El uso y venta de pirotecnia está prohibida por ley en Mendoza. Sin embargo, la Navidad llegó con un despliegue de estruendos y fuegos artificiales que ponen en evidencia que, más allá de la norma, lo que faltó fue empatía. Es que lo que para algunos es diversión se transforma en un momento verdaderamente terrible para otros.
La hipersensibilidad al sonido o las luces - entre otras- que pueden presentar en particular las personas con trastorno del espectro del autismo (TEA) y quizás con alguna otra condición, hace que el momento se llene de desesperación, tanto para ellos como sus familias. El saludo y el brindis se diluyen para atender una crisis o pasar mucho tiempo encerrados en un baño o una habitación.
Una parte de estas personas presenta alteraciones en el procesamiento de los estímulos sensoriales mostrando, en ocasiones, hiper o hipo reactividad a los mismos, explica la Asociación Argentina de Padres de Autistas. Describen que “se manifiesta, por ejemplo, en un malestar intenso ante determinados sonidos, olores, luces, sabores o texturas específicas, que pueden pasar desapercibidos o no incomodar a las demás personas. En el caso de aquellas con hipersensibilidad auditiva, los ruidos repentinos y fuertes les pueden afectar muy negativamente, ya que los perciben de una forma más intensa”.
La Confederación Autismo España explica que los sonidos fuertes y repentinos pueden causar estrés, ansiedad, irritabilidad, nerviosismo o miedo. Incluso algunas de ellas sienten la necesidad de huir y buscar un sitio tranquilo y seguro. Puede implicar episodios de crisis difíciles de controlar hasta el retroceso en habilidades previamente adquiridas, como el habla.
Incluso la asociación argentina habla de “trauma acústico”, que consiste en una lesión en los mecanismos auditivos del oído interno debido a la exposición a un ruido muy fuerte siendo una causa común de hipoacusia sensorial (daño de los mecanismos auditivos dentro del oído interno). “Un ruido intenso puede perjudicar el órgano de la audición y llegar a afectar hasta al sistema nervioso central debido a que exista las neuronas del sistema nervioso pudiendo provocar daños temporales o permanentes ante la exposición de los ruidos fuertes por encima de 80 decibeles”.
Los animales no la pasan mejor. Aunque algunos no se muestran afectados, otros se desesperan porque tienen un oído mucho más agudo que el humano. Durante los festejos muchos animalitos tienden a huir desesperados y se pierden. En la desorientación también pueden resultar atropellados y hasta perder la vida, por la misma causa o porque resultan heridos por la pirotecnia.
Las redes sociales son fiel reflejo de estos hechos en los que las familias ven transformado el festejo en una angustiante búsqueda de su mascota. Incluso también hay quienes publican haber encontrado algún perro extraviado.