Fue tanto el amor y la dedicación volcados en su hijo, que nació hace ocho años con fisura labiopalatina –malformación conocida como labio leporino— que a Octavio hoy le sobra alegría, autoestima y valentía.
Al menos así lo define su mamá, Mónica Colquehuanca, que a los siete meses de embarazo, en una ecografía, recibió aquel “baldazo de agua fría” que luego se transformó en acción y hoy en superación.
Los primeros momentos fueron de shock, incertidumbre, desconocimiento.
“Llegamos a casa y nos derrumbamos. Pero una vez que logramos desahogarnos iniciamos la lucha”, recuerda Mónica, para agregar que la fisura de su hijo es unilateral y abarca labio, encía, paladar y campana.
La contención familiar resultó esencial, al igual que dar con profesionales de primer nivel, como el equipo FLAP del Hospital Humberto Notti.
“Desde un primer momento se nos contuvo e informó acerca de los pasos a seguir, todo esto mientras estuve embarazada. Cuando Octavio nació, incluso los especialistas se acercaron a la clínica para tomar la primera muestra de la placa que debería usar para succionar”, recuerda.
De allí en adelante Mónica inició un proceso largo y trabajoso, con cirugías y temores, pero con frutos que comienzan a observarse hoy a través de la personalidad avasallante de este “superhéroe” –así lo llama— a quien nada lo detiene.
“Fui a cesárea y de inmediato nos pusimos en contacto con fonaudiólogos, odontólogos y médicos que nos fueron guiando. No pudo tomar la teta y eso resultó frustrante, pero nos acomodamos y su alimentación fue siempre normal”, cuenta.
Octavio atravesó, hasta el momento, tres grandes cirugías: a los seis y a los nueve meses; y a los siete años, todas en el Notti, así como los controles de rutina.
La actitud, frente a todo
La actitud que los padres deben transmitir a hijos que nacen con esta patología, dijo Mónica, abogada y jujeña, es fundamental para cimentar las bases de la personalidad y seguridad del niño.
“He visto gente avergonzándose o escondiendo a sus criaturas. Siempre me comporté al revés, le repetí lo brillante y hermoso que lo veo. Y creció con ese sentimiento. De verdad, se siente un superhéroe”, relata.
Tal vez esa fuerza interna de Octavio y su mamá los llevó a no sentirse jamás discriminados.
“La mirada existe, pero nunca en un sentido de burla o maldad”, reflexiona, para agregar: “Me siento inmensamente orgullosa. Tengo un hijo sociable, divertido, seguro de sí mismo y solidario”.
Hoy, ciertos hábitos son normales en la familia. Por las noches Octavio solito se coloca una placa y también una máscara. Todo para corregir la parte ósea.
“Cada cirugía y cada tratamiento duelen, porque no dejan de ser un riesgo riesgo. Pero estamos habituados y vemos los resultados”, amplía.
La lectura, agrega Mónica, ha sido otro pilar en la vida del pequeño: “Lo ayudó muchísimo a desarrollar el lenguaje, a ampliar el vocabulario. La recomiendo”, señala.
Más allá de los excelentes resultados que Mónica observa en su hijo -- mérito, en gran parte, de toda la familia-- las palabras de agradecimiento hacia el Notti son recurrentes.
“Claro que fue un poco de todo: la ayuda de Dios; la labor de los profesionales y nuestra confianza en que Octavio podía brillar. De todo modos nada de esto se puede lograr sin disciplina”, advierte.
Mónica se considera una madre exigente y metódica al extremo, pero a la vez es consciente de que, sin eso, hubiera sido imposible lograr que su hijito tuviera vuelo propio.
“Porque eso siento: que Octavio vuela sin límites”, concluye.
La incidencia: uno de 800 nacidos vivos
Hasta el 2 de octubre continuará la Semana de la Fisura de Labio Palatina, organizada por el equipo FLAP del Hospital Notti junto a Smile Train. Cerrará con el Día Internacional de la Sonrisa.
La incidencia es de uno por cada 800 nacidos vivos. Sin embargo, ese año el lema que se utiliza para visibilizar es que nacen por día 450 niños con esta patología en el mundo.
En Mendoza se atienden alrededor de 50 niños recién nacidos, operados exclusivamente en el Notti por el equipo de FLAP, quienes anualmente reciben entre 40 y 50 pacientes en esta condición. En tratamiento son alrededor de 400 y unos 250 están bajo tratamiento a través de la teleconsulta.