La Semana Santa es, junto a la Navidad, el momento más importante del año para la comunidad y la Iglesia Católica, por lo que se vive con mucha intensidad. Durante una semana, a través de celebraciones y ritos, los fieles conmemoran los últimos días de vida de Jesús entre los hombres.
La semana comienza con el Domingo de Ramos, una jornada en la que se recuerda la llegada de Jesús a Jerusalén. Las celebraciones duran siete días, entre los que se encuentran tres de los más importantes: el Jueves Santo, el Viernes Santo y el Sábado Santo. Todo finaliza con el Domingo de Pascua, día en el que se recuerda la resurrección de Jesús.
El primero de los días, el Domingo de Ramos, se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en medio de la gente que lo aclamaba. Según el evangelio de Mateo, “la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino y otros cortaban ramas de los árboles y las tendían en el camino”. Es por ese motivo que los fieles asisten a una misa especial con ramos de olivos, momento en el cual se hacen ceniza los olivos del año anterior, y se renueva la bendición sobre los nuevos ramos.
El siguiente día importante es el Martes Santo, donde se desarrolla la Misa Crismal, una celebración presidida por el obispo y concelebrada con los presbíteros que, en un gesto de comunión y sinodalidad - que significa “hacer camino juntos”-, renuevan juntos las promesas sacerdotales. Allí también se consagran los Santos Óleos, “con los cuales se asiste y santifica al santo pueblo fiel de Dios en diversos sacramentos como el bautismo, la confirmación y la unción de los enfermos” durante el resto del año.
El Miércoles Santo, si bien no es de los más destacados, marca el final de la Cuaresma y el inicio de la Pascua.
La Semana Santa continúa con el Jueves Santo, cuando comienza la etapa más solemne con este día en particular, conocido por realizarse el gesto del lavatorio de los pies y conmemorarse “La Última Cena”. “El Jueves Santo recordamos la Última Cena del Señor, la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio”, explicaron desde la Arquidiócesis de Mendoza.
Crucificción y resurrección
Durante todo el año y en todo el mundo, el calendario litúrgico de la Iglesia Católica sólo tiene un día sin misa: el Viernes Santo. Pese a ello, es otro de los días más importantes para los fieles y tal vez el más intenso, ya que ese día se revive la Pasión, crucifixión y muerte de Cristo.
Para ello se realiza el Vía Crucis, una de las ceremonias más populares en la que miles de fieles, en pueblos y ciudades, salen a las calles para evocar el recorrido de Jesús previo a su muerte. En el caso de Mendoza, la cita principal será en el Calvario de Carrodilla, Luján, a las 10 de la mañana. Se espera que, como cada año y luego de haber sorteado las celebraciones virtuales a causa de la pandemia de coronavirus, este año retome su habitual convocatoria y miles de fieles se reúnan para rezar.
A las 15 habrá otro en el Cristo de las Viñas, en Cruz de Piedra; mientras que a las 21 se hará en Ciudad, comenzando por calles Martín Zapata y Rodríguez. En todos ellos estará presidiendo monseñor Marcelo Colombo.
Un día después, el Sábado Santo, tiene lugar la celebración de la Vigilia Pascual, por lo que también es conocido como “Sábado de Gloria”. Es un día de luto para los cristianos por la muerte de Jesús, de modo que no se celebra la Eucaristía. Sin embargo, este día comienza la espera solemne de la resurrección de Cristo. “Es también la conmemoración de Jesús en el sepulcro y de su descenso al abismo o a los infiernos. En la noche de este día se espera la resurrección de Jesús y se lleva a cabo la Vigilia Pascual, la principal celebración cristiana del año”, explicaron a Los Andes desde la Arquidiócesis de Mendoza.
Finalmente, el séptimo día de esta semana es de celebración por la resurrección de Jesús. “La Pascua es la celebración en la que los cristianos creen que Jesús resucitó el domingo tras morir el viernes en la cruz”, resaltaron desde la Iglesia mendocina.
En cuanto a las costumbres de este día, detallaron que “si bien no hay una tradición estricta sobre la comida, las familias cristianas se suelen reunir el domingo y participar en la misa para conmemorar que Jesús resucitó para salvar al pueblo de Dios”.