Qué es Generación Zoe, quién es su líder Leonardo Cositorto y cómo es el “gancho” para sumarse

El coach y gurú espiritual se encuentra prófugo de la Justicia desde el viernes, luego de que se emitiera una orden de detención internacional. Con un viejo sistema de estafa piramidal y que ya ha tenido distintas versiones -conocido como Esquema Ponzi-, prometía ganancias siderales a cambio de invertir dólares y sumar a más socios inversionistas.

Qué es Generación Zoe, quién es su líder Leonardo Cositorto y cómo es el “gancho” para sumarse
Leonardo Cositorto. Prófugo de la Justicia y con pedido de captura.

“Coaching” y “liderazgo” son las dos fortalezas en que Generación Zoe basa sus pilares y con los que busca atraer a nuevos integrantes. Cuando alguien se deja seducir por estos conceptos y comienza a indagar un poco más, la oferta se convierte -al menos en apariencia- en más tentadora todavía: capacitaciones en estos rubros que apuntan a mejorar la confianza en uno mismo y hasta incrementar ganancias por medio de las criptomonedas. La propuesta cierra por donde se la mire, para ser realistas. Pero, como sostiene el refrán, “cuando es grande la limosna, hasta el santo desconfía...”

Y es que el viernes pasado, 17 de febrero, la Fiscalía de Instrucción del Segundo turno de Villa María (Córdoba) actuó ante tres denuncias de integrantes de Generación Zoe por “supuesto fraude financiero”. Con las oficinas de Generación Zoe cerradas desde hacía ya varios días, la fiscal Juliana Companys dispuso la detención de cinco directivos locales de la entidad, además de formalizar un pedido de detención contra Leonardo Cositorto, el responsable máximo de Generación Zoe y quien se encuentra prófugo desde entonces, con pedido de captura internacional (junto a otros dos altos mandos).

Leonardo Cositorto de Generacion Zoe (captura de video)
Leonardo Cositorto de Generacion Zoe (captura de video)

“Supuesta estafa y asociación ilícita” es el delito por el que la fiscal Companys detuvo a los directivos cordobeses de Zoe y por el que se busca a Cositorto. Y el detonante de toda la causa fue la denuncia de que este mes, desde Generación Zoe, habían retrasado las fechas de pago.

Estafas piramidales y “esquema de ponzi”, un viejo y peligroso conocido

Los resultados que promete Generación Zoe para quienes deciden ser parte de la estructura e invertir sus ahorros en dólares en criptomonedas -por intermedio de la firma y a cambio de promesas de ganancias exponenciales- no son para nada novedosos. A lo largo de toda la historia, en Argentina y en el mundo, han abundado ejemplos concretos de marcas o productos que prometen multiplicar una inversión inicial de maneras impactantes y siderales. Ocurrió hace ya algunos años en Mendoza, con una marca de productos de cuidado de la piel y cosméticos y que luego salpicó entre sus acusaciones a modelos, famosas e influencers de todo el país. Y también ocurrió hace ya algunos años con un preparado bebestible que, prometía, garantizaba la pérdida de peso.

Tanto en Generación Zoe como en el caso de los productos de cuidado de la piel o de los preparados dietéticos, la clave radica precisamente en el aspecto que más desconfianza debería generar: la promesa de acelerar e incrementar aún más las ganancias por medio de invitar y convencer a otras personas, a nuevos socios para que hagan sus aportes económicos. En pocas palabras, mientras a más gente se invita, mayores son las ganancias. Y todo endulzado por la promesa de “subir al próximo nivel”. De aquí surge el nombre de estafa piramidal: quienes van entrando a las bases de la organización sostienen a los primeros y más antiguos inversores y la clave para nunca quedar en la base es conseguir a otras personas que entren y queden por debajo. El “espejito de colores” de aumentar las ganancias y la necesidad de que haya siempre alguien debajo de cada persona para no “clavarse” con la inversión y asegurar ganancias llevan a que quienes acaban de ingresar a estos espacios se muestren desesperados por sumar más socios, involucrando aún a personas queridas o familiares.

Esquema de Ponzi, la base de distintas estafas piramidales que se renuevan a lo largo de la historia, con productos o servicios distintos, pero con los "cuenteos" de siempre.
Esquema de Ponzi, la base de distintas estafas piramidales que se renuevan a lo largo de la historia, con productos o servicios distintos, pero con los "cuenteos" de siempre.

Porque, cuando están los ahorros de una persona en juego y la imperiosa necesidad de -por lo menos- recuperar esa inversión inicial, no hay tiempo ni perspectiva para entender el engaño de este esquema y que su éxito está garantizado en que permanentemente haya personas que no tengan ganancias (y busquen desesperadamente a alguien que les garantice conseguirlas). Un ciclo sin fin. O, mejor dicho, infinito hasta que termina, el esquema se rompe y -salvo aquellos que están en la parte más alta y que fueron los ideólogos del esquema- todos los socios pierden su inversión.

Generación Zoe, el último gran espejismo

En el caso de Generación Zoe, Cositorto (quien se encuentra en la parte más alta de la pirámide y, también, prófugo) y su ejército de reclutadores prometían lo mismo que todos estos esquemas piramidales: beneficios amplia y llamativamente superiores a cualquier otra inversión.

El producto o servicio en sí que ofrece Zoe (así como alguna vez fueron los preparados dietéticos y luego mutaron a cremas y productos de cuidado corporal en otros casos) son capacitaciones en liderazgo y coaching a cambio de membresías en dólares (y que son precisamene las que, en teoría, se pueden recuperar y hasta aumentar).

Con esta inversión inicial en dólares, mantenida inmovilizada durante todo un año (y entendiendo que esto significa que es plata de la que no se podrá disponer en 365 días), se prometen ganancias de 7,5% (también en dólares) cada mes.

Oficinas de Generación Zoe, en Córdoba.
Oficinas de Generación Zoe, en Córdoba.

La promesa se convierte en más tentadora todavía cuando, por medio del coaching y los mensajes motivacionales, se trabaja en cada socio para que ellos consigan nuevos inversores. Si cada uno consigue dos o tres inversionistas nuevos, el socio sube de nivel, las ganancias de 7,5% aumentan, y también crece la red. Por cada persona que se suma a la red, se le retorna 20% de lo que invierte esta a quien lo invitó y convenció de sumarse. Y, como si con esto fuera poco, la ganancia incluye un gramo de oro por cada Zoe Cash (criptomoneda) que los inversionistas adquieran dentro de la red.

Como agregado a casos anteriores, Generación Zoe encontró en las critpomonedas la miel necesaria para atraer a cada nuevo socio.

Amenazas y complejo de superioridad

El discurso de quienes buscan reclutar nuevos socios inversionistas incluye varios ingredientes comunes, algo así como si se tratara de una receta de cocina. Lo primero suele ser un mensaje -generalmente en redes sociales, inesperado o de una persona con la que hace mucho no nos vinculamos- donde destacan nuestras características personales, nuestra actitud y un supuesta valor propenso al éxito y a no tenerle miedo.

Tras estos primeros halagos relacionados a los rasgos de personalidad y un perfil exitoso y emprendedor, suelen proponer una segunda reunión, cara a cara y que suele estar acompañada con la invitación para “tomar un cafecito”.

Ya cara a cara se explica de qué se trata la propuesta (llamativamente tentadora), se ahonda en el detalle de la inversión inicial que se necesita y el interlocutor hace referencias a su caso particular o al de alguna otra persona que conoció en el proyeco y que ha podido viajar por el mundo y disfrutar de las ganancias.

Leonardo Cositorto, CEO de Zoe. (Urgente 24)
Leonardo Cositorto, CEO de Zoe. (Urgente 24)

Si la respuesta del potencial seducido es por la negativa y la actitud se torna impermeable a ceder o a “animarse”, el discurso de quien intentaba convencerlo muta a un tono de superioridad. “Pensé que no le tenías miedo al éxito” o “quién no quisiera ser su propio jefe”. Y si en algún momento, aquel -o aquella- que decidió no participar se anima a cuestionar los siderales beneficios y la forma en que se consiguen -siempre tiene que haber alguien que aporte dinero para solventar a las partes más altas de la pirámide-, el discurso de los participantes se torna en hasta violento y donde se trata de “ignorante” y “miedoso” a quien osa cuestionar a la estructura.

Cositorto y toda una vida entre pirámides

Luego de que estallara el conflicto con Generación Zoe en Córdoba a fines de la semana pasada y de que se emitiera una orden de captura internacional contra Leonardo Cositorto -líder de Zoe en todo el país-, hubo incontables crónicas e informes periodísticos que buscaban “desenmascarar” al “coach” y gurú de la firma.

Uno de los más completos es el que publicó la periodista Victoria De Masi en El Diario Ar. “De “busca” que tocaba timbre y ofrecía libros a crear un ejército de vendedores callejeros: auge y caída de Cositorto” es el nombre del artículo que repasa todo el perfil y la historia de este hombre, nacido en 1970 en Buenos Aires y quien se ganaba la vida en sus comienzos vendiendo libros en la calle junto a su padre.

Tras irse a España con 21 años (en 1991) para seguir en el mercado de la venta de libros callejera -esta vez en equipos que comandaba-, regresó al país en 1994. Pero el Cositorto que regresó 3 años de migrar era distinto, evolucionado. Mientras estuvo en Madrid se convirtió en el regenteador de distintos equipos que vendían libros puerta a puerta. Su perfil de líder positivo y motivacional había comenzado a construirse.

En todo el camino recorrido hasta llegar a Generación Zoe -con su correspondiente pedido de captura-, y según la investigación de El Diario Ar, Leonardo Cositorto reclutó y encabezó equipos que vendieron ollas, relojes, perfumes, diccionarios, calculadoras, cremas y hasta tarjetas de teléfono. No solo en España y en Argentina, sino también en Perú, México y Chile.

Leonardo Cositorto, de Generación Zoe.
Leonardo Cositorto, de Generación Zoe.

Él tenía a cargo la preparación y la charla motivacional antes de que las “tropas” salieran a vender. Todos reunidos, cara a cara y en un mismo espacio, la clave era que cada uno contara qué lo había llevado hasta el lugar y cuál era el objetivo. “Podía ser pagarle la medicación a tu vieja, pagar la luz, cubrir una deuda… La cuestión es que en el ‘Impacto’ (así se llamaba ese espacio de encuentro grupal) terminabas gritando como un animal, salías a comerte la calle”, relató Julio, una de las personas que integró uno de los equipos de Cositorto en la década del ‘90, en declaraciones a El Diario Ar.

El toque de campana, la trompeta y los elegidos

Cada vez que uno de los integrantes de alguno de los equipos cumplía con el objetivo diario propuesto en cuanto a ventas, el ritual al final del día incluía que es apersona “tocara la campana” y compartiera su experiencia con los demás. Siempre con la idea de emocionar, motivar y contagiar.

El toque e campana incluía, además, un ascenso de la categoría y, por consiguiente, un objetivo más ambicioso todavía en cuanto a lo que había que vender. Además, la nueva función incluía motivar y reclutar a otros vendedores.

Ya en el siglo XXI, Cositorto incluyó en su perfil, carismático e intrigante, un perfil místico. Se certificó como Coaching Oncológico, se hizo muy amigo de un pastor evangélico y juntos comenzaron a oficiar ceremonias en Aviva Zoe Iglesia. “Pero Cositorto nunca fue avalado por la Iglesia Cristiana como ministro de Culto, tal como se presenta”, destaca la periodista Victoria De Masi en su nota de El Diario Ar.

Este perfil más místico incluyó un cambio en la forma de anunciar que se había cumplido una meta y, por consiguiente, se había subido de nivel: quien lo lograba debía “tocar la trompeta” ante todos sus compañeros, como si se tratara de un mensaje celestial brindado por un ángel.

Con la pandemia de coronavirus, Cositorto desembarcó con su más reciente propuesta: Generación Zoe y las ya detalladas promesas de formación en liderazgo, inversiones en criptomonedas y crecimiento de ganancias por cada inversionista conseguido.

Leonardo Cositorto, de Generación Zoe.
Leonardo Cositorto, de Generación Zoe.

Todas las denuncias contra Generación Zoe

Además de la denuncia penal en Córdoba, la más reciente y que derivó en el pedido de captura de Leonardo Cositorto, el referente y Generación Zoe acumulan ya varias denuncias en distintos órganos administrativos.

La Comisión Nacional de Valores (CNV) inició un sumario administrativo a la empresa, a Universidad del Trading y al propio Cositorto por “posible realización de oferta pública e intermediación irregular en el ámbito del mercado de capitales”.

La Inspección General de Justicia (IGJ), en simultáneo, inició otra investigación a Zoe por supuesta “captación masiva e indebida de ahorro público”. Este organismo, encargado de fiscalizar sociedades comerciales, emitió una advertencia a posibles adherentes para que adopten “los recaudos que estimen adecuados”, además de detectar “operaciones sospechosas”.

Según publica Clarín, el sumario que hizo la IGJ fue múltiple, debido a que Zoe cuenta con 12 sociedades, entre las que se destacan Zoe Capital S.A., Zoe Sidema S.A., Zoe Burger S.A. (una hamburguesería) y Universidad del Trading S.A.. Todas ellas conforman el “Fideicomiso Latam Zoe”.

Ya el 11 de febrero, el fiscal federal Eduardo Taiano había imputado a Cositorto, lo que derivó en el inicio de una investigación penal. Mientras que la ONG Bitcoin Argentina también denunció a Zoe ante la Procuración General de la Nación el 12 de febrero.

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