Los fármacos agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1RAs), conocidos comercialmente como Ozempic, Wegovy o Mounjaro, se han convertido en una opción clave en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la obesidad.
Estos medicamentos han transformado el panorama de control del peso y la gestión de enfermedades metabólicas, destacándose por sus notables beneficios en la reducción de peso y la mejora en la regulación de la glucosa. Sin embargo, un nuevo estudio ha arrojado luz sobre los efectos tanto positivos como negativos de estos fármacos en la salud de los pacientes.
Recientemente, científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis y del Sistema de Atención Médica de Asuntos de Veteranos de San Luis han evaluado sistemáticamente los resultados de salud entre más de dos millones de personas con diabetes que toman los populares medicamentos para bajar de peso. En el estudio, publicado en la revista Nature Medicine, encontraron asociaciones generalizadas con beneficios para la salud cognitiva y conductual, al tiempo que revelaron mayores riesgos de pancreatitis y enfermedades renales, entre otras.
Beneficios y riesgos de los adelgazantes
Según los resultados de este estudio, los fármacos GLP-1 muestran varios efectos beneficiosos en la salud más allá de la pérdida de peso. Entre los aspectos positivos más destacados se encuentran la reducción del riesgo de desarrollar trastornos neurocognitivos y enfermedades cardiometabólicas. Esto implica que los pacientes tratados con GLP-1 pueden tener una menor probabilidad de sufrir problemas de memoria, demencia, y enfermedades relacionadas con el corazón y los vasos sanguíneos.
Sin embargo, el estudio también revela que no todo es positivo. Los fármacos GLP-1RAs están asociados con ciertos efectos secundarios que deben ser cuidadosamente monitoreados. Uno de los riesgos más frecuentes es la aparición de alteraciones gastrointestinales, como náuseas, vómitos y diarrea. Además, se ha identificado un mayor riesgo de hipotensión, lo que podría generar problemas para aquellos pacientes con predisposición a la baja presión arterial.
“Creo que necesitamos más datos que nos ayuden a entender si estos beneficios se mantienen durante largos períodos de tiempo, y no sabemos si estos medicamentos conllevan riesgos graves a largo plazo después de cinco o diez años de uso”, dice a Nature Ziyad Al-Aly, quien dirigió el estudio y es director del Centro de Epidemiología Clínica en el Sistema de Atención Médica VA St. Louis. Pero dada la evidencia en total, Al-Aly agrega: “Estoy más animado acerca del futuro del GLP-1 y su potencial promesa”.