La ketamina es, en principio, un anestésico, pero desde hace unos veinte años los psiquiatras la consideran una posible solución contra la depresión. Esta droga es cada vez más utilizada de forma legal para tratar la depresión y el estrés postraumático.
A diferencia de los antidepresivos habituales, la ketamina actúa de manera rápida, aunque se desconoce exactamente qué mecanismos fisiológicos provoca para aliviar los síntomas depresivos.
Por lo tanto, parece prometedora en dos grandes casos: cuando se necesita un tratamiento puntual y urgente, principalmente frente a crisis suicidas, aunque no únicamente en esos casos. Y cuando ningún medicamento clásico funciona, es decir, en casos de depresiones llamadas resistentes.
Esta sustancia legal solo puede ser administrada bajo supervisión médica, a causa del riesgo de efectos secundarios: pérdida del conocimiento o problemas respiratorios, entre otros.
Sin embargo, los especialistas temen el riesgo de adicción, sobre todo porque la molécula es a menudo desviada como droga, un uso tristemente mediático por la muerte por sobredosis de personalidades como el actor Matthew Perry.
Según un estudio publicado en Nature Medicine, hoy los expertos tienen como desafío reducir el riesgo de abuso, así como los severos efectos secundarios, como la aparición de trastornos disociativos de la personalidad.
El objetivo, según informó la agencia AFP, es encontrar un nuevo modo de administración de la ketamina, mediante un comprimido que libera progresivamente el tratamiento en el organismo.
Dos médicos acusados por la muerte de Matthew Perry
La muerte de la estrella de “Friends” Matthew Perry y los arrestos que le siguieron esta semana pone otra vez de manifiesto la polémica relación entre algunas estrellas de Hollywood y los médicos encargados de controlar sus adicciones.
El actor murió de una sobredosis de ketamina en su jacuzzi en octubre de 2023 a los 54 años. Su deceso involucra a dos médicos “sin escrúpulos”, según Anne Milgram, de la DEA, la agencia federal antidrogas, quien denunció “la explotación” del actor por los galenos Salvador Plasencia y Mark Chavez.
Además de los dos médicos y del asistente, está acusada también una traficante conocida como “La Reina de la ketamina”.