Las temperaturas que trae el invierno son tan bajas que es natural que queramos dormir con la calefacción para asegurarnos de no congelarnos durante la noche. Sin embargo, esto no es recomendable, ya que los cambios bruscos de temperatura entre la habitación y el resto de la casa o que el dormitorio esté a varios grados por encima de lo recomendado puede desencadenar problemas de salud.
Como es habitual en estas fechas hace frío, y la práctica más habitual la de dormir con la calefacción encendida. Cada noche encendemos el calefactor o el radiador de las habitaciones para que estén calentitas y así dormir bien. Pero esto podría ser malo, así lo dicen los expertos.
De acuerdo con una encuesta realizada en Reino Unido por Slumberdown (una marca de ropa de cama), el 47% de las personas que duermen habitualmente con la calefacción encendida se sienten mal la mañana siguiente y entre los síntomas que muchos de ellos contaron se encontraban dolor de cabeza y deshidratación.
Otros encuestados incluso se despertaban por la noche cubiertos en sudor, y eso no es bueno ya que perturba la temperatura natural de nuestro cuerpo. Y es que como recoge LADBible, según el experto en sueño Jason Ellis, nuestro cuerpo regula su temperatura a lo largo de la noche. Al principio es más alta pero mientras dormimos baja y vuelve a subir por la mañana, cuando nos despertamos.
Si hace demasiado calor en la habitación, nuestro cuerpo no estará a la temperatura adecuada y por tanto no dormiremos bien. Así es más fácil que nos despertemos por la noche. Pero eso no es todo, porque luego nos encontramos con el cambio repentino de temperatura cuando salimos de la habitación y muchos pasamos de calor a frío ártico en un segundo.
Y estos cambios son más perjudiciales de lo que creemos. Y es de acuerdo con una experta en cardiología del Hospital de York, nos puede afectar severamente a la circulación. Lo que ocurre es que al pasar de calor a frío rápidamente, la presión aumenta, las arterias se retraen y se reduce la cantidad de sangre que llega al corazón.
¿El resultado? Podemos sufrir desde anginas de pecho, cambios en el ritmo del corazón y en el peor de los casos infartos.
Para evitar esto, lo esencial es intentar mantener toda la casa a una temperatura media (recomiendan unos 18 grados). Para quienes tienen calefacción central es más fácil, pero quienes no cuenten con ello entonces deberían intentar que las habitaciones no tengan una diferencia de temperatura muy grande con el resto de la casa, así que dormir con la calefacción sí, pero sin pasarse.