Mauro tiene 21 años y durante años trabajó limpiando vidrios a los coches que se paraban en el semáforo de la esquina de Alem y San Lorenzo, en San Miguel de Tucumán. Allí fue visto junto a Guadalupe, su hija de seis años, que mientras tanto estudiaba y hacía la tarea, para no estar sola en la habitación en la que vivía con su mamá Ruth, de 28, y su hermanito Santiago, de casi dos.
Los cuatro pasaban sus días en la calle porque vivían con el suegro de Mauro, quien tiene problemas de agresividad y alcoholismo. Por lo que el contexto de convivencia se tornó difícil y peligroso para todos. “No veía la hora de irme para tener algo, pensaba que me iba a morir en el semáforo”, explicó el trabajador en diálogo con TN.
Pero todo cambió cuando Álvaro Romero, un vecino de la zona le tomó una foto que luego publicó en sus redes sociales. Allí aparece el joven de 21 con su pequeña hija Guadalupe. “No sé su nombre, lo conozco porque lo vi en la calle trabajando, haciendo changas. Ella es su niñita, aparte tiene su esposa y un niño más pequeño. Aquí se lo ve trabajando mientras su niña hace las tareas. Esa pequeña merece todas las oportunidades. Ayudemos, gracias”, escribió en su muro de Facebook.
La publicación conmocionó a todos los usuarios de las redes y fue compartida más de 5000 veces y llegó hasta Agustín, quien se acercó a esa esquina a ofrecerle una oportunidad laboral. Esa propuesta se convirtió para Mauro y su familia en la posibilidad de construir una nueva vida, y pensar en un futuro mejor.
“Agustín era cliente del semáforo, nos conocimos por su buen corazón”, contó el joven que desde hace poco más de un mes trabaja unas nueve horas en una empresa constructora como ayudante de albañil. Junto a Ruth ahora están contentos: “Podemos darle un mejor estilo de vida a nuestros hijos, antes si llovía no comíamos”.
Nueva vida
A partir de esa propuesta de trabajo y de recibir un adelanto de sueldo lograron mudarse a una pensión donde no solo tienen más espacio sino la tranquilidad que tanto anhelaban. Ruth también estaba desempleada y a ella también los vecinos le abrieron la puerta al mercado laboral: limpia en tres casas y la ayudaron para que Guadalupe pueda ir a una escuela con doble turno, y Santiago a un jardín maternal.
“Estamos felices, ahora nos tenemos que levantar todos los días temprano para ir a un lugar, sabemos que a la noche volvemos a estar bajo un techo y que cuando termine el mes, vamos a cobrar nuestra plata”, señaló el joven tucumano.
Mauro se mostró emocionado y se desbordó de emoción al darle un móvil a TN: “No esperaba conseguir un puesto fijo, pensaba que iba a ser temporal y que iba a volver a la esquina. Nuestra idea ahora es crecer, no aflojarle al trabajo y quizá vea de comprar una motito para llevar a Guada a la escuela y a mi mujer a su trabajo”, expresó y señaló que a pesar de que les regalaron muchos muebles, necesitan un ropero porque “toda la ropa está en el piso”.
El joven reconoció además que deben adaptarse a su nueva situación: “Aún nos tenemos que acomodar con la plata porque somos muy derrrochones con nuestros hijos. Quizá porque a nosotros nos faltó tanto es que no le podemos decir que no a ellos y lo que nos piden, les damos”.