La Fiesta de la Vendimia se apresta a una edición probablemente histórica. No es poco para una celebración que comenzó hace 86 años y se ha instalado de tal manera en las señas culturales de Mendoza que es, sin duda, uno de sus símbolos. La historia de esta festividad que busca honrar la tarea vitivinícola (otro símbolo, previo, de la provincia) es, por supuesto, amplia y ha tenido muchos episodios. Pero el escenario que dibujó la pandemia de coronavirus y sus inéditas restricciones hacen que esta fiesta de 2022, con aspiraciones de regreso a la “normalidad”, sea así, tan particular.
Justo en ese momento, además, a Pablo Moreno le toca jugar el rol de principal responsable oficial de este festejo. El funcionario, quien asumió a fines del año pasado como director de Producción Cultural y Vendimia, tiene la responsabilidad de hacer posible esta fiesta monumental, tomando las riendas que durante mucho tiempo llevó Alejandro Pelegrina.
Pero si bien esta será la primera vez que Moreno tenga en sus manos la fiesta en este rol, no es un recién llegado al universo vendimial. De hecho, su biografía personal está tan atada a esta festividad que él mismo asegura que su “vida está atravesada por la Vendimia”.
De los nuevos desafíos, de las particularidades de la fiesta que se viene y, además, de su larga trayectoria ligada a la operación de sonido para espectáculos masivos habla en esta charla con Los Andes.
“La particularidad de esta Vendimia es que se produce con mucho menos tiempo del habitual”, dice, para entrar de lleno al presente. “Si la decisión se hubiese tomado con los tiempos normales, terminábamos con una fiesta como la de 2021. Así que se decidió hacer una fiesta como esta, pero 90 días más tarde de lo habitual. Tuvimos que trabajar simultáneamente en planes A, B y C. Hoy podemos estar felices de saber que haremos el plan ‘de máxima’, y en esta gestión con Nora Vicario al frente, hemos podido generar un vínculo muy estrecho con el equipo que ganó el concurso de Milagro del vino nuevo: Vilma Rúpolo, Federico Ortega y Arístides Vargas”, asegura.
En ese sentido, Moreno recuerda que hubo momentos de gran incertidumbre. “Creíamos que veníamos bien, pero apareció la tercera ola de principios de año. En enero es cuando ensayan los músicos, y todo el mes lo hicimos con burbujas y artistas que se iban enfermando y recuperando. Parecía que nunca íbamos a llegar”, confiesa, recordando el detalle más expresivo: “La venta online se largó el sábado 12, pero tuvimos que esperar al viernes a la noche para que el Ministerio de Salud aprobara el aforo completo”.
Moreno habla desde su oficina en el Ministerio de Turismo y Cultura, y uno podría pensar que eso que relata y los momentos intensos que se viven, con el 5 de marzo (fecha del acto central) tan cercano, podrían tenerlo hecho un manojo de nervios. “No sé por qué, pero no me siento así, estoy disfrutando”, dice sin embargo.
–¿Qué significa estar en este puesto y como sucesor de Alejandro Pelegrina, quien estuvo al frente de Vendimia durante tantos años?
–Tengo dos grandes motivaciones. La primera tiene que ver con la pandemia misma. Siento el privilegio de aportar algo para que la Vendimia… vuelva a suceder. Es uno de los desafíos más grandes de mi vida laboral. Y lo otro que me motiva es que mi vida está atravesada por la Vendimia.
–¿Cuándo empezó esa relación?
–A mis 13 años, en séptimo grado, tuve un profesor de Catequesis que era hijo de un iluminador de la fiesta. Él me llevó a conocer la Vendimia por dentro y me quedé trabajando. Vi mi primera fiesta desde un cerro y en una cabina de iluminación. Al año siguiente, ya me “contrataron” como encargado de un depósito. Ese año conocí al sonidista Daniel Alsina y, a partir de allí, pasé 30 años junto a él y llegué a ser su socio. En el camino también trabajé con Zanessi, conocí nuevas fiestas de directores como Pedro Marabini, Vilma Rúpolo y tantos otros. Y, haciendo vendimias departamentales conocí a mi esposa, Laura Fuerte. Si hoy tengo un hijo es porque conocí a mi esposa allí. No tengo forma de no conmoverme por estar en el lugar donde estoy. No me pasa por al lado, no es un trabajo más, ni nada que se le parezca a una obligación, más allá de que es una gran responsabilidad.
La trayectoria que narra Moreno sobre su tarea como operador de sonido es la que lo llevó a participar de grandes eventos artísticos. “A los 16, cuando nos contrataban para dos vendimias departamentales en el mismo día, Daniel Alsina me designaba a cargo de una. Recuerdo la cara que ponían los directores de cultura al ver a un adolescente en la consola. Mi papá me hacía de ‘pantalla’ y simulaba que era él quien la manejaba. Con ese trabajo me di el lujo de hacer sonido para Mercedes Sosa o Charly García”, recuerda. Y asegura: “Tengo el privilegio de haberme ganado la vida con un hobby. Mi papá decía que era como si a él le pagaran por ir a pescar”.
Tras toda esa trayectoria, tras el trabajo junto con su esposa en Vendimias que ella escribía y dirigía, más la tarea con la escuela de comedia musical que fundaron –Academia Yo Soy, en la que intentan formar a artistas para una tarea múltiple como la que también requiere una fiesta vendimial– Moreno ingresó a la gestión pública. “Fue hace no más de 5 años”, recuerda. “Mariana Juri me convocó para el área de producción técnica de la Municipalidad de Capital. De allí luego surgió el desafío de integrar el equipo de ella en Turismo y Cultura, donde ahora está al frente Nora Vicario”, recuerda. Y subraya: “Al principio no tenía que ver con el puesto de producción vendimial, eso lo hago desde hace unos meses. Me toca hacer esto con poco tiempo y en medio de una pandemia”.
Mientras esos desafíos pasan, Moreno se anima a dar una visión sobre el presente y futuro de esta fiesta tradicional mendocina. “La Vendimia evoluciona y no nos pide permiso. Primero era la fiesta de las fincas, después llegó Abelardo Vázquez, pasaron otros que dejaron su marca… Y el año pasado, la película también puso la mirada audiovisual. Todo la hace crecer naturalmente. Desde mi lugar, y mi sentido de pertenencia, también pienso en ayudar a que se preserve y no se vaya de algunos carriles. Que mute, pero que siempre sea Vendimia”.
Atraer a los jóvenes a la fiesta
La edición de 2022 de la Fiesta de la Vendimia no sólo tendrá entre sus atractivos el regreso del festejo al Frank Romero Day y la tradicional elección de reinas (excepto para Guaymallén), sino un estelar elenco de artistas para actuar después de las repeticiones de los días domingo 6 y lunes 7 de marzo. Detrás de la elección de Abel Pintos (primera repetición) y Nicki Nicole (segunda) también ha estado Pablo Moreno y el equipo de Cultura de la Provincia.
–¿Cuál es el enfoque que se toma para elegirlos?
–La temática que ya tiene instalada la fiesta es muy buena: la primera noche, más folclórica y familiar; y la otra, más apuntada al público joven. Pero para elegir también intentamos respetar el cupo femenino en los espectáculos. Y por sobre todas las cosas, pensar en artistas populares en todo el sentido de la palabra. Queremos que un niño o un adolesente, motivado por ver a esos artistas, vea la Vendimia. Yo creo que verla te da ganas de verla de nuevo. A mí me pasa eso: la quiero ver todos los años.
Personal
Pablo Moreno
Profesión: operador de sonido, productor.
Cargo: Director de Producción Cultural y Vendimia
Edad: 51 años. Casado con Laura Fuertes (guionista y directora teatral).
Hijos: Juan.