La histórica capilla del distrito lavallino Laguna del Rosario es una de las obras arquitectónicas patrimoniales más emblemáticas; no solo del departamento de Lavalle, sino de Mendoza. Además de su valor histórico, tiene un fuerte valor emotivo para la comunidad huarpe que habita en ese punto remoto del secano lavallino y quienes llevan adelante su vida cotidiana en torno a esta histórica construcción.
Levantada en 1753 con su estructura actual, se estima que la primera construcción como sitio religioso en la zona estuvo en las inmediaciones; y esta “primera capilla de Laguna del Rosario” tuvo un formato de ramada o tapera allá por 1609. Allí era donde sacerdotes jesuitas Juan Pastor y Fabián Martínez evangelizaban a los pobladores del lugar. Pero la icónica capilla que hoy se encuentra en pie data de mediados del siglo XVIII; y es en la que se están haciendo importantes trabajos de estudio y mantenimiento (participa la Dirección de Patrimonio, y también la Municipalidad de Lavalle y los referentes de la comunidad huarpe). Sobre todo porque, luego del temblor que se sintió con fuerza en San Juan el 18 de enero de este año (y que tuvo su epicentro en las inmediaciones del sitio histórico), los daños estructurales en el lugar se intensificaron aún más.
Sin embargo, fue durante los primeros trabajos realizados en el lugar –y con esta finalidad de recuperación arquitectónica- que tuvo lugar un impactante hallazgo arqueológico, y que podría alterar todo lo que se conoce respecto a las poblaciones históricas en la zona. “La primera tarea que llevamos adelante consistió en un estudio arqueológico referido al tipo de piso de la zona. Se realizaron 9 excavaciones y descubrimos que la iglesia no tiene cimientos de roca, sino que son los propios adobes -dos hilados- que están tosca –una especie de roca blanda similar a la piedra pómez-. Y advertimos, además, que en un sector que había una especie de pozo relleno con arena. Una de las posibilidades es que se trate de una fosa que haya existido con anterioridad a la construcción de la iglesia (en el siglo XVIII) y podría ser la evidencia de enterratorios humanos de épocas coloniales tempranas o, incluso, prehispánicas. Aunque esto es apenas una hipótesis preliminar”, destacó el director de Patrimonio de la Provincia, Horacio Chiavazza a Los Andes.
En ese sentido, el referente destacó existen relatos documentales que dan crédito de que las poblaciones originarias se asentaban en los médanos adyacentes a las lagunas que había en la zona (anteriormente predominaba un sistema de lagunas en la zona) y que excavaban sus enterratorios en donde el terreno era más firme. En la tosca sobre la que fue construida la actual capilla de Laguna del Rosario se halló este pozo, que luego fue cubierto con arena (se cree que se lo tapó para nivelar el terreno y levantar la iglesia en el siglo XVIII). “Podría ser algo de lo que se ha encontrado debajo de la iglesia. Es una hipótesis súper preliminar, y ahora se comenzará con otras líneas investigativas. Estos trabajos se llevarán adelante en conjunto y con el consenso de la comunidad huarpe del lugar”, detalló Chiavazza.
Un lugar emblemático
La capilla de Laguna del Rosario fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año 1975. Es una construcción de adobe, hecha en tierra y muy antigua. “El sistema constructivo que tiene es de adobe negro, una manufactura que seguramente involucró barros o sedimentos que se vinculaban con el fondo lacustre. Su contenido es más arenoso que arcilloso, y con el paso de los años se ha ido degradando”, destacó Chiavazza.
Precisamente lo voluminoso de la estructura es lo que ha llevado que los materiales de construcción hayan ido cediendo con el paso del tiempo. “Se fundó en uno de los terrenos más firmes de la zona; teniendo en cuenta que es un ambiente de médanos y de entornos arenosos. La capilla se encuentra sobre la tosca, que es una superficie plana, y hay una gran capa de casi un metro de profundidad, Allí se asentó la iglesia, 40 centímetros por debajo de la superficie actual. Pero no tiene cimiento de piedras ni columnas enterradas”, explicó el director de Patrimonio.
El terremoto de 1861 causó daños estructurales definitivos en la capilla, por lo que luego de este episodio se llevó adelante una reconstrucción de los muros y un replanteo de los techos. “Casi que se hizo una reconstrucción de toda la iglesia. Y a lo largo de los años se le han ido haciendo distintos reacondicionamientos. Las condiciones de la zona árida y agreste llevan a que se le tenga que reponer los revoques y arreglar las filtraciones de techos constantemente”, destacó el especialista en patrimonio.
Uno de los refuerzos más importantes que se ejecutaron en el lugar tuvo lugar en 1998, de la mano de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos y de Arquitectura. En ese momento se puso nuevamente el edificio “en carrera” y, desde entonces, se llevaron adelante mantenimientos menores.
Sin embargo, durante los últimos dos años; desde la comuna de Lavalle y la comunidad huarpe del lugar percibieron con preocupación que cada vez se evidenciaban más y más agrietamientos. Esta irregularidad se incrementó en el muro que da al sector sur, en la zona del atrio de la capilla (y donde está el altar).
El temblor de principios de año
Con el movimiento sísmico registrado en San Juan el 18 de enero de este año, muchas de estas vulnerabilidades se potenciaron; por lo que la comunidad, la Municipalidad de Lavalle y la Provincia comenzaron a trabajar y –en conjunto con la Dirección Nacional de Monumentos Históricos- iniciaron un pormenorizado estudio a fin de definir cuál es la causa de estas peligrosas rajaduras y grietas.
“Encontramos dos rasgos que estaban como labrados, como una impronta de poste. Hemos interpretado que era parte del andamiaje que se usó para la construcción; aunque no descartamos que pertenezca a una instalación anterior (podría ser algo del siglo XVII, una especie de quincho con poste). Hay evidencia arqueológica que deja registro de ocupaciones humanas de 1.500 años de antigüedad en la zona, siempre se ocupó. Todo ese era un ambiente de muchas lagunas que conformaban un rosario (de allí el nombre). El sistema se completaba con los desagües de los ríos San Juan y Mendoza, que a su vez desembocaban en el Río Desaguadero”, recapituló Chiavazza.
Sí, alguna vez toda esa extensión árida y que hoy es secano fue un sistema de lagunas; que no solo incluyó la del Rosario, sino también la de Guanacache, entre otras. En total hubo cerca de 15 lagunas en la zona.
“Hemos iniciado los primeros trabajos de relevamiento de tipo arqueológico, para complementar los análisis de cimientos, a los fines de desarrollar el proyecto de consolidación estructural y, en este caso, la Dirección de Patrimonio aportó los primeros análisis de tipo arqueológicos, que complementan a los de carácter arquitectónico, aportado por la Dirección Nacional de Arquitectura y de ingeniería, que está llevando a cabo el municipio, con lo cual, con el análisis de los propios pobladores, se está terminando de diseñar el proyecto que tiende a llevar adelante un programa de arreglos, que garantice la integridad del edificio”, resumió Chiavazza.
Por medio de un estudio de suelos, se busca determinar la capacidad portante precisamente del suelo natural y si está preparado para el refuerzo. Esto será determinado por un grupo de ingenieros especializados, e irá acompañado por el análisis de todo lo que implica la arquitectura y las paredes.
“Lo que está por comenzar a hacerse ahora es un estudio geológico del suelo, en particular y en específico. Y al ser un Monumento protegido, tiene que hacerse siguiendo una serie de protocolos especiales”, sintetizó el director de Patrimonio de la Provincia.