La Fiesta Nacional de la Vendimia “Coronados de historia y futuro”, ya entró en su recta final y los más de mil artistas de la puesta en escena ensayaron ayer en el Frank Romero Day. Bajo la dirección de Pablo Perri, un equipo de profesionales se encarga de los últimos detalles para poner a punto la celebración del próximo sábado. Y entre ellos se destacan dos hermanos: Carlos y Walter Ulloa, que por primera vez comparten el staff vendimial.
Con 22 vendimias consecutivas, Carlos es uno de los bailarines con más experiencia en este género artístico mendocino, mientras que su hermano es la primera vez que participa en una fiesta central, aunque no como cantante, que es su especialidad, sino como productor ejecutivo.
“De acuerdo a los números que maneja Carlos, tiene un récord de vendimias de 22 consecutivas arriba del escenario como bailarín”, resalta Walter y agrega: “Lo dice medio en broma, pero habría que sacar cuentas y ver si realmente es uno de los bailarines que actualmente tiene más vendimias seguidas”.
Carlos cuenta que, como siempre, siente un placer enorme al volver a la fiesta de los mendocinos, pero esta vez desde otra perspectiva. “Desde que empecé como bailarín profesional, en 1998, mi intención fue trabajar aquí y lo logré en 1999. Y desde allí las hice todas hasta 2020, el año que cambió todo porque después vino la pandemia. Decidí dar un paso al costado y colgué las botas”. resume.
Es que la especialidad de Carlos es el folclore y tuvo que dedicarse a otras actividades para poder mantener a su familia. “Sin presencialidad, sin baile, presentaciones, mi profesión quedó relegada y nunca pensé que iba a ser definitivo mi alejamiento de los escenarios, pero tengo dos hijos muy pequeños y tuve que salir a buscar trabajo”, admite.
Un llamado que cambió todo
Todo parecía encaminado a un cambio definitivo en la vida laboral de Carlos, pero el año pasado se le presentó una oportunidad de volver a Vendimia. “Me convocó Pablo Perri para formar su equipo y acepté. Íbamos sumando gente, pero no teníamos productor ejecutivo y así propuse al equipo a mi hermano, que es una persona muy inteligente y, más allá de que sea artista, puede resolverte cualquier cuestión. Lo convocaron y aceptó”, cuenta a Los Andes.
Walter señala: “Esto fue un gran desafío. Cuando me convocaron creí que me estaban llamando para cantar y eso me puso contento, porque vas a actuar nada menos que en la Vendimia. Pero no fue así, me convocaron para la producción ejecutiva. Es un camino nuevo para mí, porque tenés a cargo, junto a un equipo de especialistas, todo el tema administrativo de la fiesta. Sos el representante del equipo, el nexo entre el Estado y los que nos encargamos de la celebración”.
Walter Ulloa es un cantautor mendocino con una amplia experiencia, coreuta, director de coro, docente de música y gestor cultural posicionado en el medio artístico local, regional e internacional. Cuenta que estudió la Licenciatura en Música Popular (UNCuyo); la Diplomatura en Gestión Cultural e Industrias Creativas (Fundación Coppla), y la Diplomatura en Prácticas Culturales, Territorio y Desarrollo (UNSan Juan).
Y resalta: “El trabajo de producción ha sido muy genial. Ganamos el concurso y a los pocos días decidimos hacer un reajuste en el equipo. Sumamos cuatro personas, una de ellas en la producción a Mariano Morales, que es el hijo de Vilma Rupolo y se crio en Vendimia, y ahí potenciamos nuestro trabajo. Es un trabajo muy colaborativo, tenés que estar haciendo el seguimiento de todo, las credenciales para los artistas, los seguros para las personas, todos los detalles. Y cuando tenemos todo eso listo, recién allí nos ponemos al servicio de la puesta en escena, ya que siempre podemos aportar algo”.
Pasión compartida
Los hermanos Ulloa comparten su pasión por el arte. “Alguna vez nos hicieron una nota en Los Andes también, en Estilo, sobre nuestro ADN artístico, pero siempre tuvimos carreras separadas: él como bailarín, yo con la música, pero esta vez es la primera vez que compartimos un staff y en un acontecimiento tan importante, premiada con el Bitácora de Oro y está entre las cinco mejores fiestas a cielo abierto”, asegura Walter.
Carlos recuerda que empezó bailando folclore. “Fue con mi maestro Gustavo Barrera, una persona tocada por la varita mágica. Era un Maradona de la danza, el folclore, sabía de todo”, rememora. También señala que no le costaba bailar otra disciplina. Lamentablemente falleció en un accidente en 2000. “Luego empecé a tomar clases de flamenco, junto a Maricarmen Andrade y 2002 viajé a un pueblo a 70 kilómetros de Bahía Blanca y justamente empecé a tomar clases con el profe Rodolfo Morales, también mendocino, que tenía el ballet de español más importante de Bahía. Allí estaba también Charito de Madrid, que era una de las bailarinas del Chúcaro, además de Norma Viola”, repasa, emocionado.
El bailarín Ulloa destaca que posteriormente se unió al ballet de tango de Héctor Moreno y Claudio Guzmán y tomó clases de jazz con Graciela Ruiz. “Ella es nada más y nada menos que la coreógrafa de contemporáneo en la Fiesta de la Vendimia”, apunta. Y añade: “He sido muy afortunado por tener excelentes maestros y tenemos grandes expectativas para este fin de semana, pero no puedo contar mucho, no puedo adelantar nada”.
Walter, por su lado, señala: “Mi origen es la música de raíz folclórica. Después de llevar unos años, empecé de grande a cantar. Cuando abrieron la licenciatura de música popular se me abrió otro panorama: armamos una banda de salsa, de música caribeña, participamos de intercambios culturales en Cuba y se puede decir que nos convertimos en especialistas en música caribeña”. Realizó cuatro giras internacionales (Venezuela, Cuba, Colombia, España-Francia) y es co-fundador de La Levingston Colmenares (banda salsa), además de ser integrante de la Mendoza Big Band. “Actualmente se puede escuchar mi disco solista “Prestame un sueño” (canciones propias) en Spotify”, invita.
Y remata: “Ahora tengo el sueño de participar con mi hermano de esta Vendimia. Aunque me hubiese gustado cantar, siento que la tarea que me tocó también es un sueño cumplido porque siempre imaginé integrar un equipo. Me siento bendecido”.