Orgasmo de senos: un mito que se vuelve realidad

Estimular los pechos en la mujer puede provocar un estado de placer tan intenso que termine en una explosión de orgasmo. Los secretos para llegar a ello son el tacto y tiempo.

Orgasmo de senos: un mito que se vuelve realidad
La estimulación de los senos es importante en una relación sexual.

Los pechos de las mujeres tienen toda una mística que va desde el atractivo físico, de acuerdo a lo que dictan las modas en cuanto a formas y tamaños, hasta la atracción sexual que provocan en los hombres. Si bien los pezones son la zona más erógena debido a la enorme cantidad de terminaciones nerviosas que poseen, toda la mama es muy sensible y es de suma importancia tenerlo en cuenta si se quiere lograr una buena estimulación. De hecho, uno de los puntos negativos (y no menos importante) que tiene la colocación de implantes mamarios es que al cortar la piel para colocarlos, también se cortan esas terminaciones nerviosas que, luego de la cicatrización, vuelven a conectar pero ya no de la misma forma que antes, por lo que muchas mujeres refieren una considerable pérdida de sensibilidad luego de colocarse siliconas.

Un estudio publicado en el año 2011 en The Journal of Sexual Medicine, se logró comprobar que la estimulación de los pechos activaba las mismas áreas del cerebro que la estimulación vaginal. Sin embargo, aún no se sabe con exactitud cuál es la conexión entre los senos y los genitales, pero sí está claro que la hormona denominada “oxitocina” tiene un papel importante en el proceso.

Lo cierto es que al ser una zona tan sensible, se puede estimular al igual que los genitales hasta provocar un orgasmo, siempre que se tengan en cuenta algunos detalles

El paso a paso

1- Para empezar, debes saber que toda la superficie de la mama es sensible, inclusive las partes del torso que la rodea. Al igual que no se recomienda comenzar por el clítoris en la estimulación vaginal, tampoco se recomienda ir directo a los pezones. Lo ideal es comenzar acariciando suavemente las zonas aledañas al pecho.

2- A medida que la mujer comienza a reaccionar a estos estímulos, acariciar el contorno del pecho. También se pueden dar besos suaves y caricias sin “estrujar”.

3- Recorre con tu lengua su clavícula hasta la unión de los senos. Rodea después el borde de los mismos hacia cada una de las axilas. De ida y vuelta para terminar de nuevo en la clavícula.

4- Cuando la mujer muestra signos de estar comenzando a excitarse, presiona ligeramente la mama siempre de abajo hacia arriba y de los laterales hacia el centro, procurando cubrir la mayor parte de seno.

5- Aquí ya se puede apretar ligeramente, como si estuvieras masajeándolo.

6- Con las palmas en forma de alas, ya untadas de aceite, recorre el interior de sus pechos delicadamente y pasa los pulgares por las areolas (alrededor de los pezones)

7- La lengua puede recorrer las areolas y los pezones, dando lengüetazos intermitentes unas veces delicadamente y otras con más intensidad, sin dejar de masajear los pechos.

8- Si existe algún toque o movimiento en especial que le produzca placer, inclúyelo en el proceso; también pueden usar juguetes u otros elementos, como plumas, un pequeño vibrador o un cubo de hielo, complementando la incitación.

9- Succiona, pero levemente para que el pezón entre despacio por la boca hasta introducir gran parte del seno. Ayúdate con la lengua para relamer la punta del pezón con movimientos rápidos.

10- Finalmente, cuando la mujer se encuentre super excitada, podés mordisquear los pezones, de forma muy suave, ya que se trata de una zona muy sensible propensa al dolor.

Si bien cada mujer tiene un nivel diferente de sensibilidad en esta zona, estos diez puntos son una buena manera de conocer cuál es el rango sensorial de tu pareja. Lo importante es tomarse tiempo en cada paso, sintiendo cómo sube o baja el placer para saber qué se puede reforzar. De este modo, la mujer -si se encuentra relajada pero excitada a la vez- se dejará conducir hasta el clímax.

Lo que resta placer

En cualquier caso, el apuro es enemigo del orgasmo. Otro punto en contra es sobrepasarse con los “mimos”, ejerciendo presión o estrujando los pechos al punto de provocar dolor. Esto en lugar de dar placer puede hacerla bajar de un golpe, y luego es difícil remontar esa situación.

Si tu pareja y tú han decidido probar algún succionador de pezones u otros juguetes eróticos especialmente diseñados para estimular los senos, asegúrense de usarlo con las precauciones necesarias. Un mal uso del aparato podría terminar en una visita a la sala de urgencias.

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