El laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford confirmaron este lunes que su vacuna contra el Covid-19 tiene una eficacia del 70%, una cifra menor a la antes conocida por parte de Pfizer (95%), Moderna (94,5%) y la rusa Sputnik V (92%). Sin embargo no es un dato que deba alarmar.
Primero porque, según los investigadores, la efectividad de la vacuna británica se eleva al 90% en el caso de una primera muestra de personas que recibieron media dosis y luego una dosis completa un mes después. Y segundo porque la gran ventaja es que AstraZeneca utiliza una tecnología más tradicional que la de sus dos competidores, lo que la hace menos costosa y más fácil de almacenar y transportar, ya que no necesita ser conservada a muy baja temperatura.
El laboratorio asegura estar haciendo rápidos progresos en la fabricación prevista de 3.000 millones de dosis, que estarán disponibles en 2021.
En Argentina, comienza a producirse esta semana y se enviará a México, desde donde se distribuirá a otros países de Latinoamérica. Va a costar entre 3 y 4 dólares, aunque el gobierno argentino ya dijo que será de entrega gratuita.
¿Cómo es la eficacia de otras vacunas?
Si bien a simple vista la cifra reportada por AstraZeneca/Oxford puede generar cierto grado de “incertidumbre”, en realidad que una vacuna sea eficaz en el 70% de los casos es normal.
La mayoría de las vacunas infantiles tienen entre un 90 a un 99% de efectividad. Pero la vacuna contra la gripe, una de las más habituales en cada temporada invernal y que previene muertes, llega solo a un 60%.
“Con la vacuna de la gripe, la enfermedad te puede dar igual pero es muy efectiva en grupos de riesgo y hay menos chances de llegar a internaciones o desenlaces fatales y en este sentido es muy importante”, explicó días atrás a Los Andes Iris Aguilar, directora de Inmunizaciones del ministerio de Salud de Mendoza.
¿Por qué puede variar el porcentaje de efectividad?
En el caso de la vacuna contra la influenza (o su capacidad para prevenir la enfermedad), la efectividad puede variar de una temporada a otra y, también, según la persona a la que se le administra la vacuna.
Al menos dos factores juegan un papel importante a la hora de determinar las probabilidades de protección de la vacuna contra la influenza:
- las características de la persona a la que se le administrará la vacuna (edad y estado de salud)
- la similitud o “combinación” entre los virus incluidos en la vacuna y los que se diseminan en la comunidad.
Por ejemplo, en los años en que la vacuna contra la influenza no coincida exactamente con los virus de la influenza en circulación, es posible que la vacunación contra la influenza ofrezca pocos beneficios o directamente no ofrezca ningún beneficio.
Con un 60% de eficacia, la vacunación contra la influenza puede reducir el riesgo de hospitalización asociada a la influenza para niños, adultos en edad de trabajar y adultos mayores, así como proteger a personas con afecciones de salud crónicas y mujeres embarazadas.