Una cuarta parte de los hogares urbanos de la Argentina (22,8%) informaron la presencia de venta o tráfico de drogas en la manzana, vecindario o barrio al que pertenecen, según datos difundidos hoy por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
“Tanto las estadísticas disponibles como la experiencia cotidiana en los centros de salud y las propias familias dan cuenta de un aumento significativo durante las últimas dos décadas, tanto en el avance del narcotráfico como en las prácticas de consumo de sustancias psicoactivas, de manera particular, entre los adolescentes y jóvenes, y con mayor penetración y visibilidad en los sectores más vulnerables y marginados de la sociedad”, se detalló en el estudio.
Según Télam, el informe también reveló que “la prevalencia se incrementa de manera significativa en el Conurbano bonaerense” y “otras grandes áreas metropolitanas”.
”Los estudios el Observatorio de la Deuda Social Argentina permiten observar que esta tendencia retrocedió auspiciosamente en el año 2020, durante el período de mayor aislamiento social en el marco del escenario Covid-19, pero que rápidamente, tanto la oferta narcotraficante como la demanda de sustancias psicoactivas -así como el consumo de alcohol- se recuperó rápidamente durante 2021, incluso, en niveles superiores a los precedentes a la pandemia”, agregaron.
Así, según el Reporte sobre la Presencia de Venta/Tráfico de Drogas en los Barrios Urbanos de la Argentina elaborado con datos de la Encuesta de la Deuda Social de la UCA, correspondientes al período julio/octubre de 2021 relevados para una muestra de 5.680 hogares representativos de la Argentina urbana, el 23% de los encuestados refirió que existe venta o tráfico de drogas en la manzana, vecindario o barrio en el que vive.
En la Ciudad de Buenos Aires, la prevalencia es del 11%, registrándose un incremento “significativo” en el Conurbano Bonaerense (23%), otras grandes áreas metropolitanas (29%) y el resto urbano (27%).
Por otro lado, los resultados evidencian mayor presencia de venta o tráfico de drogas en los sectores de mayor vulnerabilidad socio-ocupacional, ya que entre los hogares de sectores bajos marginales la percepción de venta o tráfico de drogas a su alrededor aumenta hasta el 41%.
En ese sentido, los hogares que se encuentran en villas de emergencia o asentamientos precarios refieren en casi un 60% que existe venta o tráfico de drogas en su manzana, vecindario o barrio.
Otra forma de evidenciar el mismo fenómeno surge de la comparación por nivel socioeconómico: cuatro de cada 10 hogares en condición de pobreza, perciben comercio drogas ilegales en sus alrededores, frente a un 15% de los hogares no pobres. Al mismo tiempo, tres de cada 10 hogares con niños se encuentran ubicados en zonas con presencia de venta o tráfico de drogas.
En cuanto a la performance de la variable “vigilancia policial”, el estudio muestra que la venta o tráfico de drogas es percibida por la mitad de hogares correspondientes a barrios en donde es nula o baja la presencia de las fuerzas de seguridad (en general, en sectores de trabajadores pobres o marginales); y por sólo 13% de los hogares en vecindarios donde existe permanente control (en general en barrios de clase media baja o media alta).
Por otro lado, 52% de los hogares que perciben a sus vecindarios como inseguros (en general, en sectores de trabajadores pobres o marginales), respondieron afirmativamente sobre venta o tráfico de drogas en ellos; pero uno de cada diez hogares que se encuentran en barrios percibidos como seguros registra igualmente presencia de drogas en su vecindario (en general, en los sectores de clase media baja o media alta).