El clima de convivencia escolar ha empeorado después de la pandemia, según observan quienes trabajan en los colegios y analizan la temática. El tiempo de aislamiento tuvo su impacto sobre las habilidades para socializar en los chicos y costó el retorno y la revinculación. Además de los desafíos que esto implica en el trato cotidiano se sostiene que tiene un impacto sobre el rendimiento académico, un plus sobre el bajo desempeño académico que ya se aprecia en un segmento del alumnado, atribuíble a factores multicausales y que se busca revertir.
“Sin dudas hay un impacto, cuando hay un mal clima escolar se perjudica el aprendizaje de los estudiantes, lo primero que hay que crear es un buen clima escolar”, sostuvo Emilio Moreno, director de Educación Secundaria de la Dirección General de Escuelas.
Esta apreciación es unánime entre los consultados, así como el hecho de que los problemas de convivencia se han incrementado en la pospandemia.
“Desde inicio de año decimos que hay más denuncias por parte de directivos y docentes de distintos temas, incluido indisciplinas, violencias en general y bullying en particular. Lo que teníamos sobre todo los dos últimos años era un aumento del ciberbullying, pero con el aislamiento no había cara a acara y cuando volvimos volvimos mal”, sostuvo el psicopedagogo Alejandro Castro Santander, quien hace 16 años fundó el Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica de Cuyo.
Problemas para socializar
El psicopedagogo hizo referencia a que se trata de algo que se aprecia en otros países de la región y del mundo. “Unicef señaló que durante la cuarentena se había incrementado la violencia intrafamiliar en más de un 140% así que sabíamos que los chicos no iban a venir bien y apenas se inició el ciclo lectivo fue el comentario de todos, lo mismo se ha visto en México, Perú y Chile o sea que es un fenómeno global”, apuntó.
Dijo que desde que comenzó el año hay coincidencia de los dichos de docentes y directivos de Mendoza en que los chicos volvieron distintos: volvieron indisciplinados y con casos de violencia muy concretos.
Pedro Suárez, director de la escuela Federico García Lorca coincidió: “El sujeto del aprendizaje en ciclo básico, el que más ha sentido la pandemia, porque estaba en el final de la escuela primaria ha cambiado respecto del alumno que teníamos antes”.
Explicó que no ha tenido ese proceso de socialización que le da la escuela en el que aprende a controlar sus impulsos y a convivir: “Hoy sus respuestas son más violentas, pero también exige otra espera de parte nuestro colegio y hemos generado acciones, se empezó a trabajar en la convivencia desde que entran a izar la bandera”.
La Encuesta Rápida sobre la situación de la niñez y adolescencia 2022 realizada por Unicef en 6,3 millones de hogares y 27 millones de personas también se hizo eco de la situación. Allí, en 19% de los hogares consultados se planteó que en la escuela hay alguien que está sufriendo algún tipo de violencia o bullying y en referencia a los hijos propios la respuesta positiva llegó a 13%.
En tanto, un 24% de las y los adolescentes indicaron haber presenciado una situación de bullying en sus escuelas y un 7% indica haberla sufrido personalmente.
La psicopedagoga Alejandra Gómez lo dijo con absoluta certeza: “Se ha complejizado la buena convivencia y el bienestar en el aula luego del regreso del confinamiento”.
Trabaja en tres escuelas de educación secundaria y ha observado que cuando tuvieron que asistir todos los alumnos con la presencialidad plena, luego de haberlo hecho en burbujas, en muchos cursos continuaron los subgrupos, les costó integrarse nuevamente.
“Esto influye en el desempeño académico, obviamente que el clima escolar es fundamental con respecto al rendimiento de los alumnos, esto es la participación, la escucha, la colaboración entre pares, la tolerancia y es algo que quiero subrayar: hay muy poca tolerancia. Desde lo individual, la tolerancia a la frustración y desde lo grupal el poder aceptar la diversidad y esto trae aparejado el tema de la violencia, física y sobre todo psicológica y algunas situaciones de bullying”, detalló.
Cuestión social
“Lo que se manifiesta en la escuela no es más ni menos que lo que se transita en la sociedad: la poca tolerancia o violencia entre pares”, advirtió Graciela Rodríguez, licenciada en Trabajo Social e integrante del equipo técnico de la Dirección de Secundarias Orientadas.
La psicopedagoga Mónica Coronado opinó en el mismo sentido: “Puedo afirmar que hay un registro de más situaciones de confrontación, de tensión, de dificultad para establecer lazos y vínculos, para tratarse con amabilidad, con cuidado y tiene que ver mucho con un contexto social de gente que está muy preocupada por una situación de hiperinflación, de incertidumbre constante”. Y continuó: “También por el enojo que hay cotidianamente, por las pocas oportunidades que hay para disfrutar y tener alegría o de la tristeza también, a veces en los niños y adolescentes es muy común que manejen la tristeza como enojo y se traduzca en burlas, en empujones, en actos de discriminación o de bullying”.
Aseguró que el clima escolar tiene mucho impacto en el rendimiento escolar porque distrae, porque hace que el chico este a la defensiva o en alerta permanente porque teme ser atacado o este muy incómodo permanentemente.
“Para los chicos que van a la escuela a veces con ese enojo que traen de su casa o ese malestar que viven y que hace que se comporten de manera agresiva también se distraen del objeto escolar que es ir aprendiendo o el objeto de aprendizaje”.
Explicó que la atención sobre lo social ya sea para defenderse o para incomodar a otro hace que ellos bajen el rendimiento, entonces es muy común que cuando un niño o una niña está viviendo una situación de acoso de burla, de discrimianción, de maltrato dentro del ámbito escolar baje mucho su rendimiento, de hecho, es un indicador de que algo no está del todo bien en la escuela.
Intervenciones
Castro Santander consideró que no hay una mirada exitista en esto, ni en la provincia, ni en el país ni en la región, todos hablan de un incremento y muchas veces las intervenciones son posteriores, cuando hubo casos y se aplica el protocolo, es decir que se llega tarde cuando ya hay casos concretos y lo que se atienden son muy pocos generalmente cuando son muy ruidosos y más si tienen dimensión mediática. Desde su punto de vista decir otra cosa sería ir contracorriente de lo que sucede en América Latina y en el mundo.
En cuanto a la detección desde la dirección de Educación Secundaria dijeron que siempre se perciben de un modo u otro. Por otra parte, destacan que los gabinetes psicopedagógicos son una pieza clave que interviene desde adentro de la escuela con equipos interdisciplinarios a los que se suman otras instancias externas como programas de atención de la salud mental.
“De alguna manera se expresa y se ve, el preceptor es una pieza clave en el sistema porque está todos los días con los chicos y los conoce, además hay gabinete psicopedagógico y por eso en secundaria se detecta más rápido y se actúa más rápido”, dijo Moreno.
“Lo menos visible se demora más quizás pero el mal clima escolar se detecta, se siente cuando uno entra al aula”, remarcó. “Esas situaciones las trabajamos con programas de salud adolescente, salud mental, programa de adicciones, asesorías de salud, se busca lograr un clima escolar favorable a la trayectoria del estudiante”, sumó Rodríguez.
Las escuelas realizan jornadas de reflexión, talleres con estudiantes, incluyendo también a las familias.
El impacto en las trayectorias no se ha medido. En primaria, interviene la Doaite, Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario a las Trayectorias Escolares, cuando los casos son complejos: En 2019, en cuanto a acoso entre pares intervino en 183 casos, 105 en 2021 y hasta agosto de este año han sido 119. “Es cierto que la Doaite, volviendo de la pandemia, cuadruplicó la cantidad de talleres preventivos con el tema de acoso entre pares porque suponíamos que íbamos a volver con ese tema al rojo vivo”, dijo el responsable, Miguel Conocente.