Ante la disminución de las temperaturas, que hasta hace unos días eran bastante cálidas para la época, muchos miran con recelo nuevamente las clases presenciales, debido, principalmente, al protocolo que las rige en el contexto de pandemia de coronavirus.
La preocupación tiene que ver con la exigencia de que haya ventilación en las aulas y el impacto del frío en la salud de los niños. O sea, que por querer evitar una patología terminen adquiriendo otra.
Natalia Sánchez Zapponi, jefa del servicio de Emergencia del Hospital Notti destaca la importancia de la ventilación porque “las transmisiones son a través de las pequeñas microgotas que se aerolizan al hablar, estornudar, toser, gritar o cantar, tanto en el virus del covid como de los otros virus que provocan infecciones respiratorias”.
Además de la distancia social, la higiene de manos y superficies, es esencial el uso de tapabocas que, según la especialista, “genera protección en la vía aérea y produce un efecto protector a la respiración del aire frío”.
Para los niños que tienen pelo corto, aconsejan que vayan con gorros. Además, se deben evitar las medias de nylon y elegir las de algodón o materiales que ayuden a mantener los pies en calor.
Asimismo, la pediatra considera fundamental evitar las modificaciones bruscas de temperatura, recordando que “el frío provoca cambios en la vía respiratoria y la única forma de prevenir es el abrigo”.
En este sentido, la sugerencia es vestirlos ‘en capas’: con una remera, una camiseta, un buzo y finalmente la campera “para que, si el niño siente calor, pueda ir despojándose de alguna prenda”, detalla Sánchez Zapponi.
Esta ha sido, naturalmente, la decisión que han tomado muchos padres y madres. Laura Romero tiene un hijo de 7 años que va a una escuela de Luján de Cuyo, que prefirió no mencionar.
“Con lo caro que está el gas, en la casa todavía no prendemos las estufas, así que él va igual de abrigado como si estuviera acá. Le pongo dos pares de medias y dos camperas porque cursa en la mañana y hace frío cuando lo llevo. Pero cuando sale lleva las dos camperas en la mano”, indica la mujer.
Anabel García, docente de la escuela 2713, de Lavalle, explica que les “permitieron encender las estufas, pero no cerrar las ventilaciones, así que hay correntada de aire”.
En este sentido, se dan realidades distintas en establecimientos públicos y en privados. “Giuli en la escuela tiene un aire acondicionado frío/calor, con una ventilación. Cuando son días muy fríos toman el recreo dentro del aula”, comparte Florencia Puebla, respecto a la escuela Sagrada Familia, de Guaymallén.
A esta realidad se suma un reclamo que vienen haciendo algunos padres sobre la necesidad de suspender las clases presenciales por la cantidad de casos de Covid y por la incomodidad de sus hijos.
Eleonora Valdivieso es mamá de dos niñas que asisten a la escuela Nuestra Señora del Rosario, en Godoy Cruz. Más allá de destacar los beneficios que nota en ellas las semanas que tienen dictado presencial, no está de acuerdo con que se continúe así, debido a que bajaron las temperaturas.
“No me parece ni pedagógico ni humano que un niño tenga que estar sentado, respetando ya un protocolo de distancia con sus compañeros (lo que ya es tan difícil anímicamente), intentando aprender con un sobreabrigo que le restringe la movilidad, con frío por lo propio de no estar el cuerpo en movimiento. Me parece que no son las condiciones adecuadas”, asegura la madre de las niñas con molestia.
En este sentido, desde la DGE, aclararon que “no está prohibido ni es obligatorio” encender las estufas, por lo que quedaría a criterio de cada establecimiento usarlas o no, en los casos que cuenten con las mismas.
Además, desde la mencionada institución aclararon que la recomendación es mantener abiertas puertas y ventanas unos 5 centímetros y no completamente.
Mientras tanto, personal docente y no docente, al igual que los alumnos, están apelando al uso de abrigos y, en algunos casos, hasta llevan mantas o frazadas para combatir las bajas temperaturas.
Ventilación natural, cruzada y forzada si es necesario
En el punto 10 del Anexo II de la resolución que establece el protocolo, se prevé puntualmente cómo debe ser la ventilación del establecimiento, precisando que la “natural es la opción preferente” y que en segunda instancia “se recomienda ventilación cruzada, si es posible de forma permanente”.
En este caso, recomiendan ventilar “durante 10-15 minutos al inicio y al final de la jornada, durante el recreo, y siempre que sea posible entre clases”.
Agrega que, en caso necesario “se puede utilizar ventilación forzada (mecánica), debiendo aumentarse el suministro de aire exterior y disminuir la fracción de aire recirculado al máximo”.