Premiaron a dos estudiantes mendocinas en un concurso nacional de cuentos

Micaela Morales y Alma Mopardo, de segundo año, recibieron su distinción en la Usina del Arte, CABA. El cuento será animado y difundido en la TV Pública.

Premiaron a dos estudiantes mendocinas en un concurso nacional de cuentos
Micaela Morales y Ana Mopardo escribieron un cuento que recibió un premio nacional.

Por el cuento que escribieron, llamado La flor de Yanara, las estudiantes de segundo año de la Escuela Técnica 4-013 “Dr. Bernardo Houssay” de Ciudad, Micaela Morales y Alma Mopardo, obtuvieron el tercer puesto en el Concurso Nacional de Cuentos Alumnit@s 2022 (sic) y fueron premiadas en la Usina del Arte de CABA, donde viajaron junto con una docente.

“Esta noticia nos llena de alegría y de orgullo. Queremos agradecer a toda la comunidad educativa que en muy pocas horas reunió el dinero para que pudieran viajar a Buenos Aires recibirlo y a cumplir una hermosa experiencia”, indicó a Los Andes el vicedirector del establecimiento, Rubén Gnemmi.

En un acto realizado en la sede de Agustín Caffarena 1, de CABA y acompañadas por la docente María Rosa Luna, Micaela y Alma fueron premiadas en esta edición, la segunda desde que se iniciaron los concursos. La visita a Buenos Aires se complementó con otros paseos y visitas, como al Museo Houssay.

El vicedirector de la institución comunicó que el cuento fue elaborado en forma autodidacta y que será animado y difundido en la TV Pública (canal televisivo oficial de la Argentina). La conducción de la premiación estuvo a cargo de Iván de Pineda.

El docente mendocino agradeció especialmente la colaboración de docentes y preceptores que estimularon a las niñas a escribir el cuento, a la vez que valoró el gesto del club Revolution Ultimate, de Buenos Aires, que posibilitó una buena parte del dinero necesario para el viaje. El club promueve el espíritu del juego y tiene algunas particularidades, como que los árbitros son los mismos jugadores.

El cuento en cuestión motivará, además, que las estudiantes reciban un reconocimiento de la Dirección de Educación de la Municipalidad de Ciudad como alumnas destacadas 2022. “Nunca esperamos este premio. Escribimos el cuento como un entretenimiento y fue una sorpresa enorme lograr el tercer puesto”, dijo Alma, todavía azorada con los edificios de Buenos Aires.

En pleno paseo por el Jardín Japonés, poco antes de emprender el regreso, agradeció la oportunidad que le brindó la escuela de reunir el dinero para vivir la experiencia. Micaela, que tiene 15 años, indicó, por su parte, que la ceremonia de premiación resultó impecable e inolvidable. “Todo fue perfecto y se armó en poco tiempo. No tengo más que decir gracias por este cierre de año perfecto”, reflexionó.

El cuento

La historia que cuentan las alumnas, en formato de cuento corto, se refiere a Yanara, una jovencita miembro de una tribu que, a diferencia de sus hermanos, era educada, culta y respetuosa mientras que sus hermanos eran ignorantes y de malos pasos debido al resentimiento que les provocó haber quedado huérfanos. Lo cierto es que la chica era maltratada, especialmente por su hermano mayor, y sometida a las labores domésticas.

La historia central transcurre tras la muerte de su abuela, quien había criado a la protagonista. Con el hallazgo de Yanara de una caja “para la protección del alma” que su abuela le había dejado, comienza la trama.

En dicha caja había un amuleto que la conectaba con su querida abuela. Sus hermanos no soportaron que haya sido ella quien recibiera el amuleto (una suerte de colgante) y la castigaron duramente, la arrastraron hacia el río y Yanara, finalmente, murió.

Claro que el hechizo de su abuela Malka decía que toda persona que dañara a su portadora debería pagar sus actos y así fue que sus hermanos comenzaron a sufrir distintos males. Una tarde, Ikal, el mayor, llegó al río, tomó su red y la lanzó en el centro para capturar algunos peces. En ese momento escuchó a una joven cantando a lo lejos. La curiosidad le ganó y decidió ir a buscarla. Caminó tranquilamente río abajo y pudo visualizar una silueta conocida. Cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo ver que era la imagen de su hermana minutos antes de que la arrojaran al río.

Ikal no lo podía creer: era su hermana Yanara, que al verlo comenzó a gritar e implorar por misericordia. Los gritos fueron lo suficientemente fuertes como para atraer la atención de sus hermanos, haciendo que todos se dirigieran en dirección al río. Ya cuando estaban reunidos en el mismo lugar comenzaron a aparecer más siluetas de su hermana en dirección a ellos, acorralándolos contra la orilla del río. Los jóvenes cayeron todos juntos al río golpeándose con las filosas rocas que le habían arrebatado la vida a Yanara y que también se las arrebataría a ellos. Y así, de esta forma el hechizo pudo cobrar venganza sobre su portadora dejándola descansar en paz, en forma de una bella flor llamada Mutisia. El relato deja una enseñanza: los errores, tarde o temprano, siempre se cobran.

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