Sacó su teléfono de un ticket de carga virtual que había dejado en la mesa de un bar y la invitó a salir

Ocurrió en Tucumán. Estaban se “tiró a la pileta” tras intercambiar algunas miradas con Milagro.

Sacó su teléfono de un ticket de carga virtual que había dejado en la mesa de un bar y la invitó a salir
El aprovechó la oportunidad y le escribió.

Una pareja tucumana, que se cruzó por primera vez en un café de Yerba Buena, inició una relación luego de que él sacara el telefono de la mujer de un ticket de carga virtual que ella había dejado tirado en la mesa.

Todo empezó un domingo tras una salida al cine en familia. “Volvíamos de ver una película en familia y con Guada, mi hija menor, decidimos separarnos del grupo para ir a tomar algo. Era la hora del té”, contó a La Nación Milagro Lobo (47).

“Por ese entonces yo trabajaba en una inmobiliaria todo el día, me gustaba lo que hacía. Pero corría llevando a mis hijos de aquí para allá, quería estar todo el tiempo para todos, todavía no había aprendido el camino hacia mí”, recordó.

Pero ese domingo decidió tomarse un momento en su ajetreada vida para pasar un buen rato junto a su única hija mujer. Las dos se sentaron en un bar de la estación de la localidad de Yerba Buena, en la provincia de Tucumán.

En otra mesa había un joven que jugaba y hacía bromas con una nena pequeña. Esto causó una enorme ternura en Milagro.

“Pensé que era su sobrina porque estaba también el papá de la nena, lo deduje por el parecido. Sin embargo la escena se congelaba en ese encuentro de risas de un tío y una niñita. Hasta entonces jamás había visto algo así”, dijo.

Esto le llamó aún más la atención a la mujer pues vivía en una ciudad chica donde los lugares de encuentro son muy pocos. “La gente se encuentra, se conoce, somos las mismas caras y las mismas historias viviendo en un lugar que por momentos parece pequeño”, describió.

La atracción era mutua y entre los dos había un intercambio de miradas. De repente afuera empezó a llover y Milagro recordó que debía regresar a su casa.

“Nos paramos, pagué por lo que habíamos consumido. Hice una carga virtual al celular. Y, sin pensarlo, dejé el papel de la recarga con mi número sobre la mesa. Me fui pensando y sintiendo un nudo en el estómago: no volvería a verlo”, dijo.

Después de algunas semanas Milagro recibió un mensaje. “Soy el chico de la estación, estaba en la mesa de al lado”, decía el texto.

Esteban, de 35 años, había agarrado el ticket de la carga virtual de Milagro y había sacado su número de teléfono. Empezaron a hablar cada vez más seguido y después de un mes de charla se juntaron.

“Los que sentimos fue inmediato. Esteban me dijo que sentía que me conocía de siempre. Y a mi me pasó lo mismo. Estamos juntos desde entonces; o desde antes, no lo sabemos. Ya no somos dos, somos cinco, una familia numerosa podría decirse. Para muchos, por la diferencia de edad, nuestra relación estaba destinada al fracaso. Pero fue la claridad y el amor de Esteban lo que nos trajo hasta aquí. Hemos pasado muchas cosas juntos y planeamos hacerlo así hasta que seamos viejitos. Esta es mi historia de amor y creo en las coincidencias del destino”, cerró.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA