Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito

Wally y Mecha convirtieron un transporte escolar en casa rodante. Para ganarse la vida, él hacía tatuajes. Sin embargo, volvieron a buscar a su gatito, y ahora los tres recorren lo que falta de Argentina. La dura enfermedad a la que se sobrepuso Wally y originó el viaje.

Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta
Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta

Walter Sosa (35) -“Wally”-, Mercedes Binetti (33) -”Mecha”- e Indio (11) son los tres protagonistas de “Viendo Que Pinta”, un proyecto de vida que ya lleva varios años rodando -literalmente- y que ha llevado a los 3 a recorrer distintos paisajes de Argentina en motorhome.

Wally y Mecha comenzaron con este viaje sin rumbo definido hace ya dos años. Sin embargo, en medio de la travesía, decidieron regresar a su casa en Buenos Aires para buscar y sumar a quien, desde hace 4 meses, es el tercer pasajero de esta aventura: su gatito Indio.

Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta
Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta

Indio es un gato tuxedo (o bicolor, banco y negro) y quien, durante la primera parte del viaje de Mecha y Wally, se quedó en casa de unos familiares.

“Pero lo extrañábamos mucho, siempre ha estado con nosotros y Mecha tiene a Indio desde que era chiquito. Entonces volvimos a buscarlo”, cuenta Wally a Los Andes y desde San Rafael, donde los viajeros están desde hace ya más de una semana.

Además de buscar a Indio y sumarlo al road trip, la pareja -que costeó gran parte de la primera parte del viaje con lo que Wally ganaba tatuando imágenes de Diego Armando Maradona- hizo algunos arreglos en la camioneta y hasta la adappara que el felino fuese lo más cómodo posible.

“Nos pusimos a investigar mucho y a buscar experiencias de personas que hubiesen viajado con gato. Preparamos la camioneta para que tuviese un lugar para las piedritas sanitarias, la comida, la camita y hasta sitios donde pueda esconderse. Y con todos esos cambios, volvimos a salir a fines de febrero”, cuentan los aventureros.

Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta
Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta

“Los primeros días íbamos realmente lento, para ver cómo se acostumbraba Indio al viaje. Pero en dos o tres semanas, ya era el amo y señor de la casa rodante”, cuentan, siempre sonrientes.

SUPERAR UNA ENFERMEDAD E IR “VIENDO QUÉ PINTA”, COMO FORMA DE VIDA

En Instagram, el viaje de Wally, Mecha e Indio va quedando documentado día a día con fotos y videos en el perfil @ViendoQuePinta. En su Mercedes Benz Sprinter modelo 99 -que alguna vez fue un transporte escolar-, la familia ya recorrió en esta etapa gran parte de la Patagonia.

Además de usarlo como diario de viaje, en este perfil en Instagram los viajeros comparten consejos y tips a quienes estén viajando o tengan previsto viajar por Argentina, principalmente relacionados a precios y lugares recomendados para comprar (por ejemplo, comparaciones entre supermercados).

“No tenemos un destino final propuesto, sino la idea -como dice el nombre- es ir ‘viendo qué pinta’ durante el viaje”, cuentan los jóvenes.

Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta
Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta

Wally es tatuador, mientras que Mecha trabajaba como administrativa en una inmobiliaria. Pero, en 2019, a él le diagnosticaron un tipo cáncer en el sistema linfático. Wally estuvo “6 meses fuera de la cancha”, como el mismo describe, y pasó por distintos tratamientos, quimioterapia e -incluso- operaciones.

Ya estaban de novios y ese episodio les ayudó a hacer un “click” en su cabeza.

“Desde siempre nos encantó viajar, ahorrábamos todo el año para poder tomarnos los 15 días de vacaciones religiosamente. Pero, cuando tuve ese problema de salud, Mecha me dijo: ‘Te curás y nos vamos de vacaciones por un tiempo largo’. Y me sané, surgió la idea de la casa rodante y nos pintó”, rememora Walter.

En septiembre de 2020 compraron la camioneta, que todavía era un transporte escolar, y lo reacondicionaron por sus propios medios. Fueron horas y horas viendo tutoriales en YouTube para lograr quitar los asientos, hacer y deshacer a gusto y experimentar con “prueba y error”.

Mientras que entre semana trabajaban cada uno en lo suyo, los fines de semana eran dedicados por completo a convertir ese ex transporte escolar en una flamante casa rodante para viajar.

Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta
Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta

¡FUAA, EL DIEGO!

En mayo de 2022, Wally y Mecha finalmente emprendieron la primera parte del viaje en su flamante motorhome. “Tatuando Dieguitos por Argentina” fue el nombre que eligieron, ya que la pareja iba provincia por provincia tatuando a Diego Maradona a quien se lo pidiera, perpetuando al más grande en la piel de quien así lo solicitara.

“Estuvimos todo el año viajando, hicimos Centro de país y Norte, nos faltó al Sur”, agrega Sosa

En cada una de las provincias recorridas, el tatuador calcula que habrá estampado entre 15 y 20 imágenes del campeón del Mundo en 1986 en la piel de los fanáticos. Y estos trabajos le permitieron a Wally y a Mecha financiar el viaje y ser la principal fuente de ingresos.

Luego de 8 meses viajando por el Centro y Noreste Argentino, Mecha, Wally y la Sprinter 99 cruzaron la frontera y siguieron por tierras brasileñas. Siguiendo la costa Atlántica, recorrieron todo el Sur y Centro de Brasil. ¡Y hasta se despertaron una mañana cuando los chocó un camionero de aquel país!

“El primer día estábamos estacionados, durmiendo en una estación de servicio, cuando nos despertamos porque un camión nos chocó. Sentimos el golpazo, nos despertamos y -por suerte- solo fue en la trompa y no llegó a afectar el motor. Nunca supimos si el camionero venía cansado o con unas copas de más, pero nos chocó estando parados”, recuerda Walter Sosa.

Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta
Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta

Aprovechando que los daños no fueron mayores y que podían continuar pese a la colisión, la pareja argentina continuó con su travesía por el Sudeste y Centro de Brasil. Hasta que, un día, decidieron volver. Además, ya extrañaban demasiado a Indio.

UN VIAJE DE 3

Al regresar a Buenos Aires, pusieron el “Modo Aventura” en pausa durante 5 meses. En ese tiempo aprovecharon para reparar distintos detalles del motorhome y, además, para recuperar tiempo perdido con el gatito Indio.

Para entonces, ya tenían en claro que la reanudación del viaje sería con Indio, a como diera lugar. Y a fines de febrero retomaron la expedición -ya con su compañero felino- por la ruta 3. Ya habían recorrido el Centro y Norte Argentino, por lo que el itinerario continuaba hacia el Sur.

Por la 3 llegaron hasta Ushuaia, a paso lento y tranquilo, disfrutando del viaje y del paisaje. Y luego enfilaron hacia el Norte, esta vez por la 40. Así llegaron hasta El Chaltén hace un mes, y allí un temporal de nieve y viento los sorprendió con -14 grados.

No solo ello sino que, a raíz de las nevadas, Mecha, Wally e Indio -tras sufrir algunos desperfectos mecánicos- debieron regresar hacia la ruta 3 para seguir subiendo hacia el Norte, puesto que el tránsito en la 40 estaba cerrado. Y, ni bien tuvieron la posibilidad de regresar hacia el Oeste, lo hicieron. Y llegaron a Mendoza.

Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta
Recorrieron el país tatuando a “El Diego”, pero volvieron a casa para sumar a un tercer pasajero: su gatito. Foto: Instagram @viendoquepinta

“Estamos en San Rafael, donde tenemos amigos y ya habíamos estado. Nos encanta Mendoza, y es nuestro lugar seguro. Después de pasarla mal con el frío y los desvíos, llegar a Mendoza nos trajo paz”, cuentan a Los Andes. Y cuentan que la intención desde el principio fue salir antes de Buenos Aires -para evitar las bajísimas temperaturas en la Patagonia-, pero distintas situaciones los retrasaron.

El viaje continuará, fiel al espíritu, “Viendo Qué Pinta”. La Ciudad y el Gran Mendoza son los próximos destinos confirmados, mientras que luego seguirán hacia Chile y recorrerán el Norte del país vecino.

“No nos gusta ponernos un destino, porque queremos ir viendo en el momento qué pinta. Sabemos que mucha gente hace Ushuaia - Alaska, pero nosotros queremos ver y hacer lo que nos salga”, se explaya Wally.

Indio, el gatito que pasea con correa en el Cañón del Atuel, es furor y recorre el país en motorhome. Foto: Instagram @viendoquepinta
Indio, el gatito que pasea con correa en el Cañón del Atuel, es furor y recorre el país en motorhome. Foto: Instagram @viendoquepinta

INDIO, SIEMPRE CON CORREA

Hace una semana, las imágenes de Indio recorriendo, posando y hasta promocionando el Cañón del Atuel (San Rafael) fueron furor y se convirtieron en viral. Y es que, elegante y armonioso, el gatito fue filmado por sus compañeros humanos mientras caminaba por el imponente lugar.

Y en la secuencia se lo veía al gato con una correa, para no alejarse demasiado de su familia.

“Ya se acostumbró Indio a la correa. Y le gusta tanto pasear que se banca llevarla. Sabe que cuando le ponemos la correa, es porque va a pasear. Entonces se acostumbra”, cuenta la pareja viajera.

El hecho de que permanentemente estén viajando y cambiando de entorno lleva al latente temor de que Indio se desoriente, y quieren evitar que el felino salga sin correa y se pierda. O quizás se aleje mucho del auto y no regrese, o se ponga a sí mismo en peligro caminando hacia la ruta.

Por esto mismo es que no hay salida sin correa, algo a lo que Indio parece haberse acostumbrado ya. “También le pusimos un rastreador en el collar, por si alguna vez llega a extraviarse”, cierran Mecha y Wally.

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