Entre Argentina y Chile hay, exactamente, 26 pasos fronterizos que vinculan ambos países a través de la siempre imponente y extensa Cordillera de los Andes. De ellos, solamente dos no pueden completarse en su totalidad vía terrestre, por lo que precisan -en algún tramo- complementarse con embarcaciones que deben abordar los pasajeros.
Uno de ellos es el Paso Hua Hum (a la altura de San Martín de los Andes) y que implica sí o sí cruzar el vehículo en una embarcación tipo ferry (si van en vehículo propio) a lo largo de uno de los siempre cautivantes lagos patagónicos. Cruzar el lago Hua Hum toma poco más de una hora y media. Sin embargo, este “paso anfibio” -que combina lo terrestre con lo acuático- no es el único paso lacustre (de lago) que une a Argentina con Chile a la altura de la Patagonia.
El Paso Pérez Rosales, ubicado en Bariloche y que vincula a Argentina con Chile a través del cruce de dos lagos patagónicos paradisíacos a bordo de catamarán, es -quizás- el más bello e impactante de todos. Por medio de dos pasajes en barco (el primero, con destino a Puerto Blest y el segundo, al Lago Frías), y navegando por un tramo del Nahuel Huapi y por el ya mencionado lago Frías, se puede cruzar desde la ciudad de San Carlos de Bariloche a la de Peulla (Chile) en menos de dos horas y media. La última media hora del tramo se completa en un colectivo.
Pero este circuito, a diferencia de los otros 25 que unen a ambos países, tiene un valor agregado. Porque, además, se encuentra enclavado en uno de los principales atractivos de Bariloche: Puerto Blest, que -a diario- recibe a miles de personas para navegar y disfrutar de las calmas aguas de ese sector del Nahuel Huapi y de los paisajes que parecen salidos de una postal perfecta, de esas que uno cree que jamás podrían existir en la vida real.
Además, en el lugar se puede almorzar, caminar y recorrer cada rincón y hasta alojarse en el Hotel Puerto Blest, que garantiza un entorno muy difícil de encontrar en otro sector de Bariloche. Para alojarse en el lugar, hay que pensar en desembolsar entre 15.000 y 20.000 pesos por noche y para dos personas.
Qué hacer en Puerto Blest
Luego de una tranquila navegación que se extiende durante una hora por el lago Nahuel Huapi y que conecta Puerto Pañuelo (ubicado en el Kilómetro 25 de la Avenida Bustillo en la villa cabecera de Bariloche) con Puerto Blest, en la costa de este brazo del lago uno puede sentarse a disfrutar de la inmensidad del lago azul y los picos de la cordillera.
El trayecto entre Puerto Pañuelo y Puerto Blest permite costear también la Isla Centinela, donde reposan los restos del Perito Moreno y flamea la bandera argentina junto a la cruz que indica dónde está enterrado el prócer.
Mate en mano, canasta de picnic con sanguchitos o algún snack de rápido disfrute son los inmejorables aliados para esta escapada en Puerto Blest, que garantiza un disfrute y una desconexión plena con la realidad cotidiana durante -por lo menos- 3 o 4 horas.
Caminando 150 metros, los visitantes pueden llegar al Parador Huillines, donde hay mesas y bancos para sentarse a disfrutar de los víveres que uno lleva o que decide comprar en la confitería del lugar. Desde allí, además, se puede disfrutar de la panorámica del comienzo del río Frías que llama poderosamente la atención por su color verde intenso y su agua más aceitosa (donde confluyen el río Frías y el Nahuel Huapi, el contraste entre el verde y el azul dan como resultado un espectáculo único para el ojo humano).
La excursión a Puerto Blest incluye, además, una navegación de 15 minutos más hacia la costa y el camino que lleva a la Cascada de los Cántaros, ya del lado de Neuquén (el límite entre ambas provincias está en el mismo lago). Son 15 minutos más -siempre por el lago Nahuel Huapi-, mientras que llegando a la costa enfrentada al Puerto Blest, hay un sendero que permite disfrutar de 3 miradores al costado de la Cascada de los Cántaros hasta llegar finalmente al Lago de los Cántaros (la caminata es de media dificultad y toma una hora y media).
La excursión de Puerto Blest y Laguna de los Cántaros tiene un costo de 17.500 pesos por pasajero para adultos (8.750 pesos para menores de entre 5 y 12 años y para jubilados), mientras que menores de 4 años no pagan pasaje. Además, por persona hay que pagar un adicional de 1.500 pesos (1.000 pesos para entrar al Parque Nacional Nahuel Huapi y 500 pesos por tasa de embarque).
Lago Frías, un tesoro verde esmeralda en la frontera con Chile
Quienes deciden cruzar de Argentina a Chile por el paso Pérez Rosales deben seguir hasta el Lago Frías. Pero esta alternativa también está abierta para quienes van por el día, en modo de visitantes. El adicional de la excursión al Lago Frías tiene un valor de 6.800 pesos por persona (adultos) o 3.400 pesos (menores y jubilados).
Para llegar hasta este tramo, hay que abordar un colectivo -primero-, y por 15 minutos, viajar vía terrestre hasta Puerto Alegre (ya en la orilla del Lago Frías). El recorrido por el Frías también se extiende durante 15 minutos y permite recorrer las laderas de los cerros, navegar las verdes y calmas aguas y disfrutar del Cerro Tronador de frente en su máximo esplendor antes de regresar a tierra firma y por el mismo puerto.
El color verde intenso de sus aguas, la naturaleza en estado puro y la calma absoluta son los principales atractivos y los rasgos distintivos del Lago Frías.
Cómo llegar a Chile por lago
Quienes han adquirido la excursión para seguir hasta Chile, deben hacer aduana, control migratorio y pasar el control de Gendarmería en la costa del Lago Frías. Allí siguen, vía terrestre -en micro- hasta la frontera y, ya del lado chileno, navegan por un último espejo de agua, el Lago de Todos los Santos (ya en Chile).
Aquellos que son más aventureros y arriesgados suelen cruzar los dos lagos (Blest y Frías) en las embarcaciones con sus bicicletas a bordo, cruzan a Chile pedaleando y luego regresan a Argentina en esos rodados, ya por el Paso Cardenal Samoré (Villa La Angostura) y tras haber recorrido las rutas y caminos trasandinos.
El paso que fue clave en la vida del Che Guevara
En 1951, 8 años antes de la Revolución Cubana, Ernesto Guevara -quien por entonces era un joven estudiante de medicina de 23 años y ni siquiera era apodado “Che”- y su amigo Alberto Granado salieron en una aventura que los llevó a recorrer gran parte de América del Sur.
En una moto Norton 500 de 1939 a la que habían llamado -con cariño- “La Poderosa II”, Guevara y Granado partieron de San Francisco (Córdoba) con la idea de recorrer América del Sur, interiorizarse en las comunidades más remotas y dar asistencia médica a cambio de comida y alojamiento.
El cruce de Argentina a Chile lo hicieron a la altura del Lago Frías -tras navegar sus aguas a bordo de un planchón-, por lo que hoy es el Paso Pérez Rosales. Ya del lado chileno, debieron abandonar “La Poderosa II” por desperfectos y siguieron a dedo hasta salir de Chile (por el norte), adentrarse en Perú (pasaron por el Machu Picchu) y seguir por el Amazonas hasta llegar a San Pablo (Brasil). De allí continuaron hasta Colombia y culminaron el viaje en Venezuela antes de regresar a Argentina.
Toda esta experiencia, que terminaría por cambiar y marcar la vida de Guevara y de Granado fueron recopilados por ellos mismos en distintos escritos. Y es esta la historia que se refleja en la película “Diarios de Motocicleta”, rodada en 2004 y dirigida por Walter Salles.
En el Parador La Poderosa II, ubicado en las costas del Lago Frías, se encuentra actualmente la moto en que el “Che” Guevara y Alberto Granado completaron parte de su aventura. Y es uno de los atractivos para los visitantes.
