Si la tercera ola de la pandemia de Covid-19 marcó un cambio rotundo en la forma en que se presentó y se atravesó, respecto de las dos anteriores, la cuarta llegará en condiciones muy distintas aunque por ahora, no se teme por un escenario crítico.
A nivel nacional, aseguran que la cuarta ola de Covid-19 ya llegó. Algunas provincias presentan un notorio repunte de casos, que no es tan marcado en Mendoza, pero existe. Se han incrementado al mismo nivel que en el promedio nacional y la tendencia es a la suba.
Para algunos la cuarta ola ya está en marcha en la provincia y antecedentes mediante, escapar al contexto nacional es casi imposible, más en un escenario de flexibilización de las medidas de prevención. Para el ministerio de Salud local, todo está en el marco de lo esperable y nadie parece demasiado inquieto.
El ingreso del inevitable repunte se presenta en condiciones bien distintas de las anteriores y en principio se espera que se de un escenario más benévolo. Sin embargo, la relajación ha tenido impacto en la cobertura de vacunación con refuerzo y es un tema que preocupa y puede jugar en contra. Pero ¿cuáles son las condiciones diferentes en este nuevo repunte?
Otro escenario ante una cuarta ola de Covid
1) Flexibilizaciones. El nuevo rebrote encontrará a los mendocinos con flexibilización de las medidas de cuidado, sin precedentes en los dos años de pandemia previos.
Puede ser uno de los aspectos con mayor impacto ante un aumento de los contagios de Covid, ya que puede favorecerse la transmisión si no se toman medidas preventivas. Pero al mismo tiempo hará que el tránsito tenga menos carga, más cercano a la tan mentada “normalidad”.
El martes pasado el gobierno de la provincia dispuso que el barbijo comenzara a ser de uso optativo en la provincia, algo ya aplicado en las escuelas. Aunque algunos han decidido seguir usándolo en ciertas circunstancias, su ausencia implica la eliminación de una barrera y ante una mayor circulación del virus, quedará en manos de la responsabilidad individual usarlo en caso de que se presenten síntomas.
Algunos ya se olvidaron de la ventilación cruzada, vedette del invierno anterior. Con el ingreso de temperaturas más bajas esta semana, habrá que ver qué conductas se toman.
2) Otras enfermedades. Otra diferencia es que este invierno, el virus Sars CoV-2 tendrá competencia: los dos años anteriores prácticamente anuló al resto de los virus respiratorios, este año ya se observa la circulación de otros y la gripe, ya de antemano, se le anticipó y llegó antes para marcar la cancha. Esto hace más complejo el diagnóstico y puede implicar mayor demanda sobre el sistema de salud.
3) Como cualquier otra respiratoria. Sin embargo, la variante ómicron ha resultado más benévola en cuanto a los síntomas, fue la responsable de la tercera ola y es la que sigue circulando, aunque cambien los sublinajes. En este sentido, es esperable que la conducta del rebrote sea similar dado que es muy contagiosa: un pico abrupto de casos y un igual rápido descenso.
En enero, con el último pico, los casos récord de contagios no tuvieron su correlato en la ocupación de camas críticas en los hospitales, como había ocurrido con las dos anteriores. Esta vez, la demanda se concentró en la atención primaria, que debió fortalecerse, y la requisitoria de testeos que superó las posibilidades de respuesta.
Pero esto no se espera que suceda ahora: la gente está tomando con más naturalidad estos cuadros que se presentan de manera moderada, gracias a las defensas adquiridas de manera natural o artificial. En definitiva, para la mayoría, salvo que se cuente con factores de riesgo, pasan como otra patología respiratoria. Pero por otra parte, el gobierno dispuso que solo debe testearse cierto segmento lo que redujo notoriamente la demanda.
“Con respecto al Covid se están viendo cuadros casi asintomáticos, con tos seca, pero gracias a las vacunas y que 80% de las población está vacunada al menos con dos dosis, hay muy pocas hospitalizaciones, los hospitalizados son pacientes que no han sido vacunados”, refirió el doctor Marcelo Barcenilla, director del hospital Lencinas. Luego subrayó: “Por lo que se espera, la cuarta ola va a ser con sintomatología muy leve”. Asimismo reconoció que la gente ya no está tan pendiente del Covid y que se han visto más casos de influenza pero leves.
4) Más defensas. Dado el tiempo transcurrido de la circulación del virus, un punto a favor a esta altura es que cada vez son más las personas que han tenido contacto con él y generado anticuerpos: la última ola, sólo en enero, llegó a, al menos, 93.085 personas, que probablemente aún conserven anticuerpos. No se sabe a ciencia cierta cuánto duran, se ha estimado que unos 6 meses por lo cual estarían protegidos. Esa protección irá decreciendo con el tiempo, por lo que, desde este punto de vista, podrían suponerse más contagios más avanzado el invierno. Pero a esto hay que sumar el impacto de la campaña de vacunación.
5) Sin el fantasma del aislamiento. Tan lejos quedó el fantasma del aislamiento, la provincia nunca estuvo demasiado convencida de sostener cierres luego de la primera experiencia y la posibilidad de que se sugieran desde Nación quedó diluida tras las declaraciones de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, que descartó que se apliquen nuevas restricciones. El domingo pasado a nivel nacional casi se duplicaron los casos notificados ante lo cual aseguró que ya se inició la cuarta ola. “Nos encontramos en una situación totalmente distinta ya que tenemos un panorama que nos permite seguir adelante en una nueva etapa de esta pandemia”, aseguró.
6) Vacunación accesible. Claramente la campaña de vacunación Covid se encuentra en una instancia superadora respecto de 2021. Lejos quedaron la escasez de inoculantes y ahora, hay para quien desee. La extensión de la red de puntos de vacunación a los centros de salud, la hizo más accesible y expeditiva, descongestionando las sedes centrales.
Aunque persisten ciertas dudas y discursos antivacunas estos se han disipado notoriamente. Ya está en marcha el segundo refuerzo para mayores de 18 años, lo que llega justo para afrontar el posible rebrote. Cabe recordar que la inmunidad se genera a partir de los 15 días de la aplicación.
Así las cosas, esta cobertura encuentra a los mendocinos mejor parados: 8 de cada 10 tienen al menos esquema completo y 816.691 tienen refuerzo, 40% de la población.
Un gran salto: en octubre del año pasado se celebraba que se había alcanzado a la mitad de la población con esquema completo.
7) Relajo. Si hay algo que puede jugar en contra es demasiado relajo. Cuando se produce un impasse entre olas suele suceder entre quienes tienen menos riesgos y es algo más común entre los jóvenes. Es parte de lo que se está viendo respecto de la aplicación de refuerzos, la gente está yendo con menos intensidad que antes.
La directora de Inmunizaciones de la provincia, Iris Aguilar dijo que los jóvenes son los que más se han relajado. “Es obvio que la demanda de vacunas no es la misma que hace unos meses, especialmente cuando empezó la tercera ola con la variante ómicron: hubo una altísima demanda para aplicar el primer refuerzo ya que coincidió con ómicron y los que se querían ir de vacaciones”, aceptó.
Resaltó además que hay quienes creen que con una o dos dosis es suficiente y dejan de lado el primer refuerzo y “obviamente que el segundo no lo tienen aún en carpeta”, se sinceró.
Asimismo dijo que siempre los jóvenes menores de 30 años, no los adolescentes menores de 17, son los más complicados. “No tienen percepción de enfermedad y eso es en todo el país la franja etaria que más cuesta que vaya a vacunarse porque no tienen una necesidad sentida”, subrayó.
8) Menos números. La calculadora también pasará la ola un poco más tranquila: desde hace unos meses se ha dejado de dar peso a los números de cantidad de contagiados, un debate que se ha dado en el mundo. Ya no hay informes provinciales ni nacionales sobre casos diarios mientras que la menor cantidad de testeos y consultas deviene esta información en algo poco verosímil. Los gráficos, indicadores y meticuloso seguimiento ya no son parte del bombardeo de información cotidiano que se dio durante la etapa más crítica, y que se dispuso hace un mes y medio.
Hay que sumar la experiencia. Cómo afrontar el Covid, una nueva enfermedad desconocida, era el gran desafío en 2020. Ya transcurridos dos años de pandemia, los médicos y el sistema de salud han adquirido la experiencia necesaria para afrontar con mayor seguridad el abordaje de esta patología para la que no hay cura, pero que se ha logrado llevar con cuadros leves o asintomáticos y muy pocas internaciones.