Cuando comenzó el aislamiento social preventivo nadie podía imaginar que las restricciones se extenderían por más de cinco meses. Para los productores agropecuarios, en particular aquellos que tienen propiedades en más de una provincia, o que viven en un lugar y tienen un campo productivo en otro, la situación ha resultado muy compleja. Sin embargo, anticipan que las dificultades se acentuarán en los próximos meses, ya que comienza la temporada fuerte de maíz y soja en San Luis y Córdoba.
Carlos Olivella tiene una producción agrícola-ganadera en San Luis y vitícola y frutícola en Mendoza. Esto hacía que, en tiempos pre pandemia, viajara constantemente entre una y otra provincia. Pero desde el 14 de marzo, cuando volvió del suelo puntano, no pudo volver a su finca y se ha visto obligado a manejar la producción por teléfono.
Como a otros que están en su misma situación, las “fronteras” generadas por distintos abordajes de la situación sanitaria lo obligarían a hacer 14 días de cuarentena en San Luis y otros 14 de aislamiento al regresar a Mendoza. Es decir, debería pasar un mes aislado en un hotel para poder ir a su campo. “No pedimos ir a Merlo o Trapiche a pasear. Generamos trabajo y producimos”, planteó.
Olivella estimó que son unos 600 productores de Mendoza, Córdoba y La Pampa los que tienen también campos en San Luis; en algunos casos propios y en otros alquilados, lo que complica aún más la situación. Y resaltó que 80% de la superficie cultivada en San Luis, con trigo, maíz, girasol y soja, fue sembrada por un cordobés. La preocupación, que viene desde fines de marzo, se aviva ahora porque en dos meses comienza la siembra.
Un pequeño grupo se reunió ayer en el Arco del Desaguadero para analizar esta situación y firmar un petitorio que presentarán en los ingresos, para que llegue al gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá. Lo mismo ocurrió con los productores en Córdoba y La Pampa. Es que hasta ahora sólo han podido llenar formularios en la página web del gobierno provincial, pero no han tenido respuesta.
Guillermo Cucurella tiene un campo agrícola ganadero en San Luis y se dedica la producción de uvas finas y nueces en Mendoza. Pero, además, administra propiedades, por lo que su vida –hasta mediados de marzo- incluía numerosos viajes entre estas dos provincias y Córdoba, ya que en esta última se consiguen diversos insumos y también hay un buen número de veterinarios.
Hasta ahora, comentó, se han ido amoldando a la situación lo mejor que han podido, pero se aproxima una fecha que para él será de quiebre: comienza la campaña gruesa de maíz y soja, y antes de eso se fumigan los campos para preparar el suelo para la siembra, lo que requiere de una mayor presencia de trabajadores, que muchas veces provienen de otras provincias.
Por otra parte, explicó Cucurella, en unos días más comienzan las pariciones de las vacas, por lo que se refuerza el personal ya que la revisación de la hacienda es diaria y más exhaustiva que en otras épocas del año porque algunas necesitan asistencia. Esto se sostiene, resaltó, durante setiembre, octubre y noviembre.
Como propietario y como asesor técnico en otros emprendimientos, consideró que, con estas medidas, que en la práctica imposibilitan que el productor vaya a su campo, -ya que, en lugar de un viaje de dos o tres días, se convierte en uno de un mes- se está vulnerando el derecho a la propiedad privada. En cambio, indicó, al conductor de camiones se le permite atravesar el país sin hacer cuarentena hasta llegar a destino. Y resaltó que quien viaja para trabajar en su finca o hacienda, no suele ir a las ciudades ni a los pueblos.
Juan Carlos Minetto, en cambio, vive en Mendoza y se dedica a la producción agropecuaria en Córdoba. La mayoría de los empleados que tiene son de San Luis y “cruzan” periódicamente. Hasta ahora, se ha encargado de pagar los hisopados para que puedan hacerlo, pero se le está tornando inviable. Él mismo, acostumbrado a ir con frecuencia a su campo, viajó ya durante el aislamiento, pero cuando volvió tuvo que pasar 15 días en un hotel.
Por otra parte, si bien la mayor parte de su producción la vende en Rosario, también tenía clientes en Mendoza, pero dejó de venderles porque se les complicaba mucho el trayecto. Es que la provincia de San Luis, como tiene pocos casos de coronavirus (y en un principio ninguno), implementó una serie de restricciones a la circulación.
En primer lugar, un gran número de caminos alternativos, de tierra, fueron cerrados con topadora. Y en los principales se implementó un sistema de cápsula para el paso. Esto es, hay tres horarios de salida de los vehículos en tránsito, que pueden circular acompañados por móviles policiales, lo que genera que cruzar la provincia pueda llegar a demorar 14 horas.
Presentación
En las provincias limítrofes de San Luis se reunieron productores –respetando el distanciamiento y usando barbijo- para firmar un petitorio en el que reconocen que San Luis ha logrado evitar la progresión de casos de coronavirus, pero que los límites a la circulación y al desarrollo de ciertas labores sin realizar una cuarentena de 14 días ponen en riesgo la campaña agrícola y ganadera. Con esta medida buscan lograr que se abra una Mesa de diálogo entre algunos representantes y el Comité de Crisis de San Luis; y que lo mismo ocurra en Mendoza (ya que también se pide cuarentena aquí).
En el texto plantean que la mayoría de las actividades en el campo se pueden realizar al aire libre y con la distancia necesaria entre personas, como también que los establecimientos están alejados de los centros poblados. Asimismo, que los productores agropecuarios se encuentran registrados, con lo que se puede acceder al detalle del personal que trabaja en cada campo.
Y también proponen un protocolo para poder transitar y realizar las actividades sin poner en riesgo la salud de los habitantes, que incluye, entre otras posibles medidas: que los vehículos que circulan no deban ingresar los datos cada vez que llegan a los controles; que el personal temporario pueda ingresar a la provincia con un PCR negativo y cumplir la cuarentena en el lugar de trabajo (en vez de en un hotel); que las personas que realizan tareas de planificación, organización y control -lo que demanda ingresos frecuentes- puedan hacerlo con un PCR negativo que se repita con una cierta frecuencia; control de ubicación de los ingresantes por alguna app de localización, para corroborar que no vayan a los núcleos urbanos.