Ignacio Abdala, “Nachito”, el niño de siete años que pasó su vida internado debido a un extraño diagnóstico (traqueomalacia y laringomalacia) y cuya historia fue relatada por Los Andes el año pasado, se encuentra en situación límite y su vida depende de una cirugía que le practicarían en el Hospital Garrahan de Buenos Aires.
Su enfermedad derivó en quilotórax es una complicación caracterizada por la acumulación de quilo en la cavidad pleural. En muchos casos se debe a una alteración u obstrucción del sistema linfático, constituyendo los linfomas la causa tumoral más frecuente.
Si bien el niño fue atendido en Mendoza, sus médicos lo derivaron al Hospital Garrahan, en Buenos Aires. En medio de los preparativos para el viaje, el próximo 12 de junio, la familia pidió ayuda para costear el traslado y la estadía.
“Por su trombosis pulmonar no puede viajar en micro, sino en avión. Está anticoagulado. Nuestro mayor temor es que su traqueotomía colapse. Nosotros no podemos hacer nada”, dijo a Los Andes Andrea Fiore, su mamá.
Lo cierto es que “Nachito” está en situación límite. Su cuadro nunca mejoró. Ahora su problema linfático está en la pierna derecha y en sus genitales, que los tiene muy inflamados. Además, su pulmón izquiero está lleno de líquido, agregó.
Pese a todo, sonríe y pone “toda la voluntad del mundo”.
“Pero depende de un hilo. Estuvimos en Buenos Aires y nos dijeron que el 12 de junio debemos regresar con todos los estudios; sin eso no puede entrar al quirófano”, sostuvo.
Gran parte de su vida la pasó internado en distintos hospitales de Mendoza y en su propio domicilio, como en estos días. “Está en casa, y muy delicado”, insistió Andrea, que vive en el barrio San Pedro, en San Martín.
Su condición requiere que se alimente por sonda. Nació el 23 de diciembre de 2015 en el Hospital Lagomaggiore y fue prematuro. La traqueomalacia es una debilidad y flacidez de las paredes de la tráquea.
También sufre laringomalacia, enfermedad en la que el tejido blando que está por encima de las cuerdas vocales cae en la vía respiratoria cuando un niño respira, lo que provoca respiración ruidosa.
Padece, además, hiperinsulinemia, que significa que la cantidad de insulina en la sangre es mayor que la que se considera normal y, por lo tanto, necesita estar conectado siempre al alimento.
CÓMO AYUDAR
Andrea Fiore, tel. 2617 00-6071 / Mercado Pago. CBU 0000003100008478329850 / Alias: jopo.coplas.vaca.mp.
Más allá de las constantes idas y vueltas al hospital a raíz de sus recaídas, desde hace un año presenta quilotórax, una complicación caracterizada por la acumulación de quilo en la cavidad pleural.
En abril del año pasado sufrió un paro cardíaco y contrajo un virus intrahospitalario. Nunca su situación mejoró desde entonces.
Nacho tiene dos hermanas, una de ellas recién nacida, y Osep cubre buena parte de sus tratamientos, aunque la familia no da abasto con los gastos y su mamá, dadas las circunstancias, no puede trabajar.
Hoy, más que nunca, Andrea pide ayuda a la comunidad. “Es muy duro para mí viajar a Buenos Aires y dejar todo, aunque lo que más me importa es el bienestar de mi hijo. Todo se prolongó más de la cuenta y necesitamos ayuda”, confesó.
“Nachito” nunca pudo llevar una vida normal. No fue al jardín ni a la escuela. Todo estaba listo para iniciar primer grado, ya sea presencial o con escuela domiciliaria, pero esta complicación en su salud no le permite salir de su casa.
“El líquido linfático sigue estando. El año pasado le extrajeron por día un litro y medio, algo que lo decaía muchísimo y, además, lo complicaba por la falta de proteínas. En el quirófano hizo un paro cardíaco, que es el cuarto desde que llegó al mundo”, relató Andrea.
A veces llora, a veces ríe, se cansa, se derrumba y vuelve a levantarse. “Seguimos dando batalla. Es un niño hermoso que aunque no puede hablar, sonríe”, lo describe.
Nacho espera la ayuda de la gente para poder dar un paso adelante y dejar atrás los cables y sondas que lo mantienen conectado a distintos aparatos.