Hace 30 años, en el mes de diciembre, la provincia de San Luis se despertó horrorizada ante el descubrimiento de los cuerpos sin vida de dos chicos de 10 y 11 años que vivían en Villa Mercedes.
Pocos recuerdan los nombres, porque todos identifican el caso como Luna-Martinez. Los cuerpos con múltiples lesiones aparecieron en un canal de riego. Uno tenía sus manos atadas a la espalda y al otro le habían anudado el cuello con un alambre de pua.
Por el hecho y a pedido del gobernador Adolfo Rodríguez Saá, se detuvo a la familia Amitrano. El padre y sus cuatro hijos fueron torturados y encarcelados por más de un año, tiempo en que se demostró que eran inocentes.
Mucho tiempo después la Justicia culpó del doble crimen a un reconocido delincuente que estaba detenido.
Por este caso Los Andes me envió, junto a un fotógrafo, a San Luis y cuando entrevistamos a Adolfo no solo no quiso hablar sino que prácticamente nos obligó a abandonar la provincia.