Una estructura tan pequeña que no le permite al ojo humano visualizarla sin microscopio se coló en la vida de los mendocinos y cambió por completo los planes que muchos tenían para 2020. Atrás quedaron los viajes fuera de la provincia, los encuentros masivos y las celebraciones, entre ellas los casamientos. Esta manifestación formal del amor que realizan dos personas disminuyó de forma notable. De hecho, durante toda la cuarentena se concretaron 47 de estos enlaces, cuando en 2019 durante los meses de abril, mayo y junio se llegó a 938, según informaron desde el Registro Civil.
En comparación, se hicieron más uniones convivenciales, un instrumento que añadió el nuevo Código Civil que legaliza una relación estable de pareja entre dos personas que conviven, pero optan por no casarse. En ese mismo periodo fueron 150 las que se realizaron, aunque notablemente inferior a la cantidad durante los mismos tres meses de 2019, cuando hubo 864. En tanto, durante todo el año que pasó quedaron asentados formalmente 5.567 matrimonios y 5.431 uniones convivenciales.
Estos valores no sorprenden a los responsables del Registro Civil ya que, si bien aseguraron que desde que comenzó el aislamiento han estado trabajando y realizando casamientos, estos últimos quedaron restringidos principalmente a casos excepcionales. “En un principio se avanzó solamente con aquellos que se realizaban por motivos de salud, es decir, cuando la vida de unos de los contrayentes está en riesgo”, explicó Victoria De Faveri, secretaria técnica del Registro Civil de Mendoza. Precisó que la ley los habilita a actuar en casos de emergencia, dejando de lado algunas de las formalidades. “Se puede ir al hospital o a la casa de la persona enferma, por ejemplo”, detalló y recordó que durante el primer mes y medio de cuarentena se concretaron sólo cinco de esos enlaces.
De todas maneras, De Faveri aseguró que durante el último tiempo se fue flexibilizando ese criterio y se incluyeron algunos otros motivos como, por ejemplo, necesidad urgente de hacer viajes o razones religiosas, entre otros.
Las parejas que desean casarse en el contexto actual deben enviar un WhatsApp al número de emergencia del Registro Civil. “Deben hacer explícito el motivo y, de acuerdo a eso, se le da prioridad para la asignación de turnos”, señaló la funcionaria.
Sin besos ni público
Para concretar los casamientos es necesario seguir un estricto protocolo. “Solamente pueden estar los dos contrayentes, dos testigos y una persona que filma o saca fotos y el oficial. Siempre respetando las distancias y con el barbijo puesto”, detalló De Faveri. Comentó que sólo pueden realizarse en oficinas de tamaño considerable habilitadas para tal fin.
Tan en serio se toman los recaudos, que a los novios no se les permite darse el típico beso después de firmar porque no pueden quitarse la protección facial en ningún momento.
Con estas restricciones, la mayoría de los matrimonios programados antes del aislamiento han sido cancelados. “En general uno quiere compartir con los seres queridos y en esta situación es muy difícil, porque no podés reunir a más de 10, ni juntar a dos familias”, destacó la funcionaria.
Juntos sin casarnos
La secretaria técnica del Registro Civil de Mendoza recordó que en un principio, cuando se crearon las uniones convivenciales, no solían ser muy requeridas. Pero con el tiempo fueron aumentando y para 2019 estuvieron bastante cerca de alcanzar a los matrimonios.
De todas formas, en pandemia los triplicaron. “Es un trámite más sencillo que el matrimonio, sólo se requiere a los convivientes y dos testigos. No tiene la instancia previa del casamiento en la que se toman los datos y se trae la documentación para corroborar que no ninguno está casado”, explicó Victoria De Faveri.
También indicó que esta unión entre convivientes no requiere tantas formalidades. “Es una cuestión mucho más dinámica, más sencilla. La piden mucho porque hay parejas que se lo exigen las obras sociales para darles la prestación a su pareja”, compartió. En estos casos no hace falta manifestar algún motivo particular. “Los turnos se dan por orden cronológico, a menos que expresen algún motivo de peso”, añadió.
Casarse en aislamiento, una experiencia muy diferente
Ailen Godoy Olivera (20) y Kevin Pérez (22), de Tunuyán, llevaban un año y medio de novios y tenían todo planeado para casarse en septiembre próximo, pero la pandemia cambió totalmente sus planes. No sólo tuvieron que cancelar la celebración, sino que decidieron adelantar el enlace formal para poder vivir juntos durante el distanciamiento social.
“Desde hace tiempo veníamos intentando que nos dieran turno, pero primero nos dijeron que sólo atendían a personas con problemas de salud”, recordaron. De todas formas, cuando se flexibilizó un poco la atención, explicaron su motivo. “Somos testigos de Jehová, nos guiamos por principios bíblicos, los cuales no aprueban vivir juntos sin estar casados y con la cuarentena era muy difícil poder vernos”, relataron.
Así es que el 8 de julio dieron el “sí” y cada uno dejó la casa de sus padres para mudarse juntos. “Todo fue muy distinto a como nos lo habíamos imaginado. En el Registro fuimos pocas personas, cuando siempre nos imaginamos estar rodeados de amigos y familiares”, aseguraron. Por momentos se sintieron incómodos y tuvieron que esperar a salir del recinto para poder darse el esperado primer beso de casados.
“Igual pudimos transmitir todo vía Zoom y varios amigos se conectaron, así que de una u otra manera estuvieron presentes”, destacaron los recién casados. El festejo fue simple: se juntaron a tomar un café y, como en total eran 10, no les quedó otra que sentarse en dos mesas separadas.