El amor todo lo puede. Mueve montañas, transforma, mejora y hace felices a las personas.
Nadie mejor que Ramiro Jesús Alvarez (30), licenciado en Recursos Humanos, y María Laura Vautier (26), empleada de la administración pública, para hablar de todo lo bueno que tiene su historia. Una historia que los potenció y ayudó a salir adelante.
Él quedó hipoacúsico debido a las drogas que debió ingerir cuando era bebé por una patología congénita. Ella nació con sordera severa bilateral profunda. Se cruzaron el año pasado y son inseparables. “María Laura me ayudó a superar mi baja autoestima”, confiesa Ramiro, en una charla abierta.
Claro que, para llegar a este presente próspero y feliz, corrió mucha agua debajo del puente: debieron superar obstáculos y hacer frente a distintas situaciones, algunas dolorosas debido a la discriminación.
Con un empuje que sorprende, María Laura repasa el inicio de aquel encuentro. Ramiro atravesaba una etapa complicada porque sentía baja autoestima. Ella, ex Reina Provincial de la Asociación de Sordos de Mendoza, se enteró de la situación de él por su prima. “Mi prima me pidió ayudarlo y yo, para esas cosas, enseguida me anoto. Tanto, que no esperé a que nos presentara y lo invité a tomar mate. Aceptó de inmediato, algo sorprendido. Pasaron 4 meses saliendo con mucha naturalidad y de pronto un beso, después un ´te quiero’, y finalmente un ´te amo’. Estamos enamorados y tenemos familias hermosas que siempre nos apoyaron. Compartimos una historia de amor que lleva más de un año”, señala María Laura, para rematar: “Este amor nos impulsó y nos proyectó porque ambos encontramos a la persona incondicional que necesitábamos”.
Los primeros años
Hijo de Ernesto y de Estela, Ramiro es el cuarto de cinco hermanos varones. Nació con una cardiopatía congénita llamada coartación de aorta, por eso tuvo un sufrimiento fetal grave. A los nueve meses de vida debió ser intervenido y luego le suministraron drogas ototóxicas que le provocaron una hipoacusia sensorial.
Tempranamente pudo ser equipado con audífonos digitales y fue así que asistió –hasta 4to grado—al Corazón de María. Más tarde lo cambiaron al Tomás Alva Edison, un establecimiento que lo integró y apoyó de principio a fin y por eso guarda el mejor de los recuerdos.
“Es reducido, personalizado e integran a personas con alguna discapacidad. Siempre estaré agradecido”, señala, para definirse como una persona abierta, sociable y muy sensible. Por eso el test vocacional lo orientó para estudiar Recursos Humanos, carrera que logró finalizar en noviembre pasado en la Universidad Champagnat.
“Demoré más, pero me recibí y fue en gran parte gracias a mi familia, a mis padres y hermanos. También el último tramo se lo debo a María Laura, que llegó a mi vida para darme el empuje y la energía que necesitaba”, reflexiona.
“La misma condición hace que todo me cueste un poco más, pero de qué serviría ser inteligente si uno no tuviera constancia. Esa es la pregunta que siempre me formulo y la respuesta es la disciplina y el apoyo de la familia. Claro que los profesores fueron excelentes, consideraban mi situación y me permitían sentar adelante. Eso sí: fueron exigentes como con el resto y jamás me regalaron nada ni me hicieron sentir un pobrecito”, recuerda.
Pero no todo fue color de rosa en su vida. Pese a tener miles de amigos y de llevar una vida normal, practicar sky, rugby y fútbol, Ramiro sentía baja autoestima.
“Sentía que las mujeres se fijaban en mi hipoacusia y no querían salir conmigo. Fue doloroso y me afectó el ego, me golpeó. Las cosas, creo, suceden por algo, porque fue justo cuando apareció María Laura, una persona que irradia luz…”, la define.
Con una sordera severa bilateral profunda, esta chica que se define como “feliz”, recibió a los siete años el primer implante coclear y el restante a los 17.
“Mi vida cambió, fue un antes y un después. Todas las enseñanzas, el amor, la comprensión, la paciencia y el salir adelante fueron las primeras fichas que cayeron como si fuera un tragamonedas. Siempre fui muy activa, mi día empezaba a las 7.30 y terminaba a las 3 de la mañana y fui primera escolta de la bandera en la Primaria”, evoca. Empezó y finalizó la secundaria en el Colegio Albert Schweitzer. Más tarde, en la Asociación de Sordos de Mendoza, aprendió la lengua de señas, cosechó montones de amigos sordos y con distintas capacidades y disfrutó del trayecto. Siempre.
Hija de Luis y Marita Vautier, es la menor de cuatro hermanos y cuenta que su adolescencia fue muy feliz. “Hice teatro, fútbol femenino, básquet y en el medio, mucho boliche: me encantaba ir a bailar”, repasa, para agregar que en 2017 fue Reina Provincial de la Asociación de Sordos de Mendoza.
“Fue espectacular, una experiencia hermosa y única, conocí mucha gente hermosa. Disfrutaba ver a los niños acercarse a mí todo el tiempo”, dice.
Tras algunos empleos, siempre en la administración pública, recientemente fue trasladada a una nueva oficina y persigue el sueño de quedar en el cupo del 4% de personas con discapacidad en el gobierno y pasar, así, a la planta permanente.
También, al igual que su novio, sufrió algunas situaciones de discriminación que, afortunadamente, pudo superar.
Ramiro deja su consejo para quienes atraviesan situaciones parecidas a las que él vivió. “No dejen de luchar, persigan sus metas. Los logros, tarde o temprano, siempre llegan. Cada cual a su ritmo, pero todo llega. Y el estudio es la clave porque abre puertas, al igual que el inglés”, reflexiona. Y acota: “La vida me enseñó que con mucho esfuerzo, valentía y coraje todo se puede superar. La inteligencia en sí misma no alcanza”.
María Laura agrega su mensaje: “La confianza en sí mismo es clave y eso hay que trabajarlo todos los días. Uno se tiene que repetir a sí mismo: ‘Yo puedo’”. Claro que el rol de la familia es clave.
“Mi mamá, tenaz y constante, siempre fue mi vocera y me mostró la realidad como si la hubiese escuchado; papá me mostró el mundo y creyó en mí al igual que mis incondicionales hermanos”, advierte. Entonces sí, coinciden los dos, a partir de esas bases “se consigue la libertad verdadera, esa que permite elegir… y alcanzar la felicidad”.