Rodolfo Torres: “Es el período más prolongado con ocupación de camas desde el inicio de la pandemia”

El referente del sector privado de salud mostró su preocupación por la situación epidemiológica en Mendoza. En una charla profunda, analizó la pandemia, el manejo de la información y la relación con el Ministerio de Salud.

Rodolfo Torres: “Es el período más prolongado con ocupación de camas desde el inicio de la pandemia”
Rodolfo Torres (43), se refiere al tratamiento de la Salud en tiempos de Pandemia por Covid 19. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Se define como “un gran defensor de la información pública, abierta, objetiva y técnica”, y es por eso que a lo largo de la pandemia dirigió a la Asociación de Clínicas y Sanatorios Privados de Mendoza (Aclisa) en el desarrollo de un informe semanal y detallado sobre la situación epidemiológica de Mendoza, con índices, estadísticas y datos “que se transforman en una herramienta para las personas que tienen que tomar decisiones estratégicas a futuro”.

Así el director de Aclisa, Rodolfo Torres, se fue convirtiendo en referente y palabra autorizada tras casi dos años de lucha en el frente de batalla contra el Covid-19. Ahora, en medio de la vorágine, se detuvo a analizar, pensar y contar los aspectos más importantes sobre la pandemia que vivimos.

Aunque asegura que “en Mendoza se ha trabajado muy bien” y “hubo una coordinación importante entre el Ministerio de Salud y las asociaciones privadas”, confesó diferencias con el sector público en el manejo de la información y en la concepción de la situación epidemiológica actual: “Tenemos que aprender que la cooperación público-privada no es una opción, sino que es una obligación”.

En diálogo con Los Andes, Rodolfo Torres habló del pasado, presente y futuro de la pandemia, mientras afirmó, con seguridad, que “hay Covid para rato”:

–A un mes de cumplir los dos años, ¿qué balance hace de la pandemia en Mendoza?

–Allá por diciembre de 2019 empezamos a detectar los primeros casos de esta neumonía rara que se había visto en Wuhan, China. Prácticamente en simultáneo a eso se empezó a trabajar como un potencial grave problema a la salud. Creímos inminente que esto iba a golpear, pero la verdad es que nunca se dimensionó el impacto que iba a tener. Una vez adentro fue incontrolable. Tuvimos nuestro primer cara a cara con la enfermedad; después la segunda ola, y ahora la tercera, que esperamos que sea la última.

–Tenemos el ejemplo de Europa, de que la ola por ómicron tuvo una explosión y un descenso abrupto: ¿esperan que acá sea igual?

–Hemos tenido la suerte de la posición geográfica, que nos ha permitido ver la película que nos iba a suceder unos meses antes. Pero los comportamientos de las pandemias en general son de tres años y similar a lo que estamos viendo: una tercera ola más explosiva, pero más corta en el tiempo. Viendo lo que está sucediendo en otros países, acá creemos que también se va a agotar el sustrato que tiene el virus y que la curva va a tender a bajar o a estabilizarse.

–Se sabe que hay saturación en la primera línea de atención, pero ¿cómo está la segunda línea con la ocupación de camas e internaciones?

–Las internaciones se vienen triplicando en el último mes. En la terapia intensiva, que es la joya que tenemos que cuidar en el sistema de salud porque ser el recurso más limitado que tenemos, en el sector privado estamos con una ocupación del 97%, que la venimos manteniendo por tercera semana consecutiva. Esto lo convierte en el período más prolongado con ocupación plena desde el inicio de la pandemia. Dentro de las terapias, el 70% está con patologías Covid, por lo que está muy tensionado el sistema de salud.

–En algún momento el Ministerio de Salud comunicó que el porcentaje de ocupación de camas UTI era el termómetro de la situación epidemiológica. ¿Esto sigue siendo así?

–El porcentaje de ocupación en terapia intensiva es un buen termómetro, pero, a criterio mío, es tardío. Desde el inicio sabemos que primero sube la cantidad de casos testeados; a las dos semanas se empieza a ver un aumento en la curva de internación en sala común; y finalmente se produce un incremento en las salas de terapia. Si nosotros medimos solamente el último escalón, y cuando no tenemos más chances de corregir, es probable que el sistema de salud en algún momento no tenga capacidad de respuesta. Porque todos los escalones previos, donde podríamos haber hecho algo, fueron obviados.

–¿Entonces cuál es la situación epidemiológica de Mendoza hoy?

–Hoy estamos en un nivel de saturación de las camas de terapia intensiva, con una estabilización alta de la positividad. Creo que la disminución de los casos se debe más al cambio de testeos que a una disminución real de la circulación del virus. También creo que en los próximos 14 días la cantidad de pacientes fallecidos va a ir aumentando, en lo que sería la última etapa de la curva epidemiológica. Después de eso vendría la calma, una nueva meseta epidemiológica. Es decir que las perspectivas pueden ser buenas, no hay que bajar los brazos.

–¿De qué manera influyó este cambio de protocolo, que incluye diagnóstico clínico de la enfermedad y testear a sólo una parte de la población?

–Es una medida adecuada ante la escasez de un recurso, como lo son los test rápidos. Está bien utilizar los recursos en los pacientes que realmente lo necesitan, y que un tratamiento temprano evite que haya más pacientes en terapia o fallecidos. Pero indefectiblemente este cambio de política hace que muchos diagnósticos no se registren y los números tiendan artificialmente hacia la baja. Para amortiguar este desfasaje que tenemos de información siempre miramos la tasa de positividad, que se ha mantenido alta en alrededor del 50%.

–¿Por qué hay una diferencia del porcentaje de ocupación de camas entre lo que informa el Ministerio de Salud, y lo que informa Aclisa?

–La diferencia fundamental es que en Aclisa informamos las camas ocupadas a nivel global, porque la cama está ocupada y el recurso no está disponible. En cambio el informe del sector público informa solamente los pacientes Covid. Entonces no sabes cuál es la ocupación real de camas. Como la idea es generar un número que sirva, si el paciente va a una guardia pensando que tiene el 50% de ocupación y que de cada dos camas va a haber una libre, eso no está sucediendo, porque las camas están ocupadas por otras patologías. Y ahí viene la diferencia conceptual, no es que uno esté mal o el otro esté bien, pero yo creo que lo práctico es saber cuántas camas tenés disponibles.

–Entonces el dato es real, pero el mensaje es diferente…

–Exactamente. Porque no están tan lejos los datos de ocupación de camas por Covid-19, ya que ellos informaron el 70% y nosotros el 81%, lo que es un desfasaje normal. El sector privado tiene el PAMI y el sector público no, y gran parte del impacto en esta ola lo está teniendo el paciente de la tercera edad. Entonces es esperable que las terapias estén ocupadas con personas más grandes, y que los privados tengan un porcentaje más alto de ocupación por estas circunstancias. Por eso, no habría error en el dato, estaríamos muy cerca los dos, pero el mensaje es distinto.

–¿Cómo será el futuro después de todo eso? ¿El Covid-19 va a seguir estando en nuestras vidas?

–Esta pandemia ha demostrado los grandes problemas que tenemos en la organización del sistema de salud, con múltiples sistemas que no son cooperativos y tienen al choque permanente. Y en definitiva el único perjudicado es el usuario. Tenemos que aprender de esto y entender de una vez que el sistema de salud es único, que tiene que ser integrado, y que la cooperación público-privada no es una opción sino que es una obligación, tanto de los gobernantes como de los efectores. En cuanto al futuro, creo que se va a transformar en una enfermedad endémica, un virus más de los que van a circular. Va a seguir generando fallecidos por muchos años más, sobre todo en personas no vacunadas, susceptibles o con comorbilidades. La vacuna se va a imponer, esperamos que sea una vacuna anual. Probablemente esté integrada con otro calendario de vacunación para evitar que haya rebrotes. Es probable que de todas maneras tengamos uno, por alguna mutación del virus, y que vuelva a poner al sistema en situación de alerta.

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