El ministro de Salud, Ginés González García, sorprendió este miércoles al mermar la expectativa respecto a la pronta llegada de las dosis de la vacuna contra el Covid-19 desarrollada por Pfizer y BioNTech. El anuncio de retraso (”por condiciones inaceptables”) se dio en coincidencia con la posible postergación del arribo a Argentina de la vacuna rusa (”por dificultades de aviones”) y la estimación de disponibilidad para marzo de la vacuna de Oxford/AstraZeneca.
“Tengo toda la esperanza de concretar el acuerdo con Pfizer. En la negociación se nos pidió una ley que les diera inmunidad, esa ley salió. Después, desde la casa central de Pfizer en EEUU decían que esa ley no era suficiente, que había que hacer una nueva ley, y además que el contrato no lo firmara yo sino el Presidente; son condiciones un poco inaceptables”, dijo ayer el funcionario.
“Les hemos pedido que revean toda esa circunstancia porque la voluntad política de Argentina es tener todas las vacunas. La prioridad es cuándo la íbamos a tener. Ellos cambiaron las condiciones”, acusó en conferencia de prensa.
Además, Ginés González García puso en duda que la vacuna rusa Sputnik V, de la que se esperaban 300 mil inyecciones antes de fin de año según Alberto Fernández, llegue en diciembre: “Tenemos dificultades con los aviones”.
Con este tenso panorama, el Gobierno podría fallar en su promesa de arrancar la histórica vacunación (voluntaria y gratuita) en diciembre de 2020.
Mientras tanto, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos ya empezaron a aplicar la vacuna de Pfizer a su población de riesgo y trabajadores de salud. Y en la región latinoamericana, el panorama es alentador: Chile y México ya aprobaron el uso del mismo tratamiento.
¿Por qué se demora el acuerdo con Pfizer?
“Vamos a tener la vacuna antes de tiempo, como en el primer mundo, a un precio infinitamente menor”, dijo el ministro de Salud de la Nación en agosto pasado, justo después de firmar el acuerdo con Oxford/AstraZeneca. En Argentina se produce la sustancia activa, mientras que México se encarga de la distribución.
Pero hoy, la realidad es diferente y están vacunando primero los países que firmaron acuerdos prematuros con otro laboratorio, Pfizer. La de AstraZeneca tuvo un error metodológico durante los ensayos de fase 3 y ahora se la espera para entre fines de marzo y principios de abril.
El Gobierno tejió vínculos con ambas empresas, aunque desde el comienzo las relaciones parecen haber sido más fluidas con AstraZeneca que con Pfizer.
En el caso de Pfizer intervino el trabajo del infectólogo Fernando Polack y la Fundación Infant, lo que permitió que parte de la fase 3 de la vacuna de Pfizer se desarrollara en el Hospital Militar de Buenos Aires. Los resultados fueron positivos.
La posibilidad de hacer el ensayo de la vacuna de Pfizer en Argentina dejaba supuestamente en buena posición al país para poder acceder a una cantidad de dosis cuando éstas estuvieran disponibles. Pero en el medio surgieron cortocircuitos que dilataron la negociación.
Algunas fuentes consultadas por Clarín vinculan el desacuerdo con que el Gobierno argentino quería que la vacuna de Pfizer también se fabricara en el país. De ser así es necesaria la transferencia de tecnología y en ese punto, todo indica, no se habría podido avanzar.
Parte del éxito de Pfizer para acelerar su aprobación fueron los 6.000 voluntarios testeados en el Hospital Militar, una cantidad que le permitió sacarle ventaja a la otra vacuna estadounidense, la de Moderna, que el presidente Donald Trump decidió “incautar” para los ciudadanos de ese país.
En TN, Ginés González García exaltaba el valor de apostar a la vacuna de Oxford, entre otras cosas, por su precio infinitamente menor: “Pfizer le vendió a Estados Unidos su vacuna por 19 dólares, mientras que la de AstraZeneca costará 4 dólares”.
Al contrario de lo que pronosticaba Ginés, otros países del mundo son los primeros que están aplicando la vacuna de Pfizer, mientras Argentina aguarda.
México anunció que el 22 de diciembre tendrá a su disposición las primeras 125 mil dosis de la vacuna de Pfizer , mientras que este mismo miércoles Chile aprobó el uso. En el país vecino, el inicio de la vacunación voluntaria y gratuita para mayores de 16 años es inminente.
Mientras, el Gobierno argentino busca generar confianza sobre la vacuna rusa y no le queda otra opción que la paciencia hasta recibir la de Oxford.
Representantes de Pfizer prefirieron no responder sobre cuestiones puntuales, pero aseguraron: “Mantenemos las conversaciones con el Ministerio de Salud en vistas a un potencial acuerdo. No tenemos comentarios adicionales”.
Una fuente con vínculos en Pfizer se permitió manifestar su escepticismo en cuanto al argumento de la menor producción, una de los motivos deslizados por Ginés en la conferencia. Y admitió que si bien “la compañía es dura para negociar, sus condiciones son iguales para todo el mundo. Si no hay un acuerdo con Argentina es porque nuestro país no acepta algo que otros aceptan o pide algo que otros países no reclaman”.