Los efectos y daños colaterales de las tormentas perduran mucho más que cualquier temporal. Mientras que el viento, el agua y el frescor que le suceden suelen ser pasajeros y tan volátiles como el mismo tiempo; las consecuencias se mantienen en el tiempo. Y es justamente eso lo que vive por estos días Patricia González (39). Esta mujer y sus dos hijos perdieron su casa –en el barrio Olivares, de Ciudad- hace una semana; luego de la tormenta del 11 de febrero. Los ladrillos cedieron a raíz de la intensa precipitación, y el techo de la humilde vivienda se desmoronó.
Desde entonces, Patricia y sus hijos (un niño de 11 años que tiene una discapacidad mental leve y escoliosis; y una niña de 13 años) viven hacinados en la casa de una amiga, que también tiene dos hijos. “Ahora somos seis personas viviendo en una casita chica, que tiene una sola pieza y un comedor. Necesito material para poder reconstruir mi casa”, destaca, casi desesperada, la mujer; quien trabaja en el sector de limpieza de la comuna capitalina.
Desesperada
Las intensas lluvias de hace algunos días no tuvieron piedad con Patricia. “El 11 de febrero, a las 3 de la mañana se me derrumbó la casa, directamente. Techo, pared; todo. No quedó nada en pie. Encima yo vivo sola, con mis dos hijos. No la estoy pasando bien”, reconstruye –valga el término- Patricia, quien subsiste (como puede) en la casa de su amiga.
Desde que nació, la mujer vive en el barrio Olivares de Ciudad; siempre en la misma casa. Aunque desde hace una semana que solamente puede observarla desde afuera, con el dolor de verla en ruinas. “La casa de mi amiga también está en peligro de derrumbe, estamos esperando que desde la Municipalidad de Ciudad acerquen algo de material y ayuda para poder poner mi casa en pie nuevamente”, agrega la mujer.
Mientras aguarda por una respuesta concreta, algo que al menos la acerque a una solución; Patricia no se cansa de solicitar ayuda a quien pueda hacerlo. Ya ha ido a la misma comuna, ha consultado en el área de emergencia social y está a la espera de cualquier mano milagrosa y solidaria que pueda ayudarla.
“No tengo para comprar material, y he pedido ayuda; pero estoy a la espera. Cualquier persona que pueda ayudar, bienvenida sea. Necesito chapas, arena, cemento y otros materiales de construcción así al menos puedo construir un salón cerrado con, al menos, un bañito. Lo que sea me va venir bien, porque tengo que empezar de cero”, destacó compungida.
Para ayudar
Quienes quieran y puedan colaborar con Patricia y sus dos hijos, pueden contactarse telefónicamente con ella al 2613649576.
Ayuda municipal
A nivel institucional, la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza también se encuentra articulando todas las formas y medidas posibles para poder ayudar. Según explicó el secretario de Gobierno, Rodrigo Olmedo; al tratarse Patricia de una empleada municipal, una disposición del Tribunal de Cuentas (1.026, del año 2012) restringe que se la asista de forma directa y por medio de un subsidio directo. No obstante, se está analizando la forma de ayudarla a nivel ingresos, y también se está discutiendo con Provincia alguna alternativa que no se vea limitada por esa restricción.
A nivel general, durante las últimas semanas se han incrementado las intervenciones a familias afectadas por las consecuencias de la lluvia en este departamento. En las primeras dos semanas de febrero, por ejemplo, debieron intervenir en siete casas de los barrios Flores y el ya mencionado Olivares; mientras que entre el miércoles y este jueves revisaron otras cuatro viviendas más del Flores y el San Martín.
“En términos generales, venimos trabajando con el Programa Techos, que consiste en la colocación de 3.500 m2 de techos en distintas viviendas de la Ciudad, y está orientado a este tipo de situaciones de deterioro habitacional producto del material con que está construido una vivienda (adobe, materiales livianos). Ya hemos entregado y construido alrededor 1.800 m2 (equivalente 74 familias) desde agosto del año pasado, y estimamos que en 2021 se entregará lo mismo”, destacó Olmedo.
El trabajo no consiste solo en la entrega de palos, machimbre y material; sino también que se capacita a los vecinos y se va certificando la obra. Y, de ser necesario, se dispone de otros recursos para levantar una pared también. “Las lluias de febrero nos ha acelerado intervenciones”, acotó el funcionario.
