Tras disfrutar de las playas del Pacífico y las compras en los malls, unos 40.000 argentinos emprendieron desde este lunes el “operativo regreso” de Chile a Mendoza. Durante la noche de ayer y la madrugada del martes se registraron demoras de entre dos y cinco horas en el complejo Horcones, pero se normalizó con el correr de la mañana a 30 minutos y al caer la tarde ya no había demoras.
Miles de personas -especialmente mendocinos- se anticiparon a cruzar de noche, antes del martes y último feriado del fin de semana XL de Pascuas, pero se encontraron con las filas en la aduana argentina. El manejo de la paciencia, entonces, fue crucial para pasar las horas.
Desde la Coordinación General del Sistema Integrado Cristo Redentor informaron que solamente el lunes 1 de abril ingresaron a Argentina 10.677 personas en 2.730 autos y 26 colectivos (aproximadamente el 10% del total de quienes cruzaron a Chile), con una demora inicial de dos horas. A la inversa, los chilenos que regresaron desde Mendoza hacia su país vía Los Libertadores, fueron más de 6 mil.
Si bien las mayores esperas se estimaban durante la tarde del martes, el panorama cambió en la mañana. Apenas 30 minutos de demora: 8.924 personas cruzaron en 1.695 autos y 38 micros hasta las 17.30.
Vale recordar que desde el martes pasado y hasta el domingo cruzaron 43.718 personas hacia Chile, una cifra que no se registraba hace varios años y que hizo colapsar la atención aduanera.
El encarecimiento del costo de vida en Argentina alentó a los turistas a cruzar la cordillera y gastar el dinero en ropa, calzado, tecnología y hasta en algunos productos en los supermercados que resultan muy baratos (atún, arroz, aceite, café, gaseosa cola, galletitas). Es que prácticamente hay paridad con el peso chileno en caso de cambiar dólares en las casas de cambio de Chile. Y si se paga la tarjeta de crédito con dólares antes del vencimiento, se evita el 60% de recargo tributario y se calcula el gasto en base al tipo de cambio oficial.
Así, la conveniencia para el bolsillo argentino venció cualquier mala experiencia, incluso las nueve horas y los 8 kilómetros de cola que hubo de ida hasta Las Cuevas para hacer los trámites en Los Libertadores.