“Saqué fuerzas de donde no había”: la historia del mendocino que sobrevivió al hundimiento del Belgrano

El 2 de mayo de 1982, tras ser atacado con dos torpedos británicos, el crucero ARA General Belgrano se hundió en el Atlántico Sur y durante la Guerra de Malvinas. En total, 323 personas fallecieron en ese triste episodio. Un marino mendocino que iba a bordo del buque recuerda los instantes previos, el momento del ataque y el difícil naufragio que se extendió por más de dos días en el frío mar.

“Saqué fuerzas de donde no había”: la historia del mendocino que sobrevivió al hundimiento del Belgrano
Rodolfo Sevilla, el tripulante mendocino que naufragó y sobrevivió al hundimiento del Crucero Belgrano en Malvinas. / Orlando Pelichotti - Los Andes

Durante la tarde del domingo 2 de mayo de 1982, cerca de las 16, el Crucero ARA General Belgrano recibía el impacto del primero de los dos torpedos que le originaría una herida mortal (el segundo impactó segundos después). Junto con el hundimiento del Belgrano, fallecieron 323 argentinos que iban a bordo del buque (casi la mitad del total de argentinos caídos en la guerra del Atlántico Sur). Casi 12 horas antes, alrededor de las 3 de la mañana, se había activado la alarma que indicaba que la embarcación había ingresado a la zona de exclusión que habían dispuesto las tropas británicas en el contexto de la Guerra de Malvinas, la misma que había comenzado un mes antes (el 2 de abril) en esa parte del mundo.

“El Belgrano ya había girado 180° y estaba en plan de abandonar la zona en dirección al continente cuando recibió los impactos de los torpedos. Nos hundieron en un ataque traicionero que fue denunciado en organismos internacionales, porque los ingleses dispusieron unilateralmente la zona de exclusión”, recordó el mendocino Rodolfo Sevilla (61), uno de los 1.093 tripulantes que habían zarpado el 16 de abril y con destino al Sur para custodiar las aguas internacionales durante el conflicto bélico. Tenía 21 años por aquel entonces, era miembro de la Marina y fue uno de los náufragos que sobrevivió al hundimiento.

Rodolfo Sevilla, el tripulante mendocino que naufragó y sobrevivió al hundimiento del Crucero Belgrano en Malvinas. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Rodolfo Sevilla, el tripulante mendocino que naufragó y sobrevivió al hundimiento del Crucero Belgrano en Malvinas. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

De este trágico episodio se cumplen 40 años este lunes. Y si se tiene en cuenta que en toda la Guerra de Malvinas fallecieron 632 argentinos, los 323 que murieron durante y luego del hundimiento del Belgrano representan poco más de la mitad de los caídos. “Según las estadísticas, la mayoría de los que fallecieron eran quienes estaban en ese momento en la parte de los dormitorios, en popa”, recapituló con dolor el mendocino.

“Uno nunca pierde la esperanza en esos momentos. Se apoya en su familia, en su papá, en su mamá. Saca fuerzas de ahí y constantemente tiene que sacar fuerza de donde sea, como sea para lograr la supervivencia”, reflexionó Sevilla a Los Andes a cuatro décadas del trágico hundimiento y posterior naufragio, pero con la memoria viva como si estuviera en el lugar en ese momento.

La previa del hundimiento

El 1 de mayo de 1982, el crucero ARA General Belgrano había iniciado una operación por el lado este de las islas, en una trayectoria con forma de tijera. En medio de ese tramo, ya durante la madrugada del 2 de mayo se activó la alarma de combate en la zona: el crucero había ingresado al área de 200 millas de exclusión que habían dispuesto los ingleses.

“Cerca de las 10 de ese domingo 2 de mayo se ordenó abortar la misión, lo que implicaba regresar al continente. Pero nos siguió un submarino nuclear, que nos disparó dos torpedos a 1.800 metros. Uno de ellos impactó en proa (parte de adelante) y otro en popa, a la altura de sala de máquinas. Luego supimos que el que había pegado en popa había roto 4 cubiertas y arrastró a mucha gente que estaba durmiendo”, reconstruyó con dolor Sevilla en diálogo con Los Andes.

Hundimiento del crucero Belgrano
Hundimiento del crucero Belgrano

Luego de ese primer impacto se cortó la energía electromotriz en la embarcación. El marino mendocino, quien estaba en el área de descanso, regresó a su puesto de inmediato apenas impactó el primer misil. “Llegué a la cubierta principal y vi que en la popa había un incendio enorme. Ahí me di cuenta de que el crucero tenía dos heridas muy importantes. Pero teníamos asegurado que siguiera a flote durante un tiempo, ya que contaba con muchos compartimientos cerrados que facilitaban la flotabilidad”, rememoró sobre aquellos momentos desesperantes.

Dado los daños que habían ocasionado los torpedos y la violencia del ataque británico, la ida a pique y el hundimiento del buque eran inminentes, cuestión de horas. Ante este panorama, desde la cubierta del barco se lanzaron las balsas al mar y, cuando ya quedaban pocas balsas y la mayoría de la tripulación había sido evacuada, fue el momento de abandonar el Belgrano para el mendocino Sevilla. “Estaba con mucha adrenalina, una adrenalina atroz. Había que agradecerle al Señor muchos factores de suerte. El incendio en popa fue peligroso, en el buque había compartimientos con mucha pólvora y con un solo compartimiento que volara, volaban todos”, recordó el marino mendocino sobre los instantes previos a abandonar el buque.

Rodolfo Sevilla, el tripulante mendocino que naufragó y sobrevivió al hundimiento del Crucero Belgrano en Malvinas. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Rodolfo Sevilla, el tripulante mendocino que naufragó y sobrevivió al hundimiento del Crucero Belgrano en Malvinas. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

La evacuación del Belgrano tampoco fue simple. “Cuando llegó el momento de saltar hacia la balsa, el buque había quedado muy acostado en vertical. Si me llegaba a largar, iba a golpear en el casco y no hubiese sobrevivido. Entonces me até una soga y fui bajando de a poco. Cuando estuve cerca, me dejé caer, aunque golpeé en el borde de la balsa y caí al mar, que estaba helado. Recuerdo que nadé como pude y me subieron a la embarcación de emergencia agarrándome de la espalda”, recapituló el marino a 40 años del hundimiento.

El naufragio

Si el escape del Belgrano fue desesperante, no existen palabras entonces para describir lo que vino después, ya con las balsas en el mar. En cuestión de minutos, Sevilla y las otras 16 personas que iban con él en la misma embarcación de emergencia estaban navegando en una aureola de petróleo. “Si el fuego del crucero se pasaba al mar, no se salvaba nadie y nos quemábamos todos”, recordó con la voz apenas audible.

El objetivo principal a partir de ese momento era alejarse del barco que se hundía, pero –aunque remaran-, no podían lograrlo de manera exitosa, porque el viento no les permitía alejarse. “Cuando una masa de acero de ese tipo se va a pique, suele generarse un embudo que se lleva a las balsas con él. Pero el Belgrano fue muy noble para hundirse. Se acostó lentamente, se fue la popa primero y la proa después. Y nos dejó, no hizo el efecto embudo”, contó Sevilla en el documental de Los Andes al cumplirse los 40 años del desembarco argentino en Malvinas y de lo que desencadenaría la guerra.

323 personas perdieron la vida durante el hundimiento del Crucero General Belgrano.
323 personas perdieron la vida durante el hundimiento del Crucero General Belgrano.

Ya en altamar y lejos del Belgrano (que ya se había hundido), al frío del Atlántico Sur se le sumó una violenta tormenta, con olas de hasta 8 metros que golpeaban la balsa. El nuevo desafío pasó a ser entonces intentar mantener la estabilidad para que no se dieran vuelta. “Esa primera noche no dormimos y recién a las 10 de la mañana del día siguiente pudimos ver algo de luz, eso nos dio un poco de esperanza”, recordó Sevilla.

Durante ese primer día de naufragio, la supervivencia en la balsa se limitó a hidratarse y casi no comer. “El frío nos desgastó enormemente, en la noche teníamos principio de congelamiento y nos golpeábamos la espalda constantemente. Es muy cierto cuando dicen que con el frío sentís que se te clavan agujas en el cuerpo. Ya a la segunda noche juntábamos las piernas para orinar y sentir algo de calor”, describió.

Luego de esa traumática segunda noche, vivieron el segundo amanecer en la embarcación. Ese día salió el sol. “Cerca de las 11 sentimos un helicóptero que se acercó. Era el helicóptero del buque hospital Bahía Paraíso, que nos rescató. Ver ese casco fue lo mejor que me pasó en la vida, porque no hubiésemos sobrevivido una tercera noche”, concluyó Sevilla.

Durante las horas en que se extendió el naufragio, Rodolfo Sevilla tuvo principio de congelamiento en las extremidades inferiores. En total, el buque Bahía Paraíso rescató a 70 náufragos y hubo 19 muertos.

Los veteranos mendocinos Osvaldo Selva, Rodolfo Sevilla y Renato Ruíz. Foto: Marcelo Rolland / Los Andes
Los veteranos mendocinos Osvaldo Selva, Rodolfo Sevilla y Renato Ruíz. Foto: Marcelo Rolland / Los Andes

El hundimiento del Belgrano: ¿error o estrategia?

Durante la producción del documental “Malvinas: 40 años” realizado por Los Andes en abril de este año y al cumplirse 40 años del desembarco de las tropas argentinas en las islas (que estaban bajo ocupación y dominio inglés), 8 veteranos y ex combatientes de la guerra repasaron aquellos años.

Uno de los episodios que incluyeron en su análisis fue el hundimiento del Crucero ARA Belgrano. Además de Rodolfo Sevilla, marino que fue parte de la tripulación del buque, otros ex combatientes recordaron aquel 2 de mayo de 1982.

Rodolfo Sevilla, el tripulante mendocino que naufragó y sobrevivió al hundimiento del Crucero Belgrano en Malvinas. Foto: Archivo.
Rodolfo Sevilla, el tripulante mendocino que naufragó y sobrevivió al hundimiento del Crucero Belgrano en Malvinas. Foto: Archivo.

“El Belgrano tenía un potencial muy grande, de mucho peligro. Y ellos (NdA: por los británicos) lo conocían. Y sabían el potencial que tenía. Creo que ese fue uno de los motivos por el que lo hundieron”, reflexionó Duilio Ramírez (59), también marino mendocino y quien estuvo asignado al buque portaviones 25 de mayo. “A mí me dolió mucho ese episodio. Tenía compañeros con que había compartido mucho en la escuela de marina y quienes fallecieron. Fue un dolor terrible, ¡pasás tantas cosas con ellos que terminás queriéndolos como si fueran tus hermanos! Es jodido”, acotó.

No es extraño el hundimiento por más que haya estado fuera de la zona. Hay que entender que se trató de un evento de guerra. Y en una guerra no hay distancias a recorrer ni perdones: cuando hay un elemento que es peligroso para tu fuerza, lo eliminás. Y no se trata de matar hombres, sino de eliminar fuerzas. Ellos sabían que si nosotros colocábamos el Belgrano en Malvinas, no entraban”, acotó a su turno –y en la misma sintonía- Jorge Navarrete, otro ex combatiente de Mendoza.

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