Un perrito mestizo logró conquistar a todo un barrio y ser el factor de unidad entre vecinos, preventores y policías, luego de que fuera adoptado por una comisaría y pasara a ser uno de los guardianes de la comunidad.
Se trata “Pirata”, un can que fue abandonado hace tres años en la autopista Arturo Frondizi de Buenos Aires y que se refugió cerca de un efectivo de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires que se encontraba en ese momento en las inmediaciones de la estación. “Pirata” –también conocido como “Cartucho”- estaba flaco y sucio, pero recibió atención y cariño tanto en la comisaría como de parte de los vecinos.
Es que rápidamente tres mujeres del barrio coordinaron esfuerzos para brindarle todo lo que necesitaba. Se trata de Verónica Letcher, Natalia Vidal y Natalia Puebla, las madrinas y ángeles guardianes que encontró el can abandonado.
Verónica contó a TN lo que produjo en la comunidad la llegada del singular animalito y de cómo fue generando un cambio progresivo. La mujer aseguró que “Pirata” consiguió que el personal de la Jefatura y los vecinos trabajen como un equipo: “Él es un personaje que unió al barrio porque se ha hecho una comunidad del personal policial y los vecinos. Despertó valores como la solidaridad, los integrantes del barrio estamos a disposición de alguien que fue tirado como algo que no servía y para nosotros es nuestro gran tesoro”.
El comisario mayor Villalba se jubiló hace cuatro meses, pero era director del Gabinete de Jefatura en el momento en que el mestizo llegó. Villalba fue quien lo bautizó “Pirata” porque tiene un ojo celeste y otro marrón. Su apellido es “Cartucho”, como todos los perros de las comisarías.
Además, el comisario mayor hizo la gestión para que castraran a “Pirata”, le dio un espacio en la comisaría e, incluso, instaló un cuadro del oficial más destacado en el quinto piso, donde Villalba y otros “oficiales que aman los perros” trabajaban, “para acentuar la presencia del perrito”, le asegura a TN.
“Pirata” decidió quedarse con los policías
Según lo detalló el comisario mayor Villalba, a la Jefatura siempre llegaban perritos callejeros que él y los demás policías recibían, alimentaban y les buscaban familias. Cuando apareció “Pirata”, la situación fue distinta: “Él se podía quedar a dormir calentito adentro y, en vez de eso, se quedaba con los policías, con frío, lluvia o calor. Por eso se destacaba. Empezó a caminar por toda la cuadra y se fue haciendo conocido, intuitivamente empezó a cuidar y vigilar. Sin querer, comenzó a ser un referente en la cuadra”, detalló el uniformado. “Él, en su idioma, nos dijo ‘no quiero irme’”, agregó.
“Pirata” se ganó su uniforme y el rango de oficial primero al poco tiempo de haber llegado a la Jefatura. No está entrenado, pero aprendió rápido a hacer las rondas y siempre está alerta.
El oficial primero Darío Boggino es uno de los compañeros que “Pirata” escoge para hacer las rondas diurnas. En su recorrido diario, el can se cruza con las agentes de Prevención de la Ciudad, Laly Olaya y Carolina Sosa, en el sendero escolar. Al salir del colegio, los chicos lo buscan para tomarse fotos y saludarlo.
“Pirata”, que tiene 10 años, fue ascendido a oficial mayor a finales del año pasado “Por la antigüedad que tiene en ‘años perro’ y por el servicio que brinda la comunidad dentro del Departamento”, destacó al mismo portal el oficial Boggino. “Pirata es el alma del Departamento Central. Cada vez que está acá, la gente que viene, sea personal civil, sea personal policial, los jefes mismos, hasta vecinos paran, lo saludan. Él espera una simple caricia y no pide nada a cambio. Acá, van a pasar camaradas, jefes, pero Pirata va a seguir”, cerró.