para visibilizar las acciones de ONGs que también trabajan en forma voluntaria.
-Fines de abril: Ascenso al cerro Arturo Penny. Caminata de entre 6 y 7 horas. Descubrirán una placa en el lugar por los 25 años de la Asociación Scouts de Argentina.
-Del 7 al 11 de octubre: Jamboree (encuentro) zonal. Participarán todos los scouts de Mendoza.
-Enero 2023 (cierre). Caminata al Cristo Redentor y encuentro con Scouts de Chile.
En primera persona
Luli, como llaman a Lourdes Sánchez sus amigos y quienes la conocen, tiene en claro que ser scout “es para siempre”. Además de sus etapas como “Caminante” y como “Rover” y de sus experiencias en Rumania (país al que viajó en 3 oportunidades y donde fundó el grupo ya mencionado), también fue educadora desde 2008, desempeñándose en la manada de “Lobatos” y entre los “Caminantes”. Actualmente es, también, asistente zonal de Relaciones Internacionales en Mendoza.
“Pude combinar mis dos pasiones: mi carrera y el movimiento scout, ya que me pude graduar de Comunicadora Social con un proyecto audiovisual promocional sobre el centro de scout en Rumania”, aclara con alegría la profesional.
“Disfruté muchísimo de mi etapa de ‘educadora’ del Grupo Scout Cristo Rey. Nos reuníamos los sábados y era lindo poder encontrarse con chicos u chicas de distintas edades y con un mismo objetivo. ¡Se siente como una familia!”, reflexiona la comunicadora.
De todas sus vivencias como scout, no quedan dudas de que la más especial es aquella que la vinculó a Rumania y la llevó en varias oportunidades a aquel país. “En 2013 tuve la oportunidad de ir por primera vez a un voluntariado en un centro scout internacional de Rumania. En un principio era por 3 meses, pero la propuesta se fue renovando. En 2015 la repetí y allá me ofrecieron crear y coordinar un grupo de voluntarios, que se extendió hasta 2016. Fue algo único, nos manejábamos con el inglés, convivíamos 24 horas con scouts de diferentes ciudades y era todo en una zona rural en Transilvania”, recuerda.
En Nocrich, Luli Sánchez fue la encargada de coordinar el primer centro de scouts y de lograr que en ese pueblo rural sus habitantes hablen por primera vez de esta actividad. Su función fue la de vincular a los chicos del pueblo con scouts de otros países, hablando un rumano muy básico y arreglándoselas con el inglés. “Era la única argentina y poder ganar la confianza de la gente del pueblo fue una locura. En 2013 se cumplían 100 años del movimiento Scout y participamos de un campamento en Bucarest. Recuerdo que la gente del pueblo no tenía dinero para mochilas y bolsas de dormir, por lo que hicimos una campaña para poder conseguirlas. Y los chicos estaban felices porque era la primera vez que salían del pueblo”, recuerda Lourdes.
El concepto de que el espíritu de los scouts termina por convertirse en un vínculo familiar no es una frase hecha. Y bien lo sabe Luli, que a fines de 2019 viajó una vez más a Rumania, aunque esta vez para visitar a los amigos que hizo allá y para pasar las Fiestas de fin de año.