Programar desde casa, para el exterior y con sueldos en dólares: ¿Vale la pena? ¿Cómo se cobra?

Historias de desarrolladores argentinos que teletrabajan para empresas en el exterior. El desafío de las universidades para retener estudiantes antes de que empiecen a trabajar.

Programar desde casa, para el exterior y con sueldos en dólares: ¿Vale la pena? ¿Cómo se cobra?
Programación. Las empresas aseguran que hay déficit de programadores e ingenieros en sistemas en todo el país. (La Voz)

Manuel F. aprendió a programar por su cuenta. Arrancó por los juegos y el año pasado hizo la especialidad en programación en el colegio. “Con las criptos y el blockchain me entusiasmé, me metí un poco más y estuve un año estudiando a full”, cuenta desde su casa, en Córdoba. A los 18 años, trabaja para una empresa uruguaya que brinda soluciones de Web2 y Web3. Cobra 2.500 dólares mensuales.

“Tengo el contrato en una plataforma en línea. Me pagan por ahí y elijo cómo sacar los fondos de esa plataforma. Por Pay Pal o transferencia por cripto. Si necesito, lo paso a Lemon Cash, pero nunca montos muy grandes. A la mayor parte la dejo en criptomonedas”, explica.

Manuel es el ejemplo más precoz de un fenómeno indetenible: el de los jóvenes desarrolladores argentinos que trabajan para el exterior, y que deciden no declarar sus ingresos por una razón sencilla: cobrarían la mitad.

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“Mis amigos está asombrados, porque 2.500 dólares no es un salario común. Mi mamá es maestra y gana 70 mil pesos. Es una locura y una tristeza, porque estamos en un país en donde no podés apostar. Veré qué hago en el futuro, pero no tengo motivos para quedarme”, dice Manuel, que transita el último año de la secundaria.

En septiembre de 2021 el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación lanzó Argentina Programa, una capacitación gratuita para que chicos a partir de 18 años aprendan a programar, en una iniciativa conjunta con la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI).

Más de 124 mil personas se anotaron el primer día. Apenas una muestra del interés que despierta una profesión con una demanda mundial permanente.

Estudios en debate

Una parte del fenómeno complica a universidades y casas de estudio, que ven cómo muchos estudiantes comienzan a trabajar muy rápido y ralentizan su carrera, en el mejor de los casos, o la abandonan directamente.

“La evolución del mercado laboral acelerada por la pandemia ha abierto una cantidad de posibilidades laborales para gente con conocimientos, incluso parciales, de programación. Eso afecta de manera directa a las carreras de computación, en particular la licenciatura en ciencias de la computación en Famaf (Facultad de Astronomía, Matemática y Física de la UNC). Muchos estudiantes avanzados consiguen trabajos muy bien remunerados, muchas veces en empresas extranjeras trabajando de manera virtual. Este estado de cosas es claramente muy bueno en clave de realización personal y también de desarrollo de los conocimientos tecnológicos informáticos locales”, describe Javier Blanco, docente e investigador de Famaf.

En el Famaf se capacitan muchos de los programadores que después trabajan en todo el país y en el exterior. (La Voz)
En el Famaf se capacitan muchos de los programadores que después trabajan en todo el país y en el exterior. (La Voz)

Pero eso tiene una contraparte: “Muchas veces implica retrasos en las carreras o directamente el abandono. Podría decirse que no es fundamental o necesario recibirse para desarrollarse profesionalmente, lo cual es cierto, pero cuanto más conocimiento conceptual consigan estudiantes y graduados en sus carreras, más independientes se vuelven del estado actual del mercado tecnológico, y tienen mayores capacidades de invención de nuevas tecnologías computacionales”, señala Blanco.

Y agrega que “en esta tensión se desarrollan hoy las carreras de computación, donde también hay una creciente dificultad en sostener la planta docente dado el dinamismo y los salarios mucho mayores de la vida profesional”.

Desde el sector empresario e inversor, Luis Bermejo, de Alaya Capital, afirma que “el sistema educativo tiene el gran desafío de cómo se reforma a tiempo para darle solución a esas necesidades. Los jóvenes se autocapacitan con cursos de YouTube y desarrollan software para empresas extranjeras. Es un desafío gigante. El sistema educativo se mueve mucho más lento de lo que se mueve la realidad”.

Maira Calzada es licenciada en educación y directora del Grupo TecX de Córdoba, que aglutina a empresas de la economía del conocimiento. “Hace mucho que los chicos empiezan a trabajar sin terminar la carrera. Creo que mientras más práctica profesional tengan, mejor. Muchos estudian carreras tecnológicas porque se incentiva, pero no saben cuál es el campo profesional. Entonces está bien que lo hagan antes de recibirse. Pero no está bueno que dejen la universidad”, dice.

Más de la mitad

Jorge se recibió de ingeniero en el IUA (Instituto Universitario Aeronáutico). Pasó por varios empleos como programador, y hasta fundó emprendimientos de software. Hoy trabaja para una empresa de Missouri, EE.UU., en una app de filtros de fotos e imágenes.

“Con el tipo de cambio nos pasa lo mismo que a la gente del campo. El salario es espectacular, aun pagando todo y al cambio oficial. Pero te come más de la mitad. He tenido ofertas para irme a cualquier lado del mundo, con visa, vivienda, escuela para los chicos. Pero uno elige quedarse”, cuenta Jorge.

Su caso es parecido al de Antonio, que se recibió en la UTN pero hace 20 años. Ahora trabaja para una consultora estadounidense. Casado, con una hija de 7 años, el empleo remoto le dio la posibilidad de cuidar a la niña desde bebé, ya que su esposa sí trabaja fuera de casa.

“La diferencia de plata en el exterior es abismal: ganás el doble o el triple. Pero no declaro ese ingreso. La piña final fue con este gobierno y este cepo, más el impuesto a las ganancias, que se volvió insoportable”, señala.

Economía ofrece mil cupos gratuitos para formar programadores de todas las edades
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Según el último informe desarrollado por el Observatorio Permanente de la Industria del Software y Servicios Informáticos (OPSSI) y la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI) con datos 2020-2021, hay 130 mil puestos en en el país relacionados con las actividades informáticas.

Y sería de 9% el porcentaje de trabajadores del sector con el sueldo dolarizado, aunque se vuelve difícil detectar esa cifra real si no están registrados en ningún lado.

Cobro informal

¿Cómo hacen para cobrar su salario en el exterior los programadores?

Lo explica un contador que suele ayudarlos a realizar ese trámite: “A los más chicos no les importa nada tener obra social, aportes, etc., asi que optan por cobrar los dólares afuera e ingresarlos al país a través de una ´cueva´”, explica.

Muchos optan ahora por comprar criptomonedas afuera y venderlas en efectivo en Argentina, tanto en dólares como en pesos (a cotización blue). “Se suele usar USDP Stablecoin, una moneda que equivale a 1 dólar. Pero como todos están haciendo lo mismo ahora y hay exceso de esa cripto en Argentina, acá ya se paga entre 0,95 y 0,99 por dólar”.

Muchos de estos jóvenes, por los conocimientos que tienen sobre el tema, hacen la operación por sí mismos y buscan personas para venderles USDP en grupos de Telegram.

Hasta antes de la pandemia, otra opción era cobrar en dólares en países limítrofes.

Criptos-USDP
Criptos-USDP

A comienzos de junio, el Banco Central estableció un régimen de excepción para la liquidación de divisas. Permite cobrar hasta 12 mil dólares por año en las cuentas en divisas individuales en la Argentina. El régimen incluye a 16 categorías de servicios como programadores, médicos, contadores, comunicadores, publicistas, investigadores, arquitectos, servicios audiovisuales y culturales, y abogados, entre otras.

Sin embargo, especialistas descreen que esta norma logre el objetivo que se propone, y plantean dudas: “La resolución te permite traer 12 mil dólares al año, pero hay que ver si distribuidas mes a mes. Si pasás tres meses sin cobrar nada y después cobrás tres mil dólares de una vez, sólo mil quedarían en divisas y los otros dos mil se deberían liquidar a 110 pesos, además de lo que suelen cobrar los bancos por la operación, con mínimos que van de los 50 a los 100 dólares”, explica un contador.

“Lo de los desarrolladores que cobran afuera es un tema político que van a tener que cambiar las gestiones, actual o las que vengan. Se están perdiendo muchos aportes. Y lo de la resolución de la semana pasada del Banco Central quedó en un comunicado. Estamos esperando el decreto”, dice Maira Calzada, directora del Grupo TecX.

Desafíos

Para las empresas, el desafío es inmenso: “El desafío es captar esos talentos y retenerlos. Es un problema gigantesco en todo el mundo, no sólo en Argentina. Los salarios se van cada vez más arriba pero también los jóvenes trabajan más por el interés en el proyecto, además del dinero. Si bien la crisis global enfrió un poco el problema -algunas compañías están bajando el volumen de contrataciones e incluso hay despidos-, sufrimos el problema de esa falta de recursos humanos”, dice Luis Bermejo, de Alaya Capital.

-Ustedes trabajan en otros países. ¿Pasa en alguno lo mismo que en Argentina en relación a que los desarrolladores no registran sus ingresos en el país?

-En otros países no tienen cepo cambiario. Sí trabajan los chicos para afuera en toda América latina, pero no tienen el problema del dólar blue, del oficial, etc. Ingresan la plata a sus cuentas bancarias en su país. No tienen el problema de que la plata les rinde la mitad.

Un informe del grupo Trabajadores Informáticos (Datos, mitos y falsedades sobre la industria informática), señala, en relación a los freelancers, señala que “muchos de esos sueldos suelen quedar por fuera de los índices debido a que operan con cuentas extranjeras u otras formas -como el uso de criptomonedas- lo cual si bien es atractivo, deja al trabajador en un estado de incertidumbre en cuanto a su estabilidad laboral, sus aportes previsionales, su carrera profesional y a su situación fiscal”.

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