El reciente caso de un niño atacado por una jauría en Rivadavia reavivó el debate de la tenencia de “perros bravos” o potencialmente peligrosos. Mientras en la ciudad son cada vez más comunes los perros chicos, apodados “falderos” o “de paseo”; en los alrededores de los centros urbanos prevalece la elección de perros más grandes como respuesta a la inseguridad. Más allá de las razas, quienes viven en el campo, en fincas y zonas semiurbanas eligen a sus mascotas también como prevención y cuidado.
El pasado 9 de abril, en el departamento del Este de Mendoza, un pequeño de 5 años sufrió el ataque de varios perros cuando jugaba con amigos. El grupo de chicos se encontraba jugando en una finca privada en la que vive una jauría cuando sucedió el hecho. “Los perros son 9 o 10, hay 4 adultos y el resto son cachorros de entre 8 y 10 meses”, aclaró a Los Andes Ricardo Ganum, dueño de los canes, además de aclarar que “son todos mestizos”.
Al parecer, la tenencia de perros grandes en fincas o propiedades de zonas semiurbanas es algo común en la provincia. “Generalmente el que quiere tener seguridad en su casa trata de tener esos perros grandes”, dijo al respecto el médico veterinario Carlos Aguilar, según su experiencia al atender canes de distintas zonas.
“El que tiene bodega o finca generalmente trae perros de talla grande, también el que tiene casa grande y alejada. Pero también tienen el perro chico, ambos”, agregó. Pese a ello, el doctor Aguilar advirtió que “sería sesgado decir que el perro grande es para el campo y el chico para la ciudad”.
El jefe de la Policía Rural, Comisario Inspector Adrián Amaya, en tanto, opinó que los canes en las fincas los tienen “por seguridad”. “Yo he vivido mucho tiempo en zona rural, tengo familia y conocidos que viven allí, y más allá de la mascota tienen 2 o 3 perros como protección”, expresó.
Perros cuidadores
Ese es el caso de José Iglesias (38), quien vive junto con su esposa y su hija en una zona semiurbana del distrito de Alto Verde (San Martín). “Tengo tres labradores, que no es una raza agresiva, pero ellos sí son vigilantes. Cuando detectan algo que no está en su lugar o que no es de ahí, reaccionan”, contó a este diario.
De hecho, el hombre reveló que cuando se mudó del centro a su nueva casa recibió un consejo: “Los vecinos que ya vivían ahí decían que en ese lugar teníamos que tener, como mínimo, tres perros grandes”. Una vez allí comprobó que “la mayoría no tiene solo un perro grande, siempre tienen más, incluso a veces también junto a perros chicos”. “Muchos lo hacen por seguridad, la mayoría. Es una medida más como la alarma o el alambrado”, agregó José.
Por último, opinó: “Personalmente pienso que sí, la gente de la ciudad elige más perros de paseo que les resulte cómodo para el lugar donde vive. En cambio, la mayoría de las personas que conozco que viven en zonas más alejadas del centro, ya sea rural o semiurbana, eligen perros más grandes y lo hacen por seguridad”.
Álvaro Valot tiene fincas en la zona rural de Rivadavia y, si bien él no tiene a sus propios perros allí, quienes viven y trabajan la tierra sí. “Generalmente siempre son de los contratistas, vos les das las casas para que vivan ahí y tengan a cargo la finca, y ellos traen sus propios perros”, comentó. También dijo que “en una de las fincas hay alrededor de 8 perros, de tamaño de mediano a grande”.
En definitiva, “la gente que vive en el campo sabe tener muchos perros, y creo que la seguridad es uno de los factores importantes”, manifestó Álvaro. Y agregó: “Tengo un contratista que tiene un montón de perros, y cada uno que encuentra se lo deja. Me ha dicho que es sobre todo para la seguridad de su casa”.
En la zona rural de Mendoza en particular, según el comisario inspector Amaya, “tenés animales, como chanchos y ovejas, que son pasibles de robos”. “Además, tenés la producción de la finca, como olivos. En esta época se da mucho la sustracción de aceitunas, por ejemplo; entonces la gente tiene a los perros para custodiar esas cosas”, comentó.
Y continuó: “Muchos tienen caballos para trabajar la tierra, y si está un poco solo y no hay perros que por lo menos hagan ruido cuando se lo quieren llevar, termina siendo embutido en otro lado”. Para el jefe de la Policía Rural, es por eso que buscan perros cuidadores y “que sean grandes”, aunque “muchas veces no son animales como dogos o pitbull, sino que son razas mezcladas que van saliendo y listo”.
No es cuestión de raza
Aunque no asegura que sea “tan estricto”, Aguilar reconoció: “Sí es verdad que el que tiene finca o bodega suele adoptar perros mestizos de talla grande, o perros de raza grande como Rottweiler, Mastin napolitano, Dogo, Cane corso, entre otros”. Así lo ha experimentado en los cientos de canes que atiende semanalmente en su veterinaria.
Aunque todos coinciden en que generalmente no se prioriza la raza y hay muchos mestizos, siempre hay excepciones que las prefieren. Además de los mencionados por el médico veterinario, otras de las más elegidas son Ovejero alemán, Labrador y Golden Retriever, Guaymaral, Doberman y Fila brasileiro.
De hecho, a la hipótesis de que en la ciudad se elige cada vez más a los “perros falderos” y en la periferia a los “cuidadores” la fundamenta el ranking de los canes más populares en la Argentina. Según datos revelados por una encuesta que realizó la app DogHero, con un 22,5%, los perros mestizos encabezan la lista de perros preferidos por los argentinos.
En orden del 1 al 10, los más elegidos son Mestizo, Caniche, Labrador, Golden retriever, Bulldog francés, Yorkshire, Dachshund (perro salchicha), Beagle, Schnauzer y Boxer. La lista es una clara muestra de la prevalencia de los perros chicos a medianos, lógicamente condicionado por la diferencia demográfica entre la ciudad y la periferia.
Varios de todas esas razas y mestizos pasea y entrena Juan Agustín Dolcemáscolo, que estudia y se dedica a los perros. A su parecer, la elección de las mascotas va más allá de la raza y tiene más que ver con el tamaño del animal: “La gente está tomando más conciencia y está eligiendo perros más chicos y medianos para tener en la ciudad, y los perros más grandes se los llevan al campo”.
Potencialmente peligrosos
“Es real que los perros grandes o potencialmente peligrosos tienen que estar en lugares abiertos. Cuando googleas una raza como Dogo, por ejemplo, lo primero que te sale es que no son perros para estar en un departamento y que requieren mucho espacio”, explicó Juan Agustín, aunque advirtió que “también están los que rompen eso”.
“Yo paseo de todo tipo, perros grandes y chicos; y lo que tiene el perro potencialmente peligroso es que un pequeño estímulo puede hacer que ataque”, enseñó. Para evitarlo, José Iglesias contó que a sus perros les ha enseñado “desde muy chiquitos a responder siempre a lo que les digo”. Pese a ello, y aunque los suyos “nunca han atacado a nadie”, reconoce que “hay situaciones en que se les traba la cabeza y no escuchan las órdenes, y ese es el problema cuando atacan”.
“Muchas veces es la medida que adopta la gente: los que tienen tiempo enseñan por sí mismos, y los que no tienen tiempo pagan para que alguien les enseñe a los perros”, manifestó. Además, José contó que hay más medidas por tomar si se tiene perros grandes, como cerrar el terreno con alambrado alto.