En Bowen (General Alvear) tuvimos la visita del obispo Daniel Kozelinski Netto, máxima autoridad de la Eparquía -para los ucranianos- ubicada en Buenos Aires, con jurisdicción en toda Argentina. La conversación con el ilustre visitante se realizó en el hogar del padre Ismael Götte.
La tragedia de la guerra en Ucrania fue tema inevitable en el diálogo con el prelado. Kozelinski transmite una profunda paz y serenidad. Luego de algunas preguntas que respondió con voz pausada, comenzó un relato que permitió volar hacia la maravillosa Ucrania de antaño, hoy abrumada por la invasión.
“Soy hijo de descendientes de ucranianos, nacido en Brasil. Una de las características de las familias ucranianas, es la religiosidad en familia y comunidad. Somos ocho hermanos. Para mí, la vocación fue un paso natural, siempre estuve muy interesado por las cosas de la Iglesia. Soy sacerdote desde 1980″.
Nuestro visitante fue consagrado obispo, en 2007, como auxiliar en la Eparquía Ucraniana en Brasil. En 2011, fue nombrado para la Eparquía Santa María del Patrocinio para los Ucranianos Greco Católicos en Argentina. Precisó que “los primeros inmigrantes ucranianos llegaron a la Argentina en 1897, ubicándose en Misiones. Después de las guerras mundiales (1914-18 y 1939-45), muchos ucranianos emigraron a la Argentina, estableciéndose en el Gran Buenos Aires y en las provincias de Misiones, Chaco, Mendoza y Formosa”.
“Somos una comunidad que busca, en el día a día, la preservación de su cultura, religión y tradiciones, populares y religiosas. Después de la Segunda Guerra Mundial, con la llegada del comunismo y la formación de la URSS, la Iglesia Greco Católica Ucraniana pasó por una gran persecución por parte del régimen soviético. En 1946, nuestra Iglesia fue declarada ilegal. El apoyo para superar la crisis lo dio la Iglesia de la diáspora, con inmigrantes presentes principalmente en Canadá, Estados Unidos, Brasil y Argentina. Con el final de la Unión Soviética, en 1991, la Iglesia recuperó su autonomía en Ucrania. Hoy, es formada por 17 eparquías–diócesis, en Ucrania y otras tanto en la diáspora. Su sede está en la ciudad de Kiev, donde reside el arzobispo mayor, Sviatoslav Shevchuk, primado de toda la Iglesia de Rito Greco Católico Ucraniano”.
Precisó que “hoy la Iglesia sufre las consecuencias de la guerra de la misma manera como toda la sociedad ucraniana. Un país libre y soberano, con un desarrollo muy fuerte en los últimos años, se siente ultrajado con la invasión de la Federación Rusa. Esta invasión causó gran impacto en toda la sociedad. La Iglesia siente todo esto, pero está firme en su misión de ser el punto de equilibrio para toda la sociedad. Está abierta, saliendo al encuentro de los más necesitados, prestando auxilio a todos: no importa la religión, si es católico u ortodoxo, lo importante es salvar las vidas y la dignidad de las personas. Por esto, la Iglesia está presente. La misión de la Iglesia es estar al servicio del prójimo. Todas las dependencias de la Iglesia, en estos momentos, están abiertas para recibir a los necesitados, principalmente niños, ancianos, mujeres”.
-¿Qué tipo de ayuda?, indagamos.
-”Principalmente la hospitalidad, con dormitorios colectivos, cocinas para preparar la comida, el trabajo con otras familias para abrigar a los refugiados. En la ciudad de Xarkiv, una de las más bombardeadas es la del obispo local, quien continúa allí prestando ayuda a todos. Es admirable el número de voluntarios en todos estos tipos de acciones”.
“Otra misión importante es realizada a través del servicio de la Capellanía Militar. Son sacerdotes que están en la línea de frente para auxiliar a los soldados, ayudando a todos en sus necesidades espirituales. Desde la independencia en 1991, Ucrania siempre ha sufrido una continua presión de Rusia. Es un país joven, vulnerable, formando aún sus bases de gobernabilidad. Rusia siempre se ocupó de Ucrania en estos momentos de crisis. Lo que más causa preocupación a Rusia, es la continua apertura de Ucrania al mundo occidental”.
Finalmente, monseñor Daniel consideró los antecedentes del conflicto y la realidad actual. “Cuando en 2014 el presidente Yanukóvich se rehusó a firmar el acuerdo de cooperación con la Unión Europea, la sociedad se opuso, causando la revuelta de Maydan, que llamamos Revolución por la Dignidad. La gente protestó, acabando con la muerte de más de cien manifestantes y la renuncia del presidente. Inmediatamente, Rusia reaccionó, anexando a su territorio la provincia de Crimea, donde los rusos, a través de contratos firmados principalmente durante el gobierno de Yanukóvich, tienen su gran base naval sobre el Mar Negro. Inmediatamente, hubo la revuelta provocada por los rusos en la región de Donbass, fomentada por el gobierno de Putin. Son hechos concretos. Por esto, no sorprende el modo de actuar del gobierno ruso. Toda la apertura a occidente debe ser combatida. Rusia continúa siendo un país herméticamente cerrado en el mundo actual”.
“Sin duda que la guerra debería haber sido evitada. Es una cuestión de lucha entre el mundo occidental y Rusia, que proviene de los tiempos de la antigua Unión Soviética. Cuando la Ucrania, país europeo, de cultura occidental, quiso ejercer sus derechos de actuar de modo libre y soberano, Rusia se opuso. Por esto, la invasión y la tragedia que hoy vive Ucrania”.
Confirmó lo que se viene diciendo, que Putin pensaba que sería una invasión de algunos días y que su ejército sería aclamado como libertador.
“En la realidad, no es así. Todo esto es causado por el miedo de ser dominado por las nuevas corrientes de pensamiento, que busca siempre un mundo abierto, globalizado. Esto preocupa a Putin. En realidad, Rusia continúa con los mismos principios de los tiempos del régimen soviético: mantener la población distante de las influencias del mundo occidental”.
“En mi modo de pensar, sigue siendo un régimen oscuro y dictatorial. Todo lo que es contra del pensamiento de los dirigentes, es malo para el país. Lo mismo se puede decir de la Iglesia del Patriarcado de Moscú: para existir, debe pensar como los dirigentes del gobierno. Recemos por el fin de la guerra y por la armonía entre los pueblos”.
*La autora es escritora y poeta.