Olivia Narváez tiene 9 años, es de Dorrego y el viernes recibió la sorpresa de su vida: una guitarra restaurada por un profesor de música que, a su vez, había sido donada para un fin solidario.
Hacía mucho tiempo que Olivia deseaba una guitarra. Le habían prestado un instrumento, aunque era demasiado grande para su pequeño porte.
Así, sus padres se pusieron en campaña y lograron ubicar a Gabriel Mignani, quien lleva a cabo una iniciativa puro corazón denominada “Doná música, recibí una sonrisa”, que consiste en la donación de instrumentos en desuso, reparación y donación para quienes lo necesiten y valoren.
“Cuando Gaby se la dio se le dibujó una sonrisa enorme. No dejaba de sonreír y fue una felicidad para nosotros”, dijo Analía, la mamá. Las palabras del profesor fueron elocuentes: “Nada menos que 20 años estuvo la guitarra rota ocupando un espacio en un rincón”.
“Laura se decidió y la donó. Repararla y ponerla a punto me dio mucho laburo, pero al ver la sonrisa de Olivia cuando la recibió valió la pena cada segundo....”, recordó.
Olivia estudia guitarra en “La Casa Sonora”, aunque no tenía guitarra para practicar en su casa.
“Hoy cuenta con una hermosa guitarra que la acompañará en este hermoso camino”, concluyó el “profe”, habituado a reparar y conmovido con cada sorpresa.
“Empecé a darme cuenta de que esa pequeña problemática, la falta de instrumentos entre personas que los necesitaban, tenía solución, empecé a pedirle a mis amigos y a reparar en mi taller. De ese modo mucha gente tuvo acceso a la música”, recordó.
De a poco las donaciones fueron siendo cada vez más frecuente, porque este proyecto nunca se detuvo. La recolección de instrumentos se realiza durante todo el año y el objetivo que se impone Gabriel es donar por lo menos un instrumento por semana o cada 10 días.
Este trabajo lo realiza en sus tiempos libres, tratando de congeniar una ida al trabajo y el paso para bucar el intrumento. “Es todo muy a pulmón, muy ad honorem, yo vivo de la música. Doy clases particulares, doy clases de guitarra, toco en vivo”, agrega.
Hay un trabajo oculto: ir a buscar todas esas donaciones, conseguir dinero para mandar el piano a afinar, la guitarra eléctrica a un lutier, el teclado a un ingeniero electrónico, entre otros.
Cómo colaborar
“Pero insisto: vale la pena”, dijo, y dejó su teléfono: 2616 65-7096 (Gabriel Mignani).